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Especial coronavirus

Cinco líderes instan a dejar de lado batallas geopolíticas territoriales

Varias personas caminan por las calles de Roma con mascarillas y manteniendo el distanciamiento social recomendado para reducir el número de contagios por el nuevo coronavirus.
Varias personas caminan por las calles de Roma con mascarillas y manteniendo el distanciamiento social recomendado para reducir el número de contagios por el nuevo coronavirus.
Foto: Anadolu
01 de abril de 2020 - 00:00 - Redacción internacionales

La pandemia del nuevo coronavirus, conocido como covid-19, afecta al mundo. El virus, cuyo epicentro se sitúa en la provincia china de Hubei, se expandió rápidamente con miles de personas fallecidas y cientos de miles de contagiadas.

La crisis de salud obliga a los líderes mundiales a tomar medidas sanitarias drásticas, distanciamiento social, cierre de fronteras y confinamiento. Decisiones necesarias, pero que también encienden las alarmas por el deterioro de la economía global y el futuro inmediato de las sociedades.

En este escenario, en un artículo publicado en el Diario Financial Times bajo el título “Cinco líderes mundiales: no hay tiempo para batallas geopolíticas territoriales”, el presidente de Ecuador, Lenín Moreno, y sus homólogos Frank-Walter Steinmeier, de Alemania; Halimah Yacob, de Singapur; Sahle-Work Zewde, de Etiopía, junto al Rey Abdalá II, de Jordania, plantean que es el momento de dejar de lado nacionalismos y actuar globalmente en un marco de cooperación y solidaridad. A continuación el texto.

“Nuestras naciones, sociedades y economías se están ralentizando, al punto de paralizarse frente a una amenaza global, externa, que trasciende fronteras, etnicidades y credos. La vida pública ha llegado casi a un punto muerto. Sin embargo, estas medidas sin precedentes de distanciamiento social serán difíciles de mantener por un largo período de tiempo.

Las naciones se están retrayendo en el intento de hacer frente a la pandemia del coronavirus, cerrando fronteras e imponiendo medidas drásticas en un retiro que deja a cada país valiéndose por sí mismo. No obstante, podemos contener y contrarrestar el covid-19, de forma efectiva, al romper barreras que obstaculizan el intercambio de conocimiento y cooperación.

Las crisis como esta tienden a sacar tanto lo mejor como lo peor de las personas. Es nuestra responsabilidad, como líderes, promover lo primero y contener lo segundo. Nuestros países se encuentran en diferentes fases de la crisis, pero todos vemos y admiramos el fuerte espíritu de solidaridad y a las personas que, con pasión, tratan de salvar vidas o mantener en funcionamiento los servicios indispensables. Ellos nos dan esperanza y nos ofrecen la inspiración de que nuestras sociedades no solo soportarán esta crisis, sino también saldrán más fuertes y conectadas.

Del mismo modo, la forma más convincente de atender la dimensión global de la crisis, es a través de una mayor cooperación y solidaridad. Existe una lección principal que aprender de la experiencia humana: casi todas las plagas que afectaron a la humanidad: tuberculosis, viruela, Ebola, Sida, han sido derrotadas por la medicina moderna mediante terapias y vacunas. El intercambio de conocimientos y la investigación acelerada, impulsados por una red mundial de científicos, también ofrecerá la última respuesta a nuestro actual predicamento. Esta es una crisis global. La demora en acciones significa muerte. Todos nos enfrentamos al mismo enemigo y estamos aquí para ganar juntando a toda la fuerza de la humanidad para pelear contra él. No habrá victoria sobre el virus en uno o algunos países, por sí solos. Todos tenemos algo que contribuir, sumar, independientemente del tamaño que tengan nuestras economías y poblaciones.

Saludamos el compromiso de los líderes del G20 de hacer todo lo posible para atender la crisis. Apoyamos completamente el llamado global humanitario del Secretario General de la ONU. Pero ninguna entidad mundial puede alcanzar a cubrir los elementos médicos, económicos y políticos necesarios para producir una vacuna para todos los que la necesitan. Tenemos la firme convicción de que debemos construir una verdadera alianza global para movilizar el ingenio humano y solidaridad.

Basándonos en el trabajo de la Organización Mundial de la Salud, hacemos un llamado al Grupo del Banco Central, el FMI, la Cruz Roja Internacional y la Media Luna Roja, las alianzas de vacunas internacionales, fundaciones filantrópicas, científicos y compañías farmacéuticas del sector privado, para unir fuerzas.

Esta nueva alianza global deberá comprometerse con cuatro objetivos principales. Primero, debemos acelerar la investigación y desarrollo de tratamientos y vacunas mediante ciencia abierta y transparente y potenciando financiamiento. Segundo, debemos asegurar la rápida producción y distribución de kits de pruebas y equipo médico para todos. Tercero, debemos ampliar rápidamente la producción y garantizar la justa y equitativa distribución de futuras terapias y vacunas en todos los rincones del mundo, incluyendo las poblaciones vulnerables, como los refugiados.

Cuarto, debemos articular los grandes beneficios de una respuesta coordinada, cooperativa y global a la crisis, enfocándonos en la prestación de un posible tratamiento y vacuna como un ejemplar “bien público mundial”.

Reconocemos que dicha alianza multilateral no será fácil de construir o manejar. Pero creemos que todos los esfuerzos valen la pena. Este no es el momento para batallas territoriales geopolíticas.

Nos damos cuenta de que nuestras sociedades no serán las mismas después de la crisis y el mundo donde vivimos también será diferente. Desafiamos a todos aquellos que pretenden saber que será un mundo más pobre y frío, con personas y naciones que mantienen distancia la una de la otra.

Nuestras decisiones en las próximas semanas y meses determinarán cómo se verá el mundo el día de mañana. La internacionalización del desarrollo, manufactura y distribución de tratamientos y vacunas, no solo ofrecerá el antídoto al virus sino también a las grietas políticas que surgieron a partir del brote. Esta pandemia no perdonará a ningún país, sin importar cuan avanzada sea su economía, sus capacidades o tecnología. Ante el virus, todos somos iguales y debemos trabajar juntos para derrotarlo. Confiamos que, si centralizamos todos los conocimientos y nuestros esfuerzos, podemos y seremos salvados una vez más por el ingenio humano.

Logremos alcanzar este espíritu de solidaridad, preocupándonos por todos, de cualquier nacionalidad, sean pobres o ricos, viejos o jóvenes, mujeres u hombres. Esto salvará muchas vidas. Sacará lo mejor de cada uno de nosotros y convertirá al mundo del mañana en un mejor lugar”. (O)

Pandemia
Los contagios
El nuevo coronavirus ha infectado a más de 823.000 personas en todo el mundo, la mayoría en EE.UU. con más de 165.000 casos y superando a China (81.518). Italia es el segundo país más afectado (105.792) y España el tercero (94.400).

41 mil personas han fallecido hasta finales de marzo a nivel planetario y los recuperados suman 174.000.

América Latina
El covid-19 también se ha propagado por América Latina. Ecuador, Argentina, Colombia, Perú, entre otros, ordenaron el confinamiento de sus poblaciones. (I)

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