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El izquierdista Rechaza los planes de austeridad
Jeremy Corbyn, el socialista que hace temblar la política británica
El veterano parlamentario socialista Jeremy Cobyn, principal candidato a la jefatura del opositor Partido Laborista de Gran Bretaña, ha generado un verdadero terremoto en la izquierda británica, además de hacer temblar al “establishment” inglés.
De acuerdo a los últimos sondeos de opinión de YouGov, Corbyn, de 66 años y divorciado de una activista chilena, saldrá vencedor en la contienda interna del Laborismo en septiembre próximo, que busca reemplazar al saliente Ed Miliband. Tiene 53% de los votos, seguido de Andy Burnham, con el 21%.
Legislador por la circunscripción electoral londinense de Islington Norte desde 1983, el parlamentario inglés ha sido uno de los políticos británicos más críticos sobre la guerra de Irak (2003), por el desarme nuclear, y a favor de devolverle a Argentina las Islas Malvinas. Además, fue uno de los mayores críticos del gobierno conservador de Margaret Thatcher, acusándola de ser una “enemiga del mundo civilizado”.
A pesar de ser considerado como un “ídolo” por el sector izquierdista más joven del Laborismo, es muy criticado por la centro-izquierda del partido, especialmente por el ex primer ministro Tony Blair, quien dijo que si este gana el liderazgo laborista “aniquilará” a la formación.
“Si Jeremy Corbyn se convierte en líder no será una derrota (para el Laborismo) en la próxima elección general como ocurrió en 1983 o en 2015. Significará la ruina, o posiblemente la aniquilación”, dijo Blair esta semana en una columna de opinión para el periódico The Guardian.
La prensa británica ha dado en llamar el fenómeno como la “Corbynmanía”, y también quedó muy dividida entre los periódicos izquierdistas como el The Guardian y el The Independent -que le han dado un fuerte apoyo al candidato-, y aquellos de centro-derecha, como el Daily Telegraph o el Daily Mail, que advierten a los electores del peligro de “un regreso de la política roja y socialista” en Gran Bretaña.
Durante su campaña electoral, Corbyn prometió que si eventualmente logra convertirse en Primer Ministro, nacionalizará los ferrocarriles británicos y las compañías energéticas, abolirá los aranceles universitarios, e impondrá controles a los alquileres para lidiar con el creciente problema de vivienda en el Reino Unido.
El candidato laborista incluso dijo que reabrirá las minas de carbón británicas -un baluarte histórico del Laborismo- para impulsar el crecimiento económico.
“Es un regreso al socialismo laborista de los años 70, con un gobierno que tendría mucho más control de los sectores económicos”, afirmó la BBC en un editorial.
Las políticas que parecen atraer a un mayor número de electores laboristas, especialmente los más jóvenes y aquellos del sector sindicalista, tienen que ver con poner fin a las medidas de austeridad del actual gobierno conservador, que según Corbyn están dañando la recuperación económica del país.
El candidato también ha propuesto lo que llamó “un alivio cuantitativo popular”, por el cual el Banco de Inglaterra (Banco Central) imprimiría dinero para invertir en proyectos de infraestructura claves del Reino Unido.
Esa propuesta le valió muchos elogios de uno de los principales analistas económicos del periódico Financial Times, Matthew Klein, quien describió la iniciativa como una buena forma de destinar dinero a los británicos de a pie y así estimular la economía.
Entre las propuestas de Corbyn en política exterior está la retirada de Gran Bretaña de la OTAN, abolir el arsenal nuclear británico, y llevar a Blair a los tribunales internacionales por “crímenes de guerra” cometidos en la invasión anglo-estadounidense de Irak.
También busca una mayor cercanía de Londres con Hezbollah, y más incentivos para Palestina.
Un portavoz de la parlamentaria Yvette Cooper, la otra candidata a la jefatura del Laborismo con altas chances de ganar, advirtió que si Corbyn sale victorioso en la contienda interna del partido, “la agrupación verá una vuelta a los terribles días de los 80, con peleas internas y más de dos décadas del grupo en la oposición”.
Los otros dos candidatos a la jefatura del Laborismo, Liz Kendall y Andy Burnham, también pidieron a los votantes evitar elegir a Corbyn.
Sin embargo, los seguidores del veterano legislador consideran que se trata del único político británico con “ideales y una plataforma política claros”.
“La Corbynmanía se ha vuelto una crítica a lo peor del Nuevo Laborismo, una rebelión abierta a la noción de que Gran Bretaña es intrínsecamente conservadora y neoliberal”, escribió Neal Lawson en el semanario político New Statesman.
Corbyn busca también atraer a afiliados laboristas escoceses, que en las elecciones generales de mayo pasado desertaron de la agrupación y optaron por el Partido Nacionalista Escocés (SNP), abiertamente opuesto a las políticas de austeridad del gobierno.
El fenómeno del veterano parlamentario laborista se enmarca en un creciente rechazo popular contra las políticas de austeridad en toda Europa, tras la crisis económica que afecta a países como Grecia, España e Italia.
“La gente que se sumó al Partido Laborista entre 2010 y 2015 es más pro-Corbyn que aquellos que se afiliaron antes a la agrupación, y aquellos que lo hicieron durante 2015 son extremadamente pro-Corbyn”, explicó el portavoz de la principal encuestadora británica YouGov, Anthony Wells. (I)