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La toma de la aduana de Al Waleed Tanef, carretera principal entre Damasco y Bagdad, consolidó la ofensiva yihadista
El Estado Islámico controla el 78% del territorio sirio
El Estado Islámico (EI) avanza victorioso con su ‘ansia de conquista’ y ayer tomó el control sobre el paso fronterizo Al Waleed Tanef. Se trata del último punto en la frontera entre Siria e Irak que se encontraba en manos del Ejército, anunció el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH).
Este paso en Siria permite presumir a los seguidores de Abu Bakr al Bagdadi (autoproclamado califa del Estado Islámico) de controlar más de la mitad del país árabe tras 4 años de guerra civil.
Según una publicación de El Mundo, desde la declaración del califato el 28 de junio de 2014, hasta la fecha, el grupo se ha apoderado de más de 95.000 kilómetros cuadrados y tiene presencia en las provincias de Homs, Raqqa, Deir Ezzor, Al Hasaka, Hama, Alepo, Damasco, Rif Dimashq, Deraa y Al Suwaydaa, es decir un 78% del territorio sirio. “Lo que significa, que el régimen no domina más que el 22% de su territorio”, recalcó el director del OSDH, Rami Abdel Rahman.
El funcionario, cuya organización tiene sede en Reino Unido dice que desde las primeras protestas contra el régimen del presidente de Siria, Bashar al-Asad, se levantó la desintegración del país y se ha perdido el control de los 3 pasos fronterizos con Irak, ya que el de Bukamal está también en manos del EI, y el de Al Yaarubia, más al norte, está controlado por las fuerzas kurdas.
Pese a la campaña aérea iniciada en 2014 por la coalición internacional, dirigida por Estados Unidos en Irak y en Siria, el Estado Islámico ha logrado tomar la mayoría de los campos de petróleo y gas del país. Damasco, en cambio, solo conserva el yacimiento de gas de al Shaer, en la provincia de Homs, mientras que las Unidades de Protección Popular (YPG), las milicias kurdas que luchan en Siria, guardan el campo petrolífero de Rmeilan.
El director del IHS Jane’s Terrorism and Insurgency Centre, Matthew Henman, prevé que la ciudad arqueológica Palmira, punto de convergencia de varias carreteras, “puede utilizarse para lanzar ataques en dirección de Homs y Damasco”. Precisamente Homs es una ciudad de gran importancia geoestratégica. El experto en Estudios Islámicos Michael Lüders, citado por la cadena alemana DW, indicó que en Homs confluyen todas las vías de comunicación norte-sur y este-oeste de Siria.
“Entre Homs y Palmira hay numerosos campos petroleros y gasíferos. Homs, que ya ha sido objeto de luchas descarnadas, es el próximo objetivo de Estado Islámico. Si cae en sus manos, la situación se tornará muy peligrosa para Assad”.
Otro problema para la comunidad internacional es Palmira, la ciudad histórica con más de 2.000 años y famosa por sus columnas romanas, sus templos y sus torres funerarias.
Después de que el EI destruyera varios tesoros arqueológicos en Irak se teme que suceda lo mismo con Palmira. Desde la llegada de los yihadistas a esta zona se han producido 500 muertes y miles de habitantes han huido, y otros han sido decapitados. Estos enfrentamientos llevaron a la Unesco a pedir, este jueves, a las partes en conflicto un alto el fuego y el compromiso de preservar las antigüedades.
El califato del EI ha aprovechado las debilidades de su enemigo: en los últimos meses Al-Asad ha reorganizado sus tropas para hacer frente al empuje de los militantes de Al Nusra y otras facciones rebeldes en las ciudades de Idlib y Jisr al Shughour, en el norte de Siria. (I)