”La derecha de Brasil ya es como el Tea Party de EE.UU.”

La crisis que le provocó una brusca caída de popularidad a la presidenta Dilma Rousseff (tiene entre 12% y 13% de aprobación) puede ser una “excelente noticia” para que Brasil pueda fundar un nuevo ciclo de desarrollo político y económico, dice Mario Pochmann, uno de los más respetados economistas y teóricos de Brasil, titular de la Fundación Perseu Abramo, uno de los centros de pensamiento más importante de la izquierda brasileña.

Pero Pochmann, un hombre clave de consulta del Partido de los Trabajadores (PT), cree que lo que sufre Brasil es producto del “cambio de la derecha” del país, que desprecia los logros sociales y se radicaliza al estilo del extremo derechista Tea Party de Estados Unidos, en un país donde los medios son dominados por “pocas familias”.

En una entrevista con EL TELÉGRAFO, este profesor de la Universidad de Campinas y titular del oficial Instituto de Pesquisa Económica Aplicada (IPEA) en los años de la presidencia de Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010) sostiene que en el campo popular hubo una “fragmentación” a raíz del ajuste fiscal que Rousseff anunció para lograr la meta de superávit primario del 1,2% del Producto Interno Bruto para 2015, lo que ha paralizado al gobierno y al diálogo con el Congreso.

¿Qué profundidad tiene esta crisis para Dilma?

Primero, creo que la crisis puede tener un aspecto excelente, que puede ser tomar las cosas desde otra perspectiva. En otros momentos presidentes electos de Brasil sufrieron crisis y eso los llevó a ser más osados. Lula en 2005 (en la crisis de corrupción del caso mensalao) actuó con más osadía política y económica. Y la evaluación de esta crisis puede desembocar en algo que no es visible ahora, ella está intentando algo y no sabemos si será existoso.

El mundo se está preguntando ¿qué ocurre en Brasil. Crisis de corrupción en el escándalo a Petrobras, marchas opositoras, pedidos de renuncia a menos de tres meses de Rousseff haber asumido el segundo mandato? ¿El gobierno perdió en su estrategia?

Hay varias razones para este desencuentro entre el resultado electoral y el inicio del gobierno. Para mí hubo un cambio en la derecha de Brasil que hasta 2003 se comportaba como la derecha de otros países y aceptaba el resultado y una vez concluido el resultado se constituía, después de un tiempo, en oposición, haciendo su rol. Pero no está presión directa e inmediata. Hay una recomposición de la derecha en el mundo. Y aquí se da algo parecido al Tea Party de Estados Unidos, la recomposición de cierta derecha latinoamericana.

Transcurrieron poco más de 12 años del PT en el gobierno con Lula y Rousseff ¿La oposición brasileña se ha transformado en una derecha “a la venezolana”?

Es una derecha no asociada a partidos de derecha. Esta nueva derecha hace enfrentamientos más allá de los períodos electorales. La oposición siguió como si Dilma no hubiera ganado. Y el gobierno que venció las elecciones desarticuló el movimiento popular que lo eligió y se fragmentó por la composición del gabinete y por disputas con el Congreso, mientras la oposición siguió persistente. El gobierno victorioso dio señales de debilidad y eso es lo que vemos hoy en Brasil.

Usted escribió el libro llamado ´El Mito de una Gran Clase Media’ para hablar sobre el ascenso social de 50 millones y en la falta de politización de esa clase, que según usted debería ser llamada clase trabajadora y no ‘nueva clase media’. ¿Existe un ‘impasse entre estos emergentes’ y el gobierno que los ayudó a ascender?

El impasse sería una palabra buena para calificar lo que sucede. En estos 12 años hubo ascenso social de un segmento que está en un lugar intermedio y que quiere más servicios de calidad, como educación pública de calidad, salud, transporte. Ya tienen su empleo y su salario conquistados. Pero una parte de Brasil, país construido sobre la desigualdad, rechaza este ascenso porque una parte de los sirvientes se transformaron en trabajadores que buscan avanzar más. Y otros quieren detener ese avance. Defienden que el país viva con medidas de austeridad, lo cual evitaría la movilidad social ascendente.

Precisamente hay sectores que reclaman el ajuste de Dilma

Con Lula en 2003 fue posible componer porque la situación mundial permitía que todos pudieran ganar. Pero la crisis internacional de 2008 creó un nuevo sistema de acumulación y ningún país de los grandes creció como hasta 2008.

¿Cómo el PT enfrenta esta crisis ya que enfrenta rebeliones en los propios aliados conservadores en el Congreso? Varios ponen como ejemplo la construcción de un bloque de centroizquierda como el Frente Amplio para reemplazar a la coalición actual.

El enfrentamiento está acentuado pero Brasil tiene una tradición democrática que no llevaría a un lugar positivo si se habla de enfrentamiento. Hay que valorizar el centro político. Un frente a la uruguaya sería una posibilidad para encaminar a toda la centroizquierda brasileña en los próximos años.

Claramente el gobierno tiene en los grandes medios uno de los grandes focos declaradamente opositores. Desde las bases se reclaman leyes para regular las concesiones públicas de radio y TV contra el monopolio informativo. ¿Por qué Brasil, al contrario de varios países sudamericanos, tiene una legislación mediática tan atrasada, de 1962?

Desde la creación del PT que no hay tregua por parte de los medios de comunicación. Tenemos ausencia de democracia en los medios, son pocas las familias que dominan la comunicación y el papel del gobierno es promover la pluralidad. No queremos sacarles libertad sino ampliarla. La experiencia de reforma de Brasil tiene ejemplos en la regulación de Estados Unidos e Inglaterra. Pero hoy tenemos monopolio y oligopolio, que son los que se resisten a la democratización. (I)