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El mayor logro de esta lucha política fue el nacimiento de una nueva Constitución

‘Las armas no resuelven los problemas sino que los agravan’ (Galería)

Una mujer coloca flores en una bandera de M-19 en la conmemoración del 25 aniversario de los acuerdos de paz con el gobierno en Medellín, departamento de Antioquia. Foto: AFP
Una mujer coloca flores en una bandera de M-19 en la conmemoración del 25 aniversario de los acuerdos de paz con el gobierno en Medellín, departamento de Antioquia. Foto: AFP
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Con la entrega de las armas fundidas hace 25 años, los antiguos militantes del grupo guerrillero M-19  confirmaron ante el Gobierno colombiano su voluntad política de tomarse el poder sin recurrir a la fuerza.  Los lingotes de acero que fueron entregados en la plaza de Bolívar de Bogotá, al presidente Juan Manual Santos, representan para muchos exguerrilleros un símbolo de lo que fue su lucha revolucionaria.

 “Las armas fundidas pueden hacer más que las armas en uso”, dijo Antonio Navarro Wolff después de poner los 29 lingotes a disposición de la Presidencia de la República para que se construya un monumento por la paz de Colombia. Su idea fue secundada por el también exguerrillero Gustavo Petro.

Una muestra de que la lucha política sigue adelante es que hoy Navarro Wolff es senador de la República y Petro es el alcalde Mayor de Bogotá. Hace 25 años renunciaron a la vida de insurgente y, al igual que la totalidad de hombres y mujeres del M-19, se desmovilizaron después de un acuerdo de paz, como el que ahora negocia el gobierno de Santos con las guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).  

Precisamente, al conmemorar un cuarto de siglo desde que se firmó el acuerdo de paz, Navarro Wolff comentó a EL TELÉGRAFO las ‘lecciones aprendidas’ sobre lo que han dejado estos años de proceso con esa guerrilla que dejó las armas y llevó su lucha por la vía política.

Navarro aseguró que varias de esas lecciones deben ser aplicadas al proceso de paz que se desarrolla con las FARC, donde destacó que “la solución jurídica debe ser para todos los participantes en el conflicto. Militares presos y exguerrilleros libres es una situación insostenible”, consideró y agregó que “no es automático que castigos severos signifiquen menor reincidencia”.

Hacia el futuro

Aseguró que con el proceso de Justicia y Paz, si bien existieron penas severas, muchos de los subalternos terminaron perteneciendo a las bancadas criminales, Bacrim, por lo que señaló la necesidad de priorizar el empleo para los desmovilizados, así como la educación para un efectivo proceso de reinserción.

Señaló que los guerrilleros que dejen las armas deben continuar organizados, que el Estado debe hacer una presencia integral en los territorios, y que incorporar desmovilizados a cuerpos de seguridad del país es posible.

Navarro afirmó que “a la paz negociada no se le puede pedir que resuelva todos los problemas de la sociedad” y lo más importante, según el senador, es que “hay que ganarse el corazón y el respaldo de la opinión pública para la paz”, al igual que para la acción política en el posconflicto. Le envió un mensaje a la guerrilla de las FARC, señalando que “el perdón y la reconciliación son posibles, las armas no resuelven los problemas, en vez de resolverlos los agravan”.

La Constitución

Por su parte, el alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, dijo a este diario que “la Constitución Política de 1991 fue fruto del proceso de paz que se adelantó entre el Gobierno Nacional y los representantes del M-19, en hechos que se registraron hace 25 años”.

Para el mandatario distrital, dichos acercamientos y negociaciones “le enviaron un mensaje claro a la sociedad colombiana: “el diálogo puede generar la paz y esto arroja en positivo la Constitución de 1991, ese es el hijo de la paz”.
“Es un cuarto de siglo de paz, es una generación de jóvenes que decide decirle a la sociedad colombiana que este camino de armarnos puede reemplazarse por un camino abierto de diálogo”, aseguró el burgomaestre.

Señaló que pese a que “la Constitución es un símbolo de paz, muchos de sus artículos no se cumplen ni se aplican. Entonces aquí están nuestras luchas, no las de hace 25 años, sino las de ahora, que siguen en pie desde la parte política”.

Las puertas a la paz

De otro lado, para el politólogo Rodrigo Garzón el significado de ese proceso de paz que rubricaron el gobierno y el movimiento subversivo M-19, ocurrido hace 25 años, “abrió las puertas a otros procesos con otras organizaciones, y fue la excusa para que se convocara una asamblea nacional constituyente, para asumir el reto de profundizar la democracia, la inclusión, el reconocimiento, los derechos y la diversidad en Colombia”.

El experto señaló que “el país tenía abierta una gran herida: la toma del Palacio de Justicia por parte del grupo guerrillero que dejaba las armas y se abría paso a la vida civil y política a través del movimiento proselitista que se llamó Alianza Democrática M-19. Una lista encabezada por Antonio Navarro Wolff llevó a la constituyente 19 miembros, lo que dejó claro que gran parte del país estuvo no solo de acuerdo con el proceso de paz, sino que apoyó a quienes cambiaron las armas por el discurso político”.

En ese sentido, parecía que muchos colombianos habían perdonado al M-19 de ese holocausto que provocaron con la toma del Palacio.

A pesar del tiempo, 30 años de la toma, “hay heridas que aún siguen abiertas, que no se olvidan”.

A Navarro le han preguntado sobre el asunto y ha contestado que los guerrilleros que estuvieron en el Palacio pagaron con sus vidas ese error.

Murieron magistrados, jueces, abogados y muchos otros empleados y usuarios del Palacio, pero también los insurgentes. Los hijos de las víctimas no olvidan, incluyendo las víctimas que puso el M-19, pero la mayoría ha perdonado.

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