"Las empresas españolas crecen en connivencia con el Estado"

Rubén Juste (Toledo, 1985) comenzó a investigar una de las instituciones más opacas de España, el conglomerado formado en torno al índice bursátil IBEX 35, nada más concluir sus estudios de sociología en la Universidad Complutense de Madrid.

El objetivo era elaborar una tesis doctoral consistente y novedosa, fruto de una investigación concienzuda que se materializó 6 años más tarde en su  obra IBEX 35, una historia herética de poder en España, un libro que cerró el círculo discursivo de un partido político como Unidos Podemos para explicar qué ha pasado en este país.

Durante ese tiempo sufrió los zarpazos de la crisis financiera que, como suele ser habitual, lo obligó a emigrar. Primero a Australia, luego a Paraguay, donde trabajó como consultor político para el Frente Guasú durante el mandato de Fernando Lugo hasta su destitución como presidente. Posteriormente también fue consejero para Avanza País. Dejó Paraguay y se estableció en Ecuador durante un año, trabajando en la Universidad Andina Simón Bolívar.

¿Cómo surge la idea de investigar al IBEX 35?

Surge en 2010 con mi tesis doctoral en sociología centrada en el papel desempeñado por unos poderes financieros aparentemente benévolos como eran entonces las cajas de ahorro, un caso único en Europa, en la crisis económica. Ahí nace todo. En la curiosidad por averiguar qué había detrás de la caída de estas entidades bancarias, que nos afectó a todos con el tema de las hipotecas y qué actores se encontraban detrás de esos movimientos que desembocaron en el rescate financiero.

¿Qué le sorprendió de su descubrimiento?

Que existe una historia política detrás de las grandes empresas españolas. Son corporaciones que crecen en connivencia con el Estado durante un extenso período que abarca desde la dictadura franquista hasta la democracia. Son corporaciones dirigidas por familias que se aprovecharon de la falta de libertades para hacer negocios y que después continuaron nutriendo sus consejos de administración con miembros de gobiernos democráticos, empezando por varios ministros de Felipe González. Son las conocidas como ‘puertas giratorias’, es decir, dirigentes políticos que pasan de ser legisladores a dirigir poderosas corporaciones privadas beneficiadas por esas leyes que previamente diseñaron. Todo esto era algo que se intuía en España, pero en el libro se desgrana quiénes son.

Ponga un ejemplo...

La ley del suelo de José María Aznar provocó el crecimiento de las empresas constructoras favorecidas, además, por los créditos de las cajas de ahorros que se encontraban bajo control de una compleja arquitectura financiera apoyada por el expresidente español. Todo este entramado es lo que denominamos ‘La trama’, es decir, el grupo de empresarios y políticos que mantienen una vinculación por la reciprocidad en sus relaciones de interés.  

¿Fue una maniobra premeditada para enriquecerse de manera ilícita?

No lo creo. Fue el resultado de la transición institucional que hubo en España. Un ejemplo es la diferencia de trato que una institución supervisora del Estado como la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) dispensó a los grandes bufetes de abogados, que acudían a pedir consejo para emitir acciones y otros procesos, y a los ciudadanos que llegaban a pedir respaldo en los momentos más duros de la crisis y que eran enviados de un sitio a otro como si no tuvieran nada que ver con ellos. Eso es, precisamente, lo que desvela el libro: cómo unas instituciones que deberían estar al servicio de los ciudadanos empiezan a estar al servicio de los grandes poderes económicos.

Eso significa que una parte del Estado dejó de cumplir su función pública por favorecer intereses económicos privados.

Es la evolución de un Estado monopolizado por un grupo al que una pesada losa de corrupción heredada del franquismo le empuja a estrechar los lazos existentes entre los poderes políticos y económicos. El ejemplo más claro es el caso del Partido Popular (PP), que siente ahora que debe estar más vinculado con aquellos empresarios a los que favoreció que a sus propios votantes, como se puede comprobar con la ley del silencio que ha aplicado en instituciones como la Policía o la propia CNMV para que no se sepa bien lo que ha sucedido de verdad en estos años.

Los analistas critican que su trabajo carece de rigor económico...

Tampoco lo pretendo porque no soy economista. Sin embargo, el momento actual es propicio para una lectura como esta, que habla de la corrupción, de las formas políticas que adopta, de que el PP estuvo en el centro de una estructura económica de grandes empresas a las que cobraba comisiones. Quiero decir que tampoco está al servicio de una determinada fuerza política. El hecho de que este relato, que no es el único, haya sido asumido por Podemos tiene que ver con su apuesta frontal en temas como la corrupción y las comisiones de financiación ilegales. Pero la lectura podría ser admitida por otras formaciones sin excesivos problemas porque es el relato de unos acontecimientos que la mayoría de la sociedad ya intuía en mayor o menor medida.

¿Por qué los grandes medios de comunicación casi ni han analizado su libro?

Porque hablar de las relaciones internas del IBEX 35, el índice bursátil español conformado por 35 empresas, es muy controvertido. El director general de la multinacional Indra, la principal empresa involucrada en la corrupción madrileña, compró el libro y me dijo que me haría una crítica si algo no le gustaba. Sin embargo, no me ha comentado nada hasta ahora. Supongo que no le agradó nada o que aceptó todo.

¿Cree usted que han empezado a cambiar las cosas en España?

A nivel social hay un mayor nivel de exigencia que hace unos años. Ya no se aceptan simples cambios cosméticos. La sociedad española empieza a exigir que las instituciones públicas rindan cuentas y sean transparentes. Los partidos políticos, especialmente el PP, lo han entendido de manera parcial y no comprenden el motivo de tanto escándalo. Eso empieza a vislumbrar una contradicción en España: el poder político ya no refleja los deseos de esta sociedad evolucionada.

Entonces, ¿por qué el PP sigue ganando las elecciones?

Tiene que ver con algo fundamental: el miedo. Cuando se presentan momentos históricos donde existe la posibilidad de un cambio, el poder utiliza todo tipo de resortes para expandir la idea de que está en riesgo cualquier modelo de vida. Se mantiene porque el miedo es una forma de cultura política, lo que en cierto modo les empuja a pensar que la historia ya ha empezado a exculparles porque siguen votando por ellos, pero no perciben que les está minando progresivamente, ya que cada elección se aprecia que les votan menos. Paradójicamente esto les neutraliza para crecer bajo mecanismos políticos diferentes porque no saben cómo acercarse a la ciudadanía.

¿Cuál sería el siguiente capítulo sobre las vinculaciones entre poder político y económico en España?

La presencia de las empresas del IBEX 35 en Latinoamérica. Es la interconexión de una historia común. La mayor parte de su negocio está en América Latina y la principal corporación es Telefónica, que logró grandes contratos en la década neoliberal aprovechando la debilidad de los Estados cuando empezaron a desprenderse de activos para equilibrar sus presupuestos financieros. Hay tramas de corrupción en países como México o Colombia, en donde las empresas españolas están involucradas directamente. (I)

DATOS

Rubén Juste es licenciado y doctor en Sociología por la Universidad Complutense de Madrid; es investigador y consultor político.

La investigación principal ha sido la estrecha relación entre las élites políticas y económicas en España, analizando cómo estas relaciones manejan la política del país, desde los procesos de privatización de las grandes empresas públicas hasta la pérdida de soberanía cuando  incluso han pasado a pertenecer a grandes capitales extranjeros. (I)