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Peter Oborne renunció al periódico “por un asunto de conciencia”
“El periodismo no debe codearse con el poder”
El periódico británico Daily Telegraph, de tendencia conservadora y el favorito del “establishment” inglés, se vio envuelto esta semana en una fuerte polémica tras la renuncia de su principal columnista político, Peter Oborne, quien abandonó su cargo tras acusar públicamente al matutino de cometer “fraude a sus lectores” por la cobertura del escándalo en el banco HSBC.
Oborne acusó al periódico inglés de no darle prominencia suficiente al caso de HSBC debido a “intereses comerciales”. El banco británico destina miles de libras esterlinas semanales al Telegraph para avisos publicitarios.
“Los periódicos tienen la obligación constitucional de decirle la verdad a sus lectores”, afirmó el comentarista político.
En un comunicado publicado en el sitio OpenDemocracy, Oborne dijo además que decidió renunciar al periódico “por un asunto de conciencia” tras una serie de decisiones editoriales tomadas por el Telegraph.
Según Oborne, “ejecutivos sombríos” del periódico están interfiriendo “de forma generalizada” con la cobertura de noticias.
El periodista indicó que planeaba abandonar la publicación “sin hacer ruido” hasta que vio la cobertura del Telegraph sobre el caso de HSBC, el banco que ayudó a 160.000 clientes ricos y poderosos a evadir cientos de millones de dólares en impuestos al fisco.
Entre la información entregada se distinguen 29 clientes con pasaporte ecuatoriano, uno de ellos sería el expolítico Álvaro Noboa.
La semana pasada, una investigación conjunta del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) y más de 50 medios internacionales, entre ellos Le Monde, The Guardian y la BBC, revelaron que la banca privada en Suiza del HSBC ayudó a unos 200.000 clientes, incluidos políticos, empresarios y celebridades, a evadir impuestos.
Comparado con la cobertura del escándalo en otros periódicos nacionales, donde esa historia fue portada durante días, Oborne dijo que en el Telegraph “había que buscar ese material con microscopio”.
“Después de mucha agonía, llegué a la conclusión de que era mi deber comentar públicamente por qué me iba”, destacó el comentador político.
Y agregó que el Telegraph “es una parte significativa de la arquitectura cívica de Gran Bretaña”.
Oborne admitió que una fuente “muy bien informada” del diario le dijo que HSBC era un auspiciante “extremadamente valioso” para la empresa periodística.
“Una prensa libre es esencial para una democracia sana. El periodismo debe tener un propósito, y no debe ser solo para entretener. No debe codearse con el poder político, ni con las grandes corporaciones o los ricos”, subrayó.
En una entrevista posterior con la cadena Channel 4, Oborne dijo que habló “por la gran mayoría de la plantilla del Telegraph”, al indicar que perdió toda confianza en Murdoch McLennan, el director ejecutivo del diario, como también en los hermanos Barclay, propietarios de la publicación.
Tras la polémica, un portavoz del Telegraph salió a responder a Oborne y dijo que existe “una clara distinción” entre las publicidades y auspiciantes y la operación editorial de prestigio en el diario.
“Ello ha sido siempre fundamental para nuestra empresa. Por eso refutamos categóricamente cualquier denuncia que niegue esto”, agregó.
De acuerdo al vocero del Telegraph, “es lamentable” que Oborne, que llevaba trabajando 5 años en el periódico como columnista político “haya lanzado semejante ataque sorprendente y sin fundamentos, lleno de inexactitudes e insinuaciones contra su propio periódico”.
Antecedentes
La filial suiza del banco británico HSBC permitió a sus clientes más ricos evitar los impuestos europeos y, en connivencia con algunos, ocultar las cuentas no declaradas a las autoridades fiscales de sus respectivos países, según revela una investigación del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés).
La investigación -en la que han colaborado 140 periodistas de 45 países distintos- incluye 60.000 ficheros con información sobre más de 106.000 clientes de 203 países a los que la filial suiza administró más de 100.000 millones de dólares en capital (unos 88.200 millones de euros).
El trabajo de investigación parte de los archivos de las autoridades fiscales francesas obtenidos por el diario Le Monde, que ha compartido la información con el consorcio periodístico.