La eléctrica estatal de Puerto Rico disminuirá la generación de energía por falta de dinero. La noticia llega justo cuando la isla había empezado a recuperar el fluido eléctrico tras el devastador paso del huracán María, que hace casi cinco meses destruyó su anticuada red.

Tal y como anunció en un comunicado la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE), desde ayer redujo la generación en ciertas unidades y aunque las medidas “no deben interrumpir el servicio de electricidad actual, pueden tener un impacto en su estabilidad”.

El director de Generación de la AEE, William Ríos, detalló que el plan de contingencia por economía se basará en apagar “redundancias” (reservas de energía) en las centrales, sin afectar el servicio a los clientes.

El jueves, en Nueva York, la jueza Laura Taylor, que lleva el proceso judicial de quiebra de la isla, negó una petición para que la AEE obtuviera un préstamo de $ 1.000 millones que tenía por finalidad mantener las operaciones. Ahora la AEE se encuentra a la espera de que se le conceda uno nuevo crédito de $ 300 millones.

La decisión de Taylor se producirá mañana.

La situación de la AEE es apremiante, con una deuda de $ 9.000 millones y una red que intentaba levantarse tras el huracán.

A su vez está a la espera de $ 4.900 millones aprobados por el Congreso de EE.UU. por concepto de préstamos para desastres, que la AEE y el Gobierno de la isla han instado al Departamento del Tesoro y el Agencia Federal de Manejo de Emergencias (FEMA, en inglés) a que lo viabilicen.

El gobernador de la isla, Ricardo Rosselló, depositó la responsabilidad sobre el Departamento del Tesoro si el sistema eléctrico cae por falta de financiación.

“Esto pasó en octubre. Estamos en conversaciones con el Tesoro y todavía no nos han dado lo que son los términos. El Tesoro se tiene que mover porque esto es una situación urgente”.

La AEE cuenta con 4.678 trabajadores en las líneas de distribución y 850 en las de transmisión. La generación es del 93,9% y un 83,09% de los 1.223.901 clientes cuentan con servicio.

Pese a las cifras oficiales, la realidad es otra en muchos lugares de la isla, incluida la propia capital, San Juan, donde hay zonas aún sin luz, una buena parte de los semáforos no funcionan y en muchas viviendas la energía se va con frecuencia. También destacan pueblos, muchos del interior de la isla, donde, tras cinco meses del paso del huracán, siguen sin luz, por lo que las neveras portátiles con hielo son parte de su realidad desde septiembre. Cinco meses después del huracán hay zonas sin luz, donde las escuelas cierran a las 11:30 de la mañana ya que no les pueden dar alimentos a los estudiantes.

El problema eléctrico en la isla es considerado uno de los talones de Aquiles de sus gobiernos. (I)