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El Gobierno francés y la oposición no logran consenso sobre la reforma laboral
Desde el 9 de marzo miles de franceses se han volcado a las calles para protestar en contra de la reforma laboral impulsada por el Ejecutivo para “afrontar la crisis de desempleo” que tiene una tasa del 10% (3,59 millones de personas). Con una población de 64’275.000 más del 70% de su ciudadanía está en contra de la medida, que tendría una resolución final luego de que el Senado vote el próximo 28 de junio.
La reforma, conocida como Ley “El Khomri”, en referencia a la ministra de Trabajo, Myriam El Khomri, sigue la línea de las medidas laborales reclamadas por Bruselas a los países de la Unión Europea (UE) para aumentar la productividad y la competitividad, y reducir el desempleo. Sin embargo, los sindicatos y organizaciones estudiantiles afirman que las reformas suponen un retroceso de las condiciones laborales al siglo XX y por eso piden la retirada del proyecto de ley.
Uno de los puntos más polémicos hace referencia a la duración de la semana laboral; Francia es el único país de la Unión Europea que mantiene las 35 horas semanales (en España, Suecia o Polonia son 40 horas; en el Reino Unido el límite está en 48, y en Alemania no existe un tope fijado por la ley). Además permite flexibilizar la organización del trabajo, abaratar el despido y permitir que los convenios de empresa primen sobre los acuerdos sectoriales. Este último punto recogido en el artículo 2 del proyecto de ley.
Es decir, la empresa puede modificar el contrato de trabajo con acuerdo del trabajador, pero sin alterar la remuneración, con lo que un empleado trabajaría más tiempo sin ganar más dinero y reduce el pago de las horas extras de un 25% más a un 10% sobre la hora ordinaria. El salario mínimo francés está fijado en $ 1.653,99 (1.466,62 euros) y es uno de los más elevados de Europa.
“Los trabajadores son tratados como basura, ya hemos tenido suficiente, y es Hollande quien pretende representar a la izquierda”, aseveró Jean-Luc Gutel, representante de la Confederación General del Trabajo (CGT). “Se le dice a la juventud que estudien durante años, pero ¿para qué?”.
Ante la consternación social y las manifestaciones el Gobierno ya rebajó el texto inicial y pasó de fijar un tope a una lista de tarifas para las indemnizaciones por despido improcedente. En el caso de los despidos por causas económicas, los jueces podrán establecer si ha habido voluntad de falsear las cuentas para reducir la plantilla.
¿Quiénes respaldan la ley?
El Ejecutivo ha tenido que recurrir al artículo 49.2 de la Constitución, que le permite aprobar una ley sin el aval parlamentario, para evitar una votación adversa en la Asamblea Nacional. Tras su aprobación por decreto, el Gobierno francés se ha sometido y ha superado una moción de censura. Es la segunda vez que lo hace en 15 meses, tras la aprobación de la Ley Macron (sector transportista) de liberalización económica, por el mismo procedimiento.
La reforma del Gobierno de Hollande cuenta con el apoyo de la patronal francesa y de la derecha política, los republicanos del partido de Nicolas Sarkozy. Estos últimos consideran que con los cambios la ley ha perdido la anhelada “flexibilidad” que esperan los empresarios (un 90% de los contratos que se firman en Francia son temporales, y la mitad para menos de una semana).
No obstante, estas rectificaciones le han servido a Hollande para ganarse algo de apoyo de la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT), el primer sindicato por número de afiliados. En Francia existen 4 tipos de Confederación Nacional del Trabajo (CNT).
El diario Le Monde publicó el pasado marzo una columna firmada por un grupo de 31 profesores universitarios e investigadores junto al Premio Nobel de 2014, Jean Tirole. Según este colectivo, “la ley El Khomri significará mejoras para los más débiles. Al minimizar la incertidumbre asociada a las terminaciones de contratos -despidos-, incitará a las empresas a hacer más contratos indefinidos”.
Carlos Martínez, director general de IMF Business School, considera que “en los últimos años, Francia ha visto cómo su tasa de desempleo se incrementa de forma lenta pero continua y, ante esta situación, y observando los resultados en España -que se agudizó-, decidió actuar”.
La oposición mantiene protesta
Fueron las cuatro grandes centrales sindicales las que convocaron los paros, a los que se sumaron dos organizaciones de estudiantes. Pero al calor de las protestas ha surgido un movimiento social, Nuit Debout, que se multiplica por todo el país exigiendo la retirada del texto con mucha fuerza.
A estos se le sumaron todos los partidos a la izquierda del PS; El ala izquierda del gubernamental partido socialista tacha la reforma de “liberal”. La alcaldesa de Lille, Martine Aubry, encabeza el grupo y exige “cambios radicales” en el proyecto. Militantes y exmilitantes socialistas también han promovido el manifiesto Loi Travail; non, merci, que ya ha sumado 1,2 millones de firmas.
Por otra parte, el viernes representantes del Gobierno y sindicatos en Francia de la oposición concluyeron un diálogo sin el desbloqueo del conflicto.
Philippe Martinez, dirigente de la CGT, señaló que mantendrá la movilización tras exigir a la ministra de Trabajo que se suspenda el debate parlamentario sobre la reforma laboral. Sin embargo, tanto El Khomri como el primer ministro, Manuel Valls, reiteraron antes y después del encuentro que el Ejecutivo no retirará la reforma ni suspenderá su tramitación ni modificará esos artículos clave.
“El Gobierno no cambiará un texto que ya es resultado de un compromiso con los sindicatos reformistas hace meses”, indicó France Inter, jefe del Gobierno.
El Senado está controlado por los conservadores, donde probablemente el texto será modificado. De introducirse enmiendas, la ley volverá a la cámara baja. En ese momento, el Gobierno podría apelar otra vez al artículo 49.2 para lograr su aprobación definitiva. (I)
"Nuit debout" es el espíritu de los indignados
El nombre del movimiento “Nuit debout” (”Noche en vela”) nació como una protesta por el proyecto de reforma laboral en Francia. Su nombre hace referencia al texto de 18 páginas sobre el absolutismo del escritor Etienne de la Boétie (1530-1563) en dice que: “Los tiranos solo son grandes porque nosotros estamos de rodillas”.
Su historia comenzó el 23 de febrero durante la proyección de un documental, Merci patron (Gracias jefe), en la que abordaban la historia de una pareja de obreros despedidos de una fábrica del hombre más rico de Francia, Bernard Arnault, (cuya fortuna personal se calcula en 38.000 millones de euros). Según su portal web el colectivo sirve “Para hacer oír nuestro hartazgo de la política gubernamental, que no cesa de reducir nuestros derechos sociales exclusivamente en beneficio de los empresarios”.
Las universitarias de literatura Marika y Nathan explican que cuando llegaron a la plaza de la República por primera vez el 1 de abril nunca imaginaron que pasarían allí todo el fin de semana y hasta hoy continúan turnándose. Al igual que ellas miles de desempleados, médicos, militantes de ONG se han unido al caso.
Pero no todo es perfecto, hay más de 50 detenidos y todos reconocen que la organización es caótica porque todo se mezcla. “Lo que todos queremos es reapropiarnos la política. No hay que tratar de poner etiquetas sobre lo que sucede aquí”, explica Rémy, otra voluntaria del área de comunicación del grupo. (I)