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Haití teme lo peor con la llegada del covid-19

Una mujer carga sobre su cabeza un costal con ayuda del Programa Mundial de Alimentos en Haití.
Una mujer carga sobre su cabeza un costal con ayuda del Programa Mundial de Alimentos en Haití.
Foto: Europa Press
30 de marzo de 2020 - 00:00 - Agencias Europa Press y VOA

La llegada del nuevo coronavirus a Haití hizo saltar todas las alarmas en el país más pobre del hemisferio occidental. El Gobierno anunció el 19 de marzo los primeros contagios y decretó el estado de emergencia para combatir el brote, pero Haití se enfrenta a un triple reto que amenaza con complicar esta contención.

El coordinador humanitario de la misión de la ONU en Haití, Bruno Georges Lemarquis, alerta de que Haití tiene un sistema médico “frágil”, con una “capacidad limitada” que podría verse superada si los contagios continúan una progresión geométrica. Hasta el viernes 27 de marzo de 2020, las autoridades confirmaron ocho casos.

No en vano, los sucesivos desastres naturales y las crecientes necesidades médicas vividas por Haití en esta última década se agudizaron en el último año, con una crisis económica, social y política que dejó el país prácticamente “paralizado”, advierte Lemarquis.

Al borde de dicha crisis, los precios de medicamentos básicos se dispararon un 29% y los de la atención hospitalaria un 15%, lo que “ha hecho mucho más difícil para las mujeres y los niños más vulnerables acceder a atención médica”.

A día de hoy, solo el 31% de la población tiene acceso a atención médica y 2,3 millones de personas necesitan asistencia humanitaria de tipo sanitario, entre ellas más de un millón de niños y más de 300.000 mujeres embarazadas, según estimaciones de la ONU.

A estas carencias se suman las malas condiciones de las redes de saneamiento y de los sistemas de higiene, básicos en opinión de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para hacer frente a la pandemia. Lemarquis recuerda que el 60% de los hogares no tienen agua ni jabón y dos de cada tres no tratan el agua antes de beberla, con el consiguiente riesgo que conlleva para el contagio de enfermedades.

La OMS también colabora con el Ministerio de Sanidad de Haití para preparar el país frente a la emergencia, pero Naciones Unidas no oculta su “preocupación” por un sistema que “carece de los recursos y la capacidad para responder de forma adecuada a este brote si los casos siguen aumentando”, en palabras de su portavoz.

El presidente haitiano, Jovenel Moise, anunció medidas para contener el brote, desde el cierre de centros educativos y fábricas, un toque de queda nocturno en vigor para todo el territorio nacional. El Gobierno también recomendó evitar los contactos y guardar distancias.

“Muchas personas viven en áreas densamente pobladas donde es complicado aislar a los casos sospechosos”, señala Lemarquis, que teme que esta acumulación de personas y la falta de medidas de higiene termine por “acelerar” la expansión del coronavirus.

Asimismo, el responsable humanitario de Naciones Unidas reconoce que un confinamiento a gran escala acarrearía un freno de la actividad económica con “consecuencias humanitarias”, como ya se vio en la ola de protestas que vivió Haití en septiembre y octubre de 2019, apunta Lemarquis. Entonces, la población tuvo dificultades para obtener comida, atención médica y educación y se registró un aumento de la violencia.

Entre el cólera y el estigma surgen incidentes

Haití aún no se recupera de un reciente brote de cólera que se prolongó durante nueve años y que se dio por concluido en 2019, después de que hubiesen perdido la vida más de 10.000 personas. Entonces, el estigma y la discriminación marcaron la respuesta social a la enfermedad.

Lemarquis ve “probable” que en esta ocasión la situación se repita. “Ya se han registrado incidentes violentos contra casos sospechosos o confirmados desde que se inició la pandemia” y “estos incidentes probablemente aumentarán a medida que sube también el número de casos”, alerta.

La ONU solicitó $ 2.000 millones para hacer frente a la pandemia en medio centenar de países vulnerables, entre ellos Haití. Las organizaciones humanitarias ya habían lanzado el 13 de marzo para este país un plan de respuesta estimado en $ 36 millones.

El Gobierno haitiano ha instaurado “una plataforma de concertación que aglutina a los socios técnicos y financieros, así como a la sociedad civil, para garantizar coherencia y coordinación” frente a la emergencia.

La ONU insiste en que, en el caso de Haití, la respuesta a la pandemia no puede ser solo médica. Más de seis millones de haitianos viven por debajo del umbral de la pobreza -menos de $ 2,41 al día- y más de 2,5 millones están en niveles extremos -con menos de $ 1,23 al día per cápita-. Para todos ellos, acatar una cuarentena implicaría empeorar más aún su delicada situación. (I)

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