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Punto de vista
El regateo de una meta global de temperatura
Uno de los grandes temas de la COP21 es la necesidad de que el Acuerdo que se negocia en París permita alcanzar la meta global de detener el calentamiento global, a una temperatura que evite que los fenómenos meteorológicos provocados por el cambio climático alrededor se exacerben exponencialmente e incrementen sus efectos negativos en la vida de millones de personas, la biodiversidad, la seguridad alimentaria, el derecho al desarrollo de muchos países y la supervivencia misma de la vida en la Tierra.
Sin embargo, uno de los puntos donde empiezan a evidenciarse las diferencias fundamentales entre los 195 países que participan en la negociación, es la determinación del número ‘mágico’ que garantice la permanencia de la vida en el planeta, al tiempo de alcanzar el tan anhelado nivel de adaptación y respuesta de nuestras economías y sociedades al cambio climático.
A nivel científico, ya el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático - IPCC identificó hace algún tiempo que para alcanzar dicho nivel habría que detener el incremento de la temperatura global promedio entre 1.5 a 2 grados, para lo cual, los países deberían reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero hasta el año 2020, primero de 20% a 40% comparadas con sus emisiones de 1990, cifra que después fue actualizada por la identificación de la necesidad de reducción de 40-70% para 2050, en comparación con 2010.
No obstante, como suele suceder en las negociaciones internacionales, la voluntad política de los países poderosos se mantiene alejada de esa base científica, de los límites del planeta y del sentido común, evitando asumir su responsabilidad histórica con la acumulación de concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera desde los inicios de la revolución industrial. De esta manera, las propuestas que existen en la mesa de negociaciones oscilan tranquilamente de una meta de reducir el incremento de la temperatura global por debajo del 1.5 grados, a promedios intermedios que llegan hasta los 2 grados. Sin embargo, el último informe de la Secretaría de Naciones Unidas publicado hace pocas semanas para “inspirar” el espíritu de las negociaciones, demuestra que el agregado de los efectos de los compromisos de reducción presentados hasta el momento por más de 180 países, alcanzaría apenas para una meta de reducción del incremento de la temperatura global de más de 3 grados centígrados.
En este contexto resulta paradójico, por decir lo menos, que mientras se promocionan conceptos de justicia y ambición en las múltiples iniciativas verdes del mundo desarrollado, sin embargo la suma de sus compromisos de reducción de emisiones no cumple ni de lejos con su responsabilidad en la acumulación histórica de gases causantes del calentamiento global, anulando de facto todas las posibilidades de alcanzar el nivel de temperatura promedio global que garantice nuestra supervivencia. Mientras tanto, las negociaciones y el regateo de la temperatura global del planeta continúa. (O)