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Exministros de Lula, la principal amenaza contra Dilma Rousseff

La exsenadora Marina Silva y el presidente del PSB, Eduardo Campos, forman un binomio para las elecciones presidenciales. Foto: Internet/Noticias uol
La exsenadora Marina Silva y el presidente del PSB, Eduardo Campos, forman un binomio para las elecciones presidenciales. Foto: Internet/Noticias uol
20 de abril de 2014 - 00:00 - Pablo Giuliano. Corresponsal desde Sao Paulo, Brasil

La oposición brasileña al gobierno del Partido de los Trabajadores (PT) está robustecida para las elecciones del próximo 5 de octubre. Primero, porque el político más popular del país y el imbatible, según las encuestas, el exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva,  dijo que no se presentará a las elecciones y que será el gran elector de su delfín a la reelección, Dilma Rousseff.

Segundo, porque dos exministros de la gestión de Lula (2003-2010) se pasaron a la oposición por diferencias con la actual mandataria, Dilma Rousseff, y anunciaron que le darán pelea a sus antiguos aliados.

Se trata de Eduardo Campos, exgobernador del estado nordestino de Pernambuco y presidente del Partido Socialista Brasileño (PSB), y su candidata a vicepresidenta, la exsenadora Marina Silva, aspirante presidencial en 2010, tercera, con 20 millones de votos.

Campos, quien hasta noviembre era un puntal del gobierno de coalición de Rousseff, rompió con el PT porque se oponía a la reelección de la mandataria. Fue ministro de Ciencia y Tecnología de Lula antes de ser gobernador de Pernambuco por dos períodos.

Marina Silva, una de las fundadoras del PT en la región amazónica, es una líder ambientalista cuyo partido, Red Sustentable, no fue admitido por falta de firmas en la justicia electoral y entonces se unió a campos. Fue ministra de Medio Ambiente de Lula y renunció luego de que el exsindicalista se decidiera por Rousseff, entonces jefa de ministros, como su sucesora.

“Queremos innovar en la economía y en la política, promover el crecimiento de Brasil y dejar de lado el fisiologismo político, este presidencialismo de coalición que no está representando lo que la gente ha pedido: el cambio y la renovación en las calles en 2013”, dijo Campos a EL TELÉGRAFO.

El gran foco electoral de la fórmula Eduardo Campos-Marina Silva es romper el bipartidismo que domina el escenario desde las elecciones de 1994 entre el PT y el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB, del expresidente Fernando Henrique Cardoso). El único precandidato del PSDB es Aecio Neves, senador y hombre fuerte de Minas Gerais.

“Es un giro a la derecha”, evaluó, sobre la candidatura de Campos, Lula la semana pasada, durante las tres horas en las que habló con periodistas dueños de blogs críticos de los grandes medios. Allí Lula dijo que no era candidato y que iba a respaldar a Rousseff.

La gobernante sufrió una caída de 6 puntos en la última encuesta de Datafolha y cuenta con el 38% de intención de votos. Neves cuenta con el 16% y Campos con el 10%. En el entorno del presidente del PSB se cree que el ingreso de Marina Silva a la fórmula podrá obligar a Rousseff a disputar un segundo turno. La inscripción en la justicia electoral será en junio y hasta allí, Marina Silva, más popular que Campos, podría, en caso de necesidad, ser la candidata y Campos el vicepresidenciable.

“Venimos a sumar, no a dividir al país”, dijo Marina Silva, una devota evangélica que prometió no colocar asuntos religiosos o morales en la campaña. El objetivo ahora es colocar al PSB como la opción de la nueva política, pese a que ambos pertenecen a la llamada política tradicional.

Para Rousseff, es el momento del contraataque: acusó a sectores opositores de atentar contra el Gobierno por supuestos casos de corrupción en la empresa petrolera estatal Petrobras para minar su campaña a la reelección. “Antes de que llegara Lula al  gobierno, en 2002, Petrobras valía 15 mil millones de reales, hoy vale 98 mil millones”, dijo Rousseff, que centrará parte de la campaña a defender a Petrobras. Sin embargo, allegados a Lula sostienen que el expresidente, en caso de que las encuestas ‘derritan’ la candidatura de Rousseff, saldrá del banco de suplentes para disputar un nuevo mandato. En junio, antes del inicio del Mundial, este panorama deberá quedar legalizado.

“Prometo sacarle a Petrobras las garras del PT”, dijo Aecio Neves, del PSDB, el más afectado por la nueva unión opositora. Rodeado de un exasesor del opositor venezolano Henrique Capriles y de economistas ultraliberales, como Arminio Fraga, expresidente del Banco Central, Neves ha corrido a la derecha su discurso. El fantasma de la inflación, agitado por la prensa opositora y las agencias de calificación, que reclaman un ajuste en los recursos públicos, volvió a aparecer en marzo y abril, pese a que el Gobierno siempre cumplió las metas del avance de los precios. El crecimiento de 2,3% del PIB en 2013 también es cuestionado por los opositores. “Después de China, somos los que más crecimos dentro del G-20”, explicó Lula.

La revista opositora ultraliberal Veja publicó hace una semana en su portada el teorema del mundo financiero frente a lo que llaman ‘intervencionismo’ de Rousseff en las obras públicas y en los contratos. “Cuanto más baja Dilma en las encuestas, más suben los indicadores de confianza”, dice la revista.

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