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Entrevista / Andrés Lasso Ruales / Cronista y periodista ecuatoriano radicado en argentina

"Los armenios no están en contra de los turcos"

Foto: cortesía de Andrés Lasso
Foto: cortesía de Andrés Lasso
21 de octubre de 2015 - 00:00 - Redacción Mundo

Hace 100 años, los armenios fueron deportados de forma masiva hasta las ciudades sirias Der Zor y Alepo. En el libro de Juan Pablo Artinian, Miradas sobre el genocidio, varios de los sobrevivientes cuentan cómo “todo era matanza, muerte y dormir en la calle. “Los turcos incendiaron nuestras casas”, relató a Artinian una ciudadana que tenía 5 o 6 años en 1915, cuando ocurrió el triunvirato de los Jóvenes turcos, quienes habrían decidido que los armenios eran la amenaza.

Este libro, al igual que otros como Los 40 días del Musa Dagh, fueron la inspiración del ecuatoriano Andrés Lasso Ruales, periodista radicado en Argentina y próximo a terminar su posgrado en Estudios Políticos y Territoriales.

—¿Por qué los armenios? —“De ellos y su historia se sabe poco en América Latina”, dice el joven de 34 años. Andrés creció rodeado de libros de la I Guerra Mundial, que reposaban en la biblioteca de su abuelo, pero no fue hasta que llegó a Argentina y tuvo contacto con la comunidad armenia que se sintió motivado a conocer y retratar su dolor y resiliencia. Se estima que 94 mil armenios viven en Buenos Aires. En esta capital hay personas como Artinian, a quien el ecuatoriano entrevistó a propósito de su libro.

Un siglo después del genocidio, que el gobierno turco aún no reconoce, los armenios vuelven a ser amenazados, esta vez por el grupo extremista Estado Islámico (EI). En las últimas décadas casi 100 mil armenios se radicaron en Siria, particularmente en Alepo. En la actualidad el EI los acusa de ser colaboradores al partido Baaz del presidente Bashar al-Asad, y han sido obligados a refugiarse en otros países.

“Se espera que una gran cantidad migre a Argentina, los primeros en llegar serían 10 familias”, cuenta Andrés. Sus incontables horas de trabajo y los testimonios recopilados en entrevistas lo ayudaron a construir el ensayo El arma delicada para resistir el dolor, el susurro de la cultura armenia, ganador del segundo lugar en el concurso de Ensayos Miradas de Iberoamérica, Memoria, Migrantes y Cultura, 2015.

¿Cómo están los armenios hoy cuando ha pasado un siglo de lo ocurrido? ¿Han perdonado?

Admiro la nobleza que tienen, he hablado con gente joven, padres y abuelos, de todo tipo y en realidad no tienen odio, lo que piden es reconocimiento a su cultura. Los armenios no están en contra de los turcos, como uno piensa, ellos creen que el pueblo turco también fue manipulado por líderes en el poder. Más bien los armenios odian la manipulación política que existe sobre lo que pasó. Su rechazo es al poder, buscan reconocimiento al atropello, exigen una especie de luto para los que sufrieron.

¿Por qué habla de un “susurro del pueblo armenio”?

Lo del susurro en el ensayo es porque la gran mayoría de los armenios que he conocido son prudentes, introvertidos, ellos tienen una capacidad de resiliencia increíble. Este susurro ha salvado su cultura, identidad y tradiciones. Una de las personas me contó que su abuelo salía a la calle, al barrio de la Boca en Buenos Aires me parece, y que susurraba en armenio, porque extrañaba su tierra y quizás lloraba pero no lo hacía frente a su familia. Eso me llamó la atención, esa manera de comunicarse, que puede salvar una cultura o identidad.

Hoy que Siria es atacada por el Estado Islámico, ¿son los armenios-sirios un blanco?

En Alepo los armenios-sirios descendientes están ahí por lo que pasó hace 100 años. Y al igual que antes cuando se quiso erradicar las minorías cristianas, y que usaron a la religión musulmana para hacerlo, los fanáticos de ISIS (Estado Islámico) están utilizando la fe para erradicar a quienes piensan diferente.

Entonces, ¿el problema es la política que usa a la religión?

Hay que destacar que no está mal ser musulmán, no es un problema de la religión, sino un mal uso de ella. Son los partidos políticos los que usan la fe para sus fines de territorio y de poder. El problema aquí es no aceptar al diferente, y para mí todo lo que ha pasado bien podría ser el inicio de la III Guerra Mundial, porque Rusia ya intervino, Irán ya está presente, a Estados Unidos no le gusta estas intervenciones, porque tiene bases en Turquía, y este último país coquetea con el gobierno norteamericano. En medio de todo esto renace el fanatismo y hay intereses geopolíticos. (I)

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