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11.000 personas se dedicarían a la crianza de reses de lidia

Las fiestas con toros en España cobran la vida de 12 personas durante 2015

Uno de los encierros con caballos y toros se realizó el martes pasado en las calles de Segorbe, en España. Foto: AFP
Uno de los encierros con caballos y toros se realizó el martes pasado en las calles de Segorbe, en España. Foto: AFP
10 de septiembre de 2015 - 00:00 - Gorka Castillo. Corresponsal en Madrid

El verano que ya concluye por las latitudes ibéricas es también la fiesta de los toros. Y este año ha sido dramático. La muerte de un aficionado en la última semana de agosto corneado por una res brava en Cuenca aumenta a 12 los fallecidos en estos espectáculos durante 2015, la cifra más alta de los últimos 15 años.

En total, desde 2000, 74 personas   fallecieron en España en esta clase de eventos en los que el toro no se lidia en una plaza sino que se enfrenta solo a una muchedumbre descontrolada. Estos sucesos reavivaron la polémica sobre unas celebraciones que suscitan enconados debates.

“Dentro de los miles de actos taurinos que se celebran en el Estado la verdad es que ocurren desgracias que sentimos todos de corazón”, admite Daniel Gómez, presidente del Club Taurino de Bilbao. Su afición por los toros le viene de antiguo y considera que este tipo de debates con “gente moderna” y “en los años que estamos” no tiene sentido. “Hay muchos ciudadanos a los que nos gustan los toros y al igual que nosotros respetamos otras prácticas, también exigimos respeto”.

En cuanto a las víctimas de este año, abunda en que la mayor parte de los accidentes ocurre por problemas de alcohol del damnificado o por ser personas mayores superadas por los acontecimientos. “Son el resultado de pequeñas imprudencias con trágicas consecuencias”, clama. Y asegura que ya se toman las medidas de seguridad pertinentes, como controlar a los corredores de los encierros masivos que ciudades como Pamplona celebran al amanecer tras una noche de fiesta con alcoholímetros, pero que nada es infalible. “No se puede poner a un policía detrás de cada persona que quiere correr delante de un toro”.

Lucía Ibáñez es miembro del colectivo antitaurino de Madrid y participa en las protestas que los partidarios de proteger los derechos de los animales realiza en la comunidad. No tiene pelos en la lengua y califica de “estúpida” la postura de Gómez. “Es increíble que con estas cifras se continúen organizando y promocionando festejos con toros de lidia con dinero público”. Alega que hay alternativas más baratas, seguras y que hay necesidades sociales que deberían estar por encima de este tipo de eventos. “La vida de los toros parece que no vale nada, ¿pero y la de los seres humanos?”, se pregunta.

Varios activistas de la asociación Gladiadores por la Paz han viajado recientemente hasta el Vaticano con el objetivo de entregar una carta al papa Francisco, en la que piden la “desvinculación expresa” de la Iglesia católica con el Toro de la Vega de Tordesillas, en Valladolid, un festejo en el que cientos de personas acribillan poco a poco con dardos a un toro al que aguarda una muerte lenta, y con otros festejos taurinos similares “en honor de santos y vírgenes”,  explica a ELTÉLEGRAFO uno de sus portavoces.  

Y por el momento, asegura que están ganando la batalla. Al menos en cuanto a cifras, la tauromaquia que inventaron los pueblos árabes como festejo sin muerte pierde seguidores en España. En el último año Palma de Mallorca y La Coruña suspendieron las corridas de toros que se celebraban durante sus fiestas patronales, que se unen a Canarias y Cataluña que tienen abolidos estos actos  hace   varios años. Además, capitales de provincia como Madrid, Zaragoza, Huesca, Valencia y otros 20 municipios han retirado el apoyo a lo que algunos califican como “fiesta nacional”.

Respaldo del Gobierno

El Gobierno del PP considera que esta oleada antitaurina en España puede tener graves consecuencias a corto plazo. Para empezar, señalan que la raza brava corre serio peligro si se suprimen las corridas y dejará  desempleado a un sector que ocupa a más de 11.000 personas de forma directa.

Por este motivo se emprendió una campaña de limpieza de imagen del festejo. En medio del peor momento de su historia, con un desplome del 59% en los últimos siete años en cuanto al número de corridas, el principal canal de la televisión pública nacional retransmitió el pasado 13 de agosto un festejo que contó con la presencia del rey abdicado Juan Carlos de Borbón y de parte de su familia.

TVE llevaba nueve años dando la espalda a los toros y la medida ha pasado casi inadvertida. “Las cifras de audiencia difundida indican que llegó a cerca de 900.000 espectadores pero están infladas de forma interesada. No tenemos la más mínima duda. A las 18 horas de una tarde de verano en España, la gente está en la playa, no frente a un televisor”, indica Lucía Ibáñez.  

Con todo, los ganaderos lanzaron un grito de auxilio para mantener en condiciones las costosas dehesas donde crían a estos imponentes animales, algo más de 280.000 hectáreas valoradas en alrededor de 1.900 millones de euros. Lucía tiene claro que el único animal que rentabilizaba estos terrenos “es el cerdo de bellota”.

Para ella, como para todos los que piden el fin de la fiesta, o al menos la supresión de la muerte del animal, todo forma parte de un negocio. (I)

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