Publicidad
Fujimori sigue en ventaja tras el segundo debate
¿Se reducirá la diferencia en la última semana? Esta pregunta copó el ambiente de los medios de comunicación y las redes sociales en Perú, un día después del último debate presidencial previo a la elección del próximo domingo.
A la cita, desarrollada en Lima la noche del domingo, llegaron Keiko Fujimori, con el 43% de la preferencia electoral, de acuerdo a Ipsos-Perú, y Pedro Pablo Kuczynski (PPK), respaldado por el 38% de los electores.
La expectativa alrededor de este encuentro era amplia luego de que el domingo 22 de mayo, en Piura, los candidatos intercambiaran por primera vez sus puntos de vista sobre las necesidades más urgentes del país. Allí, Keiko Fujimori, enérgica e inalterable, impuso su imagen como ganadora absoluta del encuentro.
De acuerdo a la medición de Ipsos-Perú, el 44% de los televidentes aseguró que la representante de Fuerza Popular ganó el debate, por encima del 20% que le endilgó éxito a Kuczynski.
Pero el domingo reciente, y con la elección a la vuelta de la esquina, Kuczynski salió decidido a recuperar terreno. Sus explicaciones alrededor del crecimiento económico y la producción de empleo, el desarrollo sostenible y la protección ambiental, educación, reducción de la pobreza y la desigualdad, entre otros, fueron efectivos en mostrar la preparación técnica con la que este economista de 77 años aspira a llegar al poder. Fujimori, a cambio, no pudo apartarse del libreto de acusaciones al entorno de su contrincante, encontrando en sus dos candidatos a la vicepresidencia, Martín Vizcarra y Mercedes Araoz, los puntos más débiles de PPK.
Durante los momentos más polémicos del debate, ambos candidatos cruzaron acusaciones de corrupción y cercanía con el narcotráfico y el lavado de activos. Kuczynski no desaprovechó la oportunidad para recordarle a Fujimori que su hermano menor, Kenji, era dueño de una compañía exportadora en cuyas oficinas se encontraron más de 150 kilos de cocaína, caso del que la justicia no obtuvo ningún culpable.
Fujimori afirmó que eventos como ese eran “comunes” en un país amenazado por el narcotráfico y trató de distanciarse, en todo momento, de preguntas incómodas ligadas a su exsecretario general, Joaquín Ramírez, presumiblemente investigado por la DEA debido a indicios de lavado de activos.
En un panorama global, Fujimori y Kuczynski llegaban al debate a jugar el todo por el todo. La energía de Keiko, que no dudó en generar promesas para policías, militares y mineros informales, fue contrarrestada con la explicación técnica y pausada de PPK, quien se planteó como dueño de la experiencia necesaria para llevar las riendas administrativas del país.
Al finalizar el debate, más de un actor político opuesto a Keiko Fujimori salió a los medios de comunicación a convocar a la unidad de las fuerzas de oposición en post de lograr que la distancia entre PPK y ella se acorte.
Las últimas semanas habían servido para que políticos como Verónika Mendoza, Alfredo Barnechea y Julio Guzmán, destacados en la primera vuelta, indiquen su postura de rechazo contra Fujimori pero no ratifiquen ningún tipo de apoyo a Kuczynski. La frase de “No a Keiko” no había mutado a algo parecido a “todos con PPK”, y esa ausencia se ha visto marcada en las encuestas, en las que Kuczynski aparece con el mismo porcentaje de apoyo de hace 3 semanas.
Recién la mañana de ayer y después de que la suma de voces apuntaran a PPK como el ganador del último debate, Verónika Mendoza, la representante de la izquierda en el país, anunció que, en contra de Keiko y “para cerrarle el paso al fujimorismo”, llama a marcar por Kuczynski. (I)
Datos
Creciendo todos los días en costa, sierra y selva, Fujimori ha sumado 3 puntos porcentuales en la última semana.
Es un síntoma llamativo, pues ha sido también en ese tiempo en el que su entorno cercano recibió la mayor cantidad de denuncias por corrupción y cercanía con el narcotráfico.
De por medio, en el imaginario popular, ella se ha posicionado como la única capaz de controlar la violencia desbordada que campea en el país.
El 41% de los consultados por Ipso-Perú, por ejemplo, creen que ella, con denuncias y todo, será la única capaz en enfrentar al narcotráfico.
Pero su entorno político ha sido ligado al narcotráfico. Su exjefe de partido es actualmente investigado por la DEA.
Una paradoja que abre la semana final previa a la elección en la que se decidirá el destino político del país para los próximos 5 años.