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La resolución de la fiscal viviana Fein podría conocerse en enero de 2016, para evitar que le den uso electoral
Familiares y dirigentes judíos en Argentina recuerdan 21 años del atentado AMIA
¿Se quitó la vida o lo mataron? Y si se trató de un suicidio, ¿fue inducido? A 6 meses de su misterioso fallecimiento nadie sabe en Argentina cómo murió el fiscal de la causa AMIA Alberto Nisman. Y lo que es peor: los argentinos creen que jamás se sabrá.
La fiscal que entiende la causa, Viviana Fein, no definió aún una fecha para cerrar la instrucción. Y los meses se acumulan en un año electoral en el que se definirá el futuro del país austral. Las investigaciones no arrojaron resultados irrefutables. No se hallaron rastros de terceros en el departamento que Nisman habitaba en el edificio Le Parc, en el exclusivo barrio porteño de Puerto Madero. Tampoco hubo amenazas previas o intimidaciones.
Las dudas se acumulan. Lo único certero es que Nisman murió de un balazo en la cabeza en el baño de su vivienda. Ni siquiera hay unanimidad en la fecha de su muerte: ¿sábado 17 o domingo 18 de enero?
Una junta médica oficial de 12 peritos concluyó que falleció el 18 en una franja horaria que va del mediodía a la primera tarde. Pero los peritos que representan a la querella, a cargo de la exesposa de Nisman, la jueza federal de San Isidro, Sandra Arroyo Salgado, insisten en que murió un día antes, el sábado 17 por la tarde, cuando en el departamento habría estado el exempleado informático Diego Lagomarsino, quien le proporcionó el arma al fallecido fiscal que investigaba el atentado a la mutual judía AMIA. La querella asegura que Nisman fue asesinado, pero la fiscal Fein carece de elementos para sustentar esa conclusión. Incluso, el informe criminalístico oficial abona la teoría del suicidio.
El caso Nisman tuvo un impacto mayúsculo en la vida institucional argentina. No solo porque se trataba de un fiscal de la nación, sino porque además, 4 días antes de su muerte, denunció por encubrimiento de los autores iraníes del atentado a la AMIA a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, a su canciller Héctor Timerman, al diputado oficialista Andrés Larroque y a dos dirigentes sociales. El día posterior a su fallecimiento debía declarar incluso ante una comisión legislativa.
En el atentado a la mutual judío-argentina del 18 de julio de 1994 murieron 85 personas. Familiares y dirigentes de la comunidad judía recordaron ayer los 21 años del ataque con una ceremonia frente a la reconstruida sede de la entidad, en Buenos Aires, en la que se leyeron los nombres de cada una de las víctimas.
Pero el caso Nisman ya no seduce tanto a la prensa ni a los políticos de oposición a casi tres meses de las presidenciales de octubre. ¿El motivo? La justicia desechó en forma definitiva la denuncia motorizada por Nisman contra la Jefa de Estado. La bomba que todo el arco opositor vaticinaba que explotaría en plena Casa Rosada, sede del gobierno, jamás estalló. Y no solo eso: la imagen de la Presidenta, según sondeos coincidentes, supera el 50% por varios puntos. Y aún más: en contraste, la imagen del fiscal impoluto quedó sumamente deteriorada después de que se conociera que lucró con fondos públicos, que se quedaba con un porcentaje salarial de algunos empleados de la fiscalía y que tenía una cuenta secreta en Estados Unidos junto con Lagomarsino, un personaje al que ya no se mira como principal sospechoso.
La prensa opositora dejó de ocuparse del tema desde entonces. Aunque nadie se anima a asegurar que la sombra de Nisman no aparecerá en la campaña electoral a medida que se acerque el 25 de octubre, cuando los argentinos elegirán a su futuro presidente –según todo hace prever- entre el candidato oficialista Daniel Scioli y el derechista alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri.
Sin embargo, fuentes judiciales citadas por el portal Infobae dijeron que la fiscal Fein podría demorar un año en cerrar la instrucción de la causa, evitando de esa manera cualquier uso electoral que se quiera hacer sobre el tema. Su resolución final podría conocerse recién en enero de 2016, un mes después de que asuma el nuevo presidente.
Mientras tanto, prosiguen las pericias sobre los aparatos tecnológicos de Nisman, como su computadora portátil y su teléfono celular. Los documentos de su cuenta de correo electrónico de Yahoo fueron pedidos a Estados Unidos
Pero hay un frente más abierto aún: el teléfono Nextel del fiscal, en especial por el entrecruzamiento de llamadas con el “superespía” Jaime Stiuso, exonerado por la presidenta en diciembre pasado, curiosamente un mes antes de la misteriosa muerte del fiscal. Stiuso, exdirector de operaciones de la antigua Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), es un personaje clave en esta historia ya que era el “contacto” de Nisman con el aparato de inteligencia argentina y a quien apuntaron todos los cañones del gobierno como autor intelectual de la fallida acusación contra la jefa de Estado.
La muerte de Nisman se produjo tras la disolución de la SIDE y su reemplazo por un nuevo organismo (la Agencia Federal de Inteligencia/AFI). (I)