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El balotaje en la capital se realizará el 19 de julio
Los argentinos optan por el continuismo en 10 de los 12 distritos que fueron a las urnas
El eslogan “que se vayan todos” -el grito de guerra de las protestas sociales durante la crisis de diciembre de 2001- ya quedó atrás. Nadie recuerda el cántico que pedía “que no quede ni uno solo”. Los políticos eran una mala palabra, responsables de la mayor crisis económica y social de la historia de Argentina.
Catorce años después, el eslogan parece haber trastocado hacia un conformista “que se queden todos”. O al menos la mayoría. La ratificación de los oficialismos regionales -de distinto cuño político- se perfila como una fuerte tendencia en los comicios provinciales que se han disputado hasta hoy en el país austral, en el marco de un calendario electoral que concluirá el 25 de octubre con las presidenciales en las que se elegirá al sucesor de Cristina Fernández de Kirchner.
Cerca del 40% del padrón ya votó en los comicios escalonados -ya sea en primarias o en elecciones para cargos ejecutivos o legislativos- para designar a autoridades en 12 de los 22 distritos electorales que este año eligen autoridades. En 10 de ellos ha ganado el oficialismo provincial. El balance muestra que ha triunfado “quien estaba gobernando, de la tendencia que fuera”, resume el analista político Rosendo Fraga, director del Centro de Estudios para la Nueva Mayoría.
El único cambio palpable se vivió en la provincia andina de Mendoza, donde una alianza del arco opositor, liderada por la centrista Unión Cívica Radical (UCR), le arrebató la Gobernación al oficialista Frente para la Victoria. En Tierra del Fuego, en el extremo sur del país, hubo un cambio, pero leve: un aliado del gobierno nacional fue derrotado por el “kirchnerismo”.
En las provincias de Salta, Chaco y La Rioja (“kirchnerismo”), Santa Fe (socialismo), Neuquén (partido provincial aliado al gobierno nacional en el Congreso), Río Negro (peronista alejado del oficialismo y que mantiene independencia), La Pampa (peronista opositor), Corrientes (alianza encabezada por la UCR) y Córdoba (peronismo renovador) se apostó por la continuidad. También en la ciudad autónoma de Buenos Aires, donde el domingo pasado el candidato a jefe de gobierno de la derechista Propuesta Republicana (PRO), Horacio Rodríguez Larreta, obtuvo el 45,5% de los votos, pero irá a balotaje con Martín Lousteau, postulante del frente ECO -paradójicamente su aliado en el país- que sumó el 25,6%. Detrás quedó el “kirchnerista” Mariano Recalde con el 21,8%.
El balotaje en la capital argentina se realizará el 19 de julio, 20 días antes de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) del 9 de agosto, en las que se elegirán los distintos candidatos presidenciales.
“No es fácil ganarle a quien gobierna en este momento, no solo en Argentina, sino también en la mayoría de los países de América Latina”, dice Fraga.
Desde las primarias inauguradas en la provincia de Salta -fronteriza con Bolivia- el 12 de abril pasado, estaban habilitadas para votar 12’552.983 personas, que representan el 39,19% del padrón electoral nacional.
En las últimas elecciones, en 2011, en las que resultó reelecta Cristina Fernández con el 54% de los sufragios, se impusieron los oficialismos en 20 de los 22 distritos que se pusieron en juego ejecutivos regionales. Si bien las elecciones provinciales anticipadas no pueden predecir resultados nacionales, suelen ser un termómetro del humor social del electorado.
Ahora todas las miradas apuntan a las primarias nacionales del 9 de agosto, que actuará de hecho como un gran sondeo a cielo abierto. En estas elecciones es obligatorio votar. Cada ciudadano debe elegir en la interna de qué partido o alianza participar, por lo que el candidato más votado emergerá como el postulante más fuerte de frente a las elecciones de octubre.
Según las encuestas, el candidato “kirchnerista” Daniel Scioli es el favorito, seguido por el derechista alcalde de la ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, del PRO, y más atrás el peronista renovador y actual diputado Sergio Massa. Resultará electo quien obtenga el 45% de los votos o 40% con 10 puntos de ventaja sobre el segundo más votado, según establece la Constitución nacional, caso contrario habrá balotaje.
La oposición (en sus distintas vertientes) se jacta de haber ganado en los distritos más populosos como Córdoba, Santa Fe y la ciudad de Buenos Aires. Pero la madre de todas las batallas se dará el 9 de agosto en las internas de la provincia de Buenos Aires, donde vota el 37% del padrón del país y bastión del “kirchnerismo”. Ese también habrá elecciones en otras 9 provincias. (I)