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En Estados Unidos existen 319 millones de armas de fuego en posesión de civiles

Jennifer Rivera enciende una vela en homenaje a las 49 víctimas  de la discoteca gay Pulse, en Orlando, Florida.
Jennifer Rivera enciende una vela en homenaje a las 49 víctimas de la discoteca gay Pulse, en Orlando, Florida.
Foto: AFP
16 de junio de 2016 - 00:00 - AFP y Prensa Latina

Sin salir de la conmoción provocada por la matanza en Orlando, Florida, las armas de fuego volvieron a tronar en Georgia y en Miami, reafirmando que la violencia es uno de los peores flagelos que carcome a la sociedad estadounidense.

El domingo último un individuo de origen afgano residente en Estados Unidos, fuertemente armado con un fusil de asalto AR-15, masacró a 49 personas y dejó otros 53 heridos, en un ataque que inmediatamente reivindicó el grupo terrorista Estado Islámico (EI).

Apenas 48 horas después, en la ciudad de College Park, estado de Georgia, otro tiroteo dejó 3 muertos y un herido, en una acción violenta ocurrida dentro de una vivienda.

Un poco más al sur y con pocas horas de diferencia, en el condado Miami-Dade, se reportó otro incidente violento con armas de fuego que dejó a una persona herida en la ciudad de Aventura.

El tema del descontrol en el uso de las armas de fuego en Estados Unidos y sus nefastas consecuencias en la sociedad norteamericana hace rato alcanzó carácter de pandemia, que no solo se asocia con el terrorismo, sino con un elevado nivel de delincuencia, inseguridad ciudadana y miedo.

Según el sitio digital Shootingtracker.com, el incidente ocurrido en el bar nocturno de Orlando, donde se reúne habitualmente parte de la comunidad de Lesbianas, Gays, Bisexuales y personas Transgénero (LGBT), y considerado como el peor incidente violento de la historia en Estados Unidos, es el número 132 que se registra en lo que va de año.

En solo 6 meses de este año, la cifra de muertos a consecuencia del uso de armas de fuego asciende a 156 muertos, lo que mantiene casi idénticas las cifras registradas en 2015, que cerró con 372 tiroteos masivos y 367 víctimas fatales.

En plena campaña electoral por la presidencia, demócratas y republicanos se enfrentan en el tema de establecer controles más férreos en el uso de armas automáticas de alto poder de fuego y en particular, en si se debe o no restringir el derecho a comprar armas a individuos con antecedentes criminales o vinculados a hechos calificados como terroristas.

Por un lado está Hillary Clinton y los demócratas, que siguen abogando por frenar el uso de armas, y por el otro, el republicano Donald Trump, que cuenta con el apoyo de la Asociación Nacional del Rifle.

Harry Reid, líder de la minoría demócrata en el Senado, recalcó la víspera que hay que asumir la responsabilidad para prevenir estos tiroteos, aprobando reformas de sentido común que demuestren que se puede prevenir estos ataques y salvar vidas.

Reid propuso ampliar los controles de antecedentes para impedir la compra de armas a las personas incluidas en “listas de vigilancia” o consideradas como “posibles terroristas” por las agencias de vigilancia, como el Buró Federal de Investigaciones (FBI) y la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

La bancada demócrata en el Congreso propuso el año pasado un proyecto de ley para evitar que individuos vinculados al terrorismo pudieran adquirir armas, pero la mayoría republicana en el Senado bloqueó la propuesta.

Pocas horas después del incidente en Orlando, cuatro senadores demócratas, liderados por el legislador neoyorquino Chuck Schumer, volvieron a presentar el proyecto de ley y están presionando para que sea aprobado.

Según datos ofrecidos por el Servicio de Investigación del Congreso, en Estados Unidos existen registradas 319 millones de armas de fuego en posesión de ciudadanos civiles, de ellas 114 millones de pistolas, 110 millones de rifles y 86 millones de escopetas.

Hace 20 años que el Congreso estadounidense no aprueba leyes que limiten el uso de armas de fuego, a pesar de los esfuerzos de grupos que se oponen a la indiscriminada proliferación de estas en todos los estamentos de la sociedad.

Durante su administración, el presidente Barack Obama ha firmado 23 decretos, que podrían ser derogados por el próximo presidente electo en noviembre.  

Después de la matanza en Orlando, el mandatario la definió como un acto de terror y odio, lamentó lo que calificó como asesinato brutal y una masacre horrible, y abogó por responder a la violencia con amor, y a no dejar que el miedo enfrentara a los estadounidenses. (I)

La islamofobia y homofobia se propagan 

Una vez que se supo que el responsable de la masacre en el club nocturno gay Pulse, de Orlando (Florida, EE.UU.), se llamaba Omar Mateen, era de origen afgano y que había llamado a la línea de emergencia 911 para profesar su lealtad al Estado Islámico antes de asesinar a 49 personas, empezó a circular la tesis de que se trataba de un acto terrorista y homofóbico, pero también las redes sociales se inundaron de comentarios de rechazo hacia los musulmanes.

Uno de los primeros en encender las alarmas contra esta comunidad fue el aspirante a la candidatura presidencial, el republicano Donald Trump, quien exhortó a prohibir temporalmente la entrada de musulmanes al país y a suspender la inmigración de regiones del mundo que tengan una probada historia de terrorismo contra Estados Unidos y sus aliados.

De inmediato el presidente estadounidense, Barack Obama, arremetió contra la retórica antimusulmana de Trump, juzgando que es peligrosa y traiciona los valores de Estados Unidos.

Los investigadores siguen tratando de determinar qué fue lo que llevó a Omar Mateen, de nacionalidad estadounidense, de 29 años, a abrir fuego en la discoteca y a matar a 49 personas y herir a otras 53.

Barajan la posibilidad de que se hubiera inspirado en los actos del grupo autodenominado Estado Islámico (EI), ya que el FBI reveló que antes del ataque juró lealtad, entre otros, a los yihadistas y porque ya había sido investigado en dos ocasiones por presunto extremismo.

Pero el padre de Mateen también sugirió que su hijo albergaba fuertes opiniones antigay, lo cual apoyaba la creencia generalizada de que el ataque estuvo motivado por una violenta homofobia.

La violencia en contra de comunidades LGBT no es nueva. Cifras de la Organización de Estados Americanos (OEA) señalan que casi 600 muertes de personas lesbianas, gays, bisexuales o transgéneros han sido asesinadas en los últimos 15 meses en 25 estados miembros del organismo.

Pese a que Latinoamérica es vista como un líder global en cuanto a derechos gays, matrimonios de personas del mismo género, y protección antidiscriminatoria, la violencia en contra de la comunidad persiste.

Un informe de la alianza AIDS halló que el 80% de los activistas transgénero en Latinoamérica han denunciado ataques físicos en su contra. Desde 2008, más de 1.700 personas de la comunidad LBGT han sido asesinadas en Centroamérica y Sudamérica, de acuerdo con la organización europea de Monitoreo de Asesinatos Trans. (I)

Datos

Según cifras oficiales, más de 9 millones de armas de fuego se fabricaron en Estados Unidos en 2014, en comparación con 5,5 millones en 2009, el año en que Barack Obama asumió la presidencia.        

2012 fue emblemático para el sector, pues las ventas aumentaron casi 19%, de acuerdo con un estudio hecho por la firma de investigación IBISWorld.  

Esta dinámica aún está vigente. Incluyendo municiones y ventas militares, los ingresos del sector aumentaron en promedio 6,5% por año desde 2011, y se espera que totalicen $ 15.800 millones de dólares en 2016, según IBISWorld. Eso se traduce en una ganancia aproximada de $ 1.200 millones este año.   

Pese al importante crecimiento que se registra año a año, la industria de las armas de fuego representa apenas una fracción de los $ 5,2 billones en ventas minoristas anuales en Estados Unidos, según la firma IBISWorld.

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