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El Pontífice visitó un hospital de niños
El Papa lleva un mensaje de paz a los musulmanes
El papa Francisco finalizó ayer su gira de 6 días por 3 países de África (Kenia, Uganda y República Centroafricana), que estuvo caracterizada por el fuerte operativo de seguridad para protegerlo y por un insistente mensaje de paz. En la mayoría de las alocuciones, el Sumo Pontífice habló de la violencia que se practica en nombre de Dios y del odio que profesan los extremistas de distinta fe.
Al mediodía, el Papa voló de regreso a Roma, pero antes de finalizar su visita a la capital de la República Centroafricana (RCA), Bangui, realizó una visita a los niños enfermos en un hospital pediátrico de esta ciudad. Si bien la visita de Francisco a este centro médico no se conocía con antelación, fue al lugar ayer para llevar unas cajas con medicinas donadas por el hospital Bambin Gesù de Roma, según informó la oficina de prensa de la Santa Sede.
El Santo Padre también visitó los campos de desplazados y una mezquita en el barrio musulmán de Bangui, escenario de atrocidades en 2013, donde celebró su última misa. “Cristianos y musulmanes son hermanos”, dijo el Pontífice a su llegada a la mezquita, donde lo recibió el gran imán Nehedi Tidjani, en presencia de delegaciones de católicos y protestantes. “No a la venganza, a la violencia y al odio”, añadió el Papa, quien realizó la visita a este país con fuertes medidas de seguridad.
Las inmediaciones de la mezquita fueron escenario de choques armados entre los Seleka, milicianos musulmanes, y sus rivales cristianos y animistas, conocidos como los “anti-balaka”.
“No tengo oro ni plata, pero les dejo lo que tengo: La bendición de Dios”, dijo Francisco al despedirse de los habitantes de Bangui, palabras que pronunció en los orígenes de la Iglesia el primer Papa, el apóstol Pedro.
Muchos le aconsejaban (incluidas las autoridades y los servicios de inteligencia de Francia), que no visitase la República Centroafricana por los riesgos físicos y reales que podía correr. Pero, contra viento y marea, Francisco mantuvo esta etapa en su gira africana.
De hecho, su presencia allí no solo puso sobre el tapete de la agenda mundial el conflicto olvidado de la República Centroafricana, sino que impulsó salidas concretas a la crisis que vive el país. Analistas consideran que abrió horizontes tras reunirse con las autoridades políticas de transición y con los líderes religiosos.
“Creíamos que todo el mundo nos había abandonado, pero él no. Él quiere también a los musulmanes. Estoy muy feliz”, confesó Idi Bohari, un anciano ataviado con una túnica blanca en Bangui. (I)