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Fujimori pierde puntos de cara a la segunda vuelta
No fue mínimo el porcentaje que separó a Keiko Fujimori, ganadora oficial de la primera vuelta electoral del pasado 10 de abril en Perú, de Pedro Pablo Kuczynski (PPK), su rival de frente a la segunda vuelta prevista para el 5 de junio. Un 18,86% de diferencia marcó el punto de partida desde el que los candidatos se lanzan en busca del sillón presidencial.
Desde que el pasado 10 de abril los peruanos eligieron a los participantes en la recta final de la contienda, el panorama político del país se ha movido de forma constante. Lo primero fue definir cuál será la estrategia que Fujimori y el PPK asumirán en los próximos 50 días de campaña.
Keiko optó por reforzar su presencia fuera de la capital, prometiendo que, en su eventual gobierno, la concertación y la tolerancia serán dos elementos fundamentales de la administración. Promesas que buscan dejar en segundo plano las manifestaciones de algunos de sus congresistas electos, quienes se pronunciaron en contra de pactar con las minorías y a favor de una amnistía para Alberto Fujimori, padre de la candidata y condenado a 25 años de cárcel por delitos de lesa humanidad.
El PPK, en cambio, se ha encargado de mostrarse como la alternativa para impedir el regreso del fujimorismo. Le ha dado a ese enunciado un valor simbólico preponderante en este tramo de campaña. Con él ha intentado, en primer lugar, reunir los votos de sus adversarios políticos y posicionarse en bastiones como el sur y centro del país, donde el rechazo al fujimorismo es contundente.
El resultado de las acciones de estos primeros días tiene una medida opuesta. De acuerdo con Ipsos Perú, en la primera encuesta que mide esta fase de la campaña presidencial, el 44% de peruanos apostaría por el PPK como la mejor opción para ocupar el cargo, frente a un 40% de voto duro que sigue apoyando a Keiko Fujimori. Pero para la encuestadora CPI la realidad sería diferente, teniendo a Fujimori con el 43,6% frente a un Kuczynski con el 41,5%.
Contradictorios también son los esfuerzos desplegados por los candidatos para lograr apoyo de sus anteriores rivales de la primera vuelta. Verónika Mendoza, Alfredo Barnechea y César Acuña, tres de los más importantes actores de la campaña, negaron rotundamente el apoyo a cualquiera de los finalistas. -
Mendoza dijo incluso que llama a sus votantes (más de dos millones de personas) a mantenerse en oposición constante a los vicios de corrupción y el abuso de poder que, para ella, está representado en los finalistas.
Pero en el juego político gana quien sabe aprovechar el discurso de los otros para fortalecer el propio. Keiko Fujimori, consciente de que su rechazo (más del 40%) es un hierro que podría frenar su carrera a la presidencia, dijo que tomará las mejores propuestas de sus opositores para materializarlas una vez en el poder. Temas como la renegociación de los contratos del gas, por ejemplo, resaltan en esa intención. El PPK hizo lo propio y mencionó que su relación con la izquierda es nutrida, a tal punto que él mismo se considera más a la izquierda que al centro.
Expresiones y promesas que a menos de cinco semanas de que los peruanos acudan nuevamente a las urnas suenan a palabras necesarias para recalar en la confianza de los electores.
No será una tarea fácil, pues sobre ellos tienen la atención de un país que, a pesar de inclinarse por opciones más cercanas al libre mercado y a la privatización de servicios estatales, parece dividirse entre quienes rechazan el regreso del fujimorismo al poder, y aquellos a quienes la avanzada edad del PPK les infunde una desconfianza abrazadora. (I)
Datos
Pedro Pablo Kuczynski, cuyos 77 años doblan casi los 40 de Keiko Fujimori, visitó la sureña ciudad de Arequipa, donde proyecta establecer su cuartel general, para hacer proselitismo en el sur, con el ánimo de ganar los votos de esa parte del país que favorecieron a la progresista Verónika Mendoza, tercera con cerca de 19 puntos.
Keiko Fujimori navega sobre su amplio favoritismo y acentúa su oferta de obras públicas, aumentos salariales y mano dura contra la delincuencia, así como su beligerancia contra el actual gobierno de Ollanta Humala, algo que mantiene desde el inicio de la desgastada administración del jefe de Estado peruano.
La candidata prepara una gira por el interior del país y ya realizó 3 mítines en populosos barrios limeños que la respaldaron en la primera vuelta electoral.