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Las elecciones legislativas definirán el futuro del gobierno de Macri en 2017

El presidente argentino, Mauricio Macri, pronuncia un discurso durante un acto en Palermo, Buenos Aires.
El presidente argentino, Mauricio Macri, pronuncia un discurso durante un acto en Palermo, Buenos Aires.
Foto: AFP
03 de enero de 2017 - 00:00 - Marcelo Izquierdo, corresponsal en Argentina

El 2017 será crucial para la presidencia de Mauricio Macri en Argentina. Después de un año difícil con un agravamiento social y económico palpable y escaso margen de maniobra en el Congreso, donde tiene minoría en ambas cámaras, el gobierno afrontará en octubre elecciones legislativas que definirán su futuro.

Pero, ¿cómo piensan hoy los argentinos después de un año negativo en materia económica y social? La respuesta es contradictoria: se quejan mucho de la realidad, pero no tanto de su presidente.

Es así que Macri sigue manteniendo una buena imagen en el electorado, especialmente en aquellos que lo votaron. Un sondeo de la consultora Ricardo Rouvier reveló que la popularidad del presidente alcanza el 53,6% contra una evaluación negativa del 43,7%.

Sin embargo, esa popularidad navega en aguas turbulentas. Debajo de la alfombra de su primer año de gestión, Macri escondió 1,4 millones de nuevos pobres, puso “tarifazos” de servicios esenciales, generó una inflación de más del 40%, una brutal caída del consumo y un ejército de desempleados.

Los referentes de la alianza oficialista Cambiemos -y en especial el “gurú” de su equipo de asesores Jaime Durán Barba- saben que esa popularidad de Macri puede desvanecerse si no logra revertir en el corto plazo el proceso inflacionario. Además las encuestas con vistas a los comicios no van a la par de la popularidad de un jefe de Estado sin carisma y que nunca pudo arrastrar a las masas como sí lo hicieron otros mandatarios como la propia Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015) o, más allá en el tiempo, Raúl Alfonsín (1989-99).

Otro sondeo de Ricardo Rouvier, al que tuvo acceso EL TELÉGRAFO, marcó la cancha de Cambiemos con límites bien definidos y una advertencia. El “kirchnerista” Frente para la Victoria, golpeado por resonantes casos de corrupción, no está acabado ni es historia como suelen afirmar dirigentes oficialistas y algunos periodistas.

El sondeo, realizado del 12 al 19 de diciembre vía telefónica entre 3.000 personas, mostró un dato revelador: uno de cada tres electores de la provincia de Buenos Aires, la más rica del país y que agrupa al 40% del padrón electoral nacional,  afirma que votará por el Frente para la Victoria.

Mientras que Cristina Fernández afronta causas en la justicia que podrían incluso llevarla a prisión -entre ellas en la que es investigada por “lavado de dinero” o por defraudación a la administración pública en el caso denominado “dólar futuro”-crece en el “kirchnerismo” el clamor de que la expresidenta encabece la lista para diputados nacionales en territorio bonaerense.

La encuesta señala que el 31,3%  votaría por el Frente para la Victoria, de hecho hoy convertido en una línea interna del Partido Justicialista (peronismo). Detrás se ubica Cambiemos con el 27,4% de las intenciones de voto y luego el Frente Renovador (también peronista) con el 10,1%, aunque este sector crece 15 puntos cuando al encuestado se le menciona que está liderado por el excandidato presidencial y actual diputado Sergio Massa.

En concreto, el universo electoral se divide en tres porciones bien definidas, dos de ellas de extracción peronista. Incluso la encuesta menciona que otro 6,2% del electorado anuncia que votará por el Partido Justicialista, o sea... por el peronismo. Así, el partido fundado por Juan Domingo Perón reuniría el 62,8%  de los votos en la provincia de Buenos Aires de acuerdo con este sondeo.

Los rostros de los dirigentes de Cambiemos trastocan en una mueca amarga cuando piensan que la dirigencia peronista negocia desde hace meses para unir a las distintas vertientes en una sola lista electoral, algo que parece difícil teniendo en cuenta que el partido agrupa a sectores de izquierda y derecha que hoy asoman irreconciliables, en especial por una desconfianza generalizada –que se traduce en rechazo- hacia el ala juvenil del “kirchnerismo” llamada La Cámpora, la más radicalizada del movimiento.

“Debemos mirar hacia adelante porque el presente nos obliga a eso. Mientras seguimos discutiendo, Macri sigue haciendo de las suyas. El peronismo debe convocar a todos los sectores. ¿Tiene sentido seguir discutiendo con el que está al lado cuando la pobreza aumenta, el desempleo aumenta, la inflación no para y el déficit fiscal tampoco para de crecer”, resume Alberto Fernández,  exjefe de gabinete de Néstor Kirchner y hoy con el Frente Renovador de Massa.

El Partido Justicialista de la provincia de Buenos Aires dio un paso trascendental hacia la unidad, aprobando cambios en su estructura con seis apoderados que representan a sectores internos no solo a nivel bonaerense sino también nacional. También se armó una mesa de acción política donde cada sector tendrá un delegado. Ahora se prepara un congreso partidario para aplicar estos cambios. Resta saber qué rol tendrá la expresidenta Fernández y si se formalizará su candidatura a diputada, algo que es rechazado de plano desde el ala renovadora.

Pero Cristina, como la conocen en Argentina, es hoy la figura que más arrastra dentro del peronismo.  Lo dicen las encuestas.

“El PJ (Partido Justicialista) logra un porcentaje bajo y se subraya que el FpV (Frente para la Victoria) obtiene  más menciones que el Partido Justicialista”, señala el sondeo de Ricardo Rouvier. (I)  

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