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Gobierno portugués reduce los tributos para los empresarios
El Gobierno luso cedió ayer a dos semanas de intensa presión social y aceptó retroceder en su última propuesta de ajustes, dirigida a aumentar la carga fiscal de los trabajadores y reducir la de las empresas.
En un comunicado divulgado por la Jefatura del Estado, el primer ministro Pedro Passos Coelho admitió que “está disponible para, en el marco de la concertación social, estudiar alternativas” a la medida, fuertemente criticada por sindicatos, oposición y grupos civiles.
Esta fue la principal conclusión de la reunión del Consejo de Estado, órgano consultivo convocado ayer por el jefe del Estado, Aníbal Cavaco Silva, y que terminó de madrugada tras ocho horas de deliberaciones.
Prueba de la contestación social que había generado la propuesta gubernamental fue la protesta celebrada frente al Palacio lisboeta de Belem, donde se desarrolló la reunión y en la que participaron miles de personas para pedir la suspensión de los paquetazos.
“Cavaco, escucha, el pueblo está en lucha” o “FMI fuera de aquí” fueron algunas de las consignas más coreadas por los manifestantes.
La protesta discurrió sin apenas incidentes, aunque fueron detenidas cuatro personas acusadas de lanzar petardos y una más por resistencia a la autoridad.
La propuesta del Gobierno luso de subir en 2013 las contribuciones que pagan a la Seguridad Social los trabajadores y bajar la que abonan las empresas por cada empleado fue anunciada por el propio Passos Coelho el viernes 7 de septiembre, con el objetivo de “crear empleo” y frenar así el continuo aumento del paro.
La medida, sin embargo, fue contestada por la oposición, los sindicatos e incluso la patronal, por considerar que podía hundir todavía más el ya de por sí debilitado consumo interno.
Este nuevo incremento de la carga fiscal a los trabajadores también causó divergencias entre los dos partidos que conforman el Gobierno conservador, los socialdemócratas del PSD y los democratacristianos del CDS-PP, que juntos permiten a Passos Coelho gozar de mayoría absoluta.
Estas diferencias de criterio entre ambos grupos parlamentarios quedaron finalmente resueltas, según el comunicado hecho público ayer tras la reunión del Consejo de Estado, que da por “superadas las dificultades que podían afectar a la solidez” de la alianza y descarta así la posibilidad de una crisis política.
El órgano consultivo, también incidió en la necesidad de “preservar la cohesión nacional” en un momento en que Portugal se encuentra intervenido por las instituciones internacionales, tras pedir a la Unión Europea un rescate financiero a su economía.