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La elección será el 25 de octubre

La oposición argentina no logra acuerdo electoral

Mauricio Macri (d) y Sergio Massa (i) se estrechan las manos, a la distancia, en un evento en Buenos Aires. Foto: Tomado de Big Bang News
Mauricio Macri (d) y Sergio Massa (i) se estrechan las manos, a la distancia, en un evento en Buenos Aires. Foto: Tomado de Big Bang News
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-Queremos que bajes tu candidatura presidencial y a cambio te dejamos libre la provincia de Buenos Aires retirando nuestra postulación a gobernadora de Eugenia Vidal. Nosotros gobernamos el país y vos el territorio bonaerense.

-De ninguna manera. No voy a declinar mi candidatura. Solo podemos arreglar en el balotaje.  

Palabras más, palabras menos, ese fue el diálogo que mantuvo el candidato presidencial Sergio Massa, de la alianza peronista opositora Una Nueva Argentina (UNA)  con un operador de la derechista alianza Cambiemos, que postula como presidente al alcalde de la ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, respaldado por los más poderosos emporios económicos y mediáticos encabezados por el grupo Clarín.   

Las negociaciones entre las dos principales fuerzas de la oposición argentina murieron casi al nacer. Cambiemos y el “círculo rojo”           –como bautizó el mismo Macri al poder económico y mediático- presionaron hasta el hartazgo a Massa para que declinara su candidatura ante el temor de una victoria del candidato presidencial del oficialista Frente para la Victoria, Daniel Scioli, en las elecciones del 25 de octubre próximo.

Como prenda de cambio, le ofrecían a Massa bajar la candidatura de Vidal a la gobernación para allanarle el camino al candidato “massista” en la provincia de Buenos Aires, Felipe Solá. Vidal –la nueva figura mediática de Cambiemos- sacó un nada despreciable 29% de votos, contra el 19,6% de Solá, muy lejos del 40% obtenido por el “kirchnerismo” en ese territorio en las primarias del 9 de agosto.

Ahora... “jódanse”, fue la durísima respuesta de Solá a Cambiemos, al recordarles que Massa les había ofrecido participar en una amplia interna opositora a Macri y sus aliados hace tan solo dos meses. Pero el alcalde porteño rechazó esa posibilidad porque quería mantener la “pureza” de una alianza opositora sin peronistas, un error que amenaza costarle muy caro.

Tras la negativa de Massa, Cambiemos debió bajar la apuesta: ahora el objetivo es dejar la mesa como estaba tras las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), en las que Macri alcanzó el 30% de los votos, a 8,4 puntos de Scioli, que venció los comicios con el 38,4%. ¿El motivo? Con esos guarismos le alcanzará a Macri para ir al balotaje, ya que Scioli debe sumar el 45% de los votos o al menos 40% con 10 puntos de ventaja sobre el rival  más votado para ser electo presidente en primera vuelta. Y en un eventual balotaje, Macri cuenta con el visto bueno de Massa para sellar “un acuerdo programático” para derrotar al “kirchnerismo”.

A casi dos meses de los comicios generales, las encuestas dejan esbozar una leve sonrisa a Macri y sus aliados. Según el último sondeo de la consultora OPSM, de Enrique Zuleta Puceiro, Scioli llega al  39,8% de los votos y Macri al 32,9%. Massa, que alcanzó poco más del 20% en las primarias, sigue tercero con el 17%.

Otro sondeo, de la consultora Aresco & Julio Aurelio, difiere pero por poco: Scioli logra el 40,2%, seguido de Macri con el 32,5% y Massa con el 17%. El escenario de balotaje está presente en ambas encuestas.

Mientras tanto, el “círculo rojo” está que arde. La presión mediática por lograr un acuerdo entre Macri y Massa llega a niveles insostenibles. La veterana actriz y conductora Mirtha Legrand, una leyenda del cine argentino y reconocida opositora al gobierno, lanzó desde su programa de Canal 13, emblemático medio del Grupo Clarín,  un exabrupto difícil de calificar:

“Mauricio Macri desaprovechó una oportunidad al no negociar con Massa. Si quiere ser presidente (...)  deberá imitar a Winston Churchill y Franklin Roosevelt, que no sentían afinidad con Stalin, pero debieron aliarse con él para vencer a la Alemania de Hitler a pesar de no ser de su agrado”, definió en una desafortunada comparación del nazismo con el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, a quien una semana antes había calificado como “dictadora”.

El jefe de gabinete y candidato a gobernador bonaerense por el “kirchnerismo”, Aníbal Fernández, fue el encargado de responderle: “hago un esfuerzo sobrehumano por no reírme, porque es tan burda, tan berreta (de mala calidad), de tan baja estofa la comparación, para provocar del otro lado (del gobierno) una reacción, que no resiste ningún análisis”. (I) 

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