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La renuncia de Monedero abre crisis en Podemos

El exsecretario de Podemos, Juan Carlos Monedero (izq.), junto al líder del partido, Pablo Iglesias, en Madrid. Foto: AFP
El exsecretario de Podemos, Juan Carlos Monedero (izq.), junto al líder del partido, Pablo Iglesias, en Madrid. Foto: AFP
03 de mayo de 2015 - 00:00 - Gorka Castillo. Corresponsal en Madrid

Juan Carlos Monedero, fundador de Podemos, el partido que aspira a dar un vuelco completo a la política española, dimitió el jueves de todos sus cargos y anunció que abandona el primer plano de la formación liderada por Pablo Iglesias. La inesperada decisión ha caído como un jarro de agua fría en los miles de simpatizantes del partido que ven que las expectativas de ganar las elecciones locales y autonómicas del 24 de mayo se reducen de forma considerable. Monedero, un hombre clave en la construcción política del emergente partido, anunció su dimisión en una radio de internet con escasa audiencia y alegó diferencias irreconciliables con algunos miembros de la dirección de Podemos. “A veces nos parecemos a lo que queremos sustituir”, explicó el politólogo español antes de reconocer “tensiones internas” entre personas “más moderadas” y aquellas que apuestan más “por la raíz de las cosas”, como es su caso. 

La noticia ha provocado un terremoto político en España ya que Monedero ha sido el dirigente que más ha trabajado con la base del partido y quien se ha encargado de limar las asperezas existentes entre las diversas corrientes de la formación. Considerado el número tres, fue blanco de las críticas de los sectores más conservadores de España tras publicarse que trabajó como asesor económico de Hugo Chávez.

Sin embargo, la presión a la que ha sido sometido por los medios de comunicación más influyentes del país no tuvo excesiva repercusión en la intención de voto que la mayoría de las encuestas vislumbraban para el partido de Pablo Iglesias. Podemos continuó encabezando todos los sondeos pese a las campañas que se abrieron para desprestigiar su discurso transformador. Calificado de “ideólogo bolivariano” y “amigo de dictadores”, entre otras muchas lindezas, Monedero mostró la cintura suficiente para evitar colisiones en un ambiente político cada vez más encendido y optó por refugiarse en los foros de debate de su partido.

Sin embargo, algunas de las últimas apariciones del líder Pablo Iglesias no fueron bien recibidas por las bases de Podemos. En concreto, criticaron su actitud con el rey de España durante la recepción en el Parlamento europeo de hace tres semanas. Aquel día, Iglesias regaló al monarca la colección de una exitosa serie de televisión delante de cientos de cámaras y periodistas. Ese gesto tampoco agradó a Monedero y pudo ser la gota que desbordó el vaso de la paciencia. Otra de las grietas abiertas y que no terminaban de cerrarse era su distanciamiento con Carolina Bescansa, secretaria de Análisis Político del partido, por su defensa a ultranza de dos estructuras diferenciadas dentro de Podemos, “una para ganar y otra para protestar”.

Monedero exigió más claridad. “Podemos ha de volver a sus orígenes. Tenemos que prestar más atención al lugar de donde venimos, a lo que nos dio origen, más que al lugar donde queremos ir”, reiteró poco antes de anunciar su renuncia. Pero esta decisión no se produce en el mejor momento. Si en febrero el ascenso era meteórico de la formación y las encuestas auguraban su victoria, en las últimas semanas comenzaban a trascender algunos estudios demoscópicos que los situaba por debajo del PP, el PSOE, incluso, de Ciudadanos. Esta tendencia a la baja  producía un replanteamiento interno de la estrategia cuyo reflejo han sido algunos artículos de opinión de personajes que han resultado determinantes en la configuración ideológica de Podemos. El temor a que Ciudadanos, el partido neoliberal de Albert Rivera, esté mordiendo votos a la formación de Iglesias abrió la discusión sobre la conveniencia, o no, de superar “los significantes flotantes” de Ernesto Laclau, referente de Íñigo Errejón, el número dos, y conformar un discurso más profundo. “Más Kant y menos Laclau”, censuraba hace unos días en público Carlos Fernández Liria, filósofo y arquitecto ideológico de Podemos.

La reacción de la secretaría general del partido a la renuncia de Juan Carlos Monedero ha sido inmediata. Pablo Iglesias reconoció ayer que siempre será un hombre “imprescindible para mí y para nosotros. Necesitamos su aguijón, con más libertad para poner el dedo en la llaga con una habilidad que pocos tienen”. Errejón hizo lo propio y Carolina Bescansa optó por guardar silencio pese a los requerimientos realizados durante la jornada de ayer por EL TELÉGRAFO. “Seguimos necesitando toda la inteligencia, el entusiasmo y la fuerza de la gente. La política se parece al ajedrez, no al boxeo”, sentenció ante este diario un dirigente de la formación. No hay dudas de que la presión despiadada ejercida para neutralizar a la reina de la partida electoral en España que es Podemos ha tenido su resultado. Aunque, de momento, nadie habla de jaque mate. (I)

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