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Tras las elecciones catalanas del 27 de septiembre ha empeorado el panorama del partido en el poder
El empuje de Ciudadanos dispara las alarmas en el PP de Rajoy
El discurso del presidente español, Mariano Rajoy, cambió de forma radical. Ya no habla de ganar las elecciones generales que se celebrarán el próximo 20 de diciembre. El descalabro que hubo en los comicios catalanes obligó a los fontaneros de su partido a variar la estrategia para amortiguar el desplome que los grandes gurús de las encuestas auguran a la formación que sostiene el Gobierno de España. “El ambiente que se respira es de preocupación, incluso de alarma”, responde un dirigente de los populares madrileños a una pregunta de EL TELÉGRAFO. “Rajoy se lo juega todo en los próximos tres meses. Y si pierde estará acabado”.
Tres son los escenarios que contemplan en el PP tras la decisiva batalla de diciembre. El primero, sin duda, es la derrota inapelable. Si esto sucede, el actual mandatario se retirará de la política y abrirá paso a una renovación en profundidad de un partido asediado por una corrupción que afecta a casi todos los cuadros directivos. Desde Valencia hasta Madrid. La segunda opción que baraja la derecha tradicional española es un empate técnico con el PSOE de Pedro Sánchez, lo que imposibilitará gobernar a Rajoy debido a su nula predisposición mostrada en los últimos años para dialogar con otros partidos. El ejemplo más notorio se encuentra en el Congreso de los diputados, donde solo 86 de las 148 leyes aprobadas por el Ejecutivo en esta legislatura que ya termina encontraron el apoyo de otra formación. “Han sido años de “rodillo”, sin diálogo de ningún tipo, lo peor que recuerdo en mi extensa experiencia como parlamentario”, reconoce uno de los portavoces del Grupo vasco, una de las bancadas más poderosas y recurrentes para negociar normativas durante el sistema bipartidista español todavía en vigor. Hace mes y medio, el pleno del Congreso votó de manera sucesiva 585 veces sobre los presupuestos para 2016. El motivo de aquella inacabable sesión eran las 4.222 enmiendas que el resto de formaciones había presentado contra unas cuentas que pueden suponer veneno para la gestión del próximo Gobierno. Pero el PP, amparado en su mayoría, se encargó de rechazarlas excepto una, la referente a las crisis de refugiados para una ponencia extraordinaria que mereció otras 4.000 solicitudes de corrección del resto de partidos. Un galimatías desmesurado. “La democracia española ha menguado en los últimos cuatro años de gobierno de Rajoy”, sentencia el diputado vasco. La pregunta que muchos se realizan ahora es quién es en realidad Mariano Rajoy y, sobre todo, quién puede sucederle en las actuales circunstancias.
Hace unas semanas, el escritor y analista gallego Suso del Toro definía al presidente del Gobierno en un incendiario artículo como “un señor de cultura provinciana, incapaz de entender los cambios sociales y políticos, de ideología rancia y esencialmente franquista que entiende el ejercicio del poder de un modo subjetivo”. La realidad palpable es que Rajoy hoy es un político aislado dedicado a inaugurar obras para entrar en contacto con colectivos sociales a los que no ha prestado demasiada atención en estos últimos años. Un esquema de toda la vida en España que ahora puede resultar inútil ante una situación nueva, como es la aparición de un partido, Ciudadanos, que atiza dentelladas cada vez más profundas a la base electoral del PP. “He ahí que la tercera opción posible, la de la victoria en las elecciones de diciembre, está casi descartada”, concluye el dirigente de los populares madrileños.
El referente que maneja el Gobierno para no hundir la moral de su tropa antes de comenzar la guerra siguen siendo los resultados de las elecciones municipales celebradas en mayo. Con esos números a escala nacional, el PP sumaría 120 diputados, 65 menos que en la actualidad, por 115 del PSOE, 37 de Podemos y 17 de Ciudadanos. Pero tras las elecciones catalanas del 27 de septiembre, el panorama ha empeorado para Rajoy. De los 47 escaños que aportará Cataluña, el PP sólo obtendría tres, el peor resultado de la historia y un salvoconducto para una derrota segura. El triunfo en diciembre está quedando reservado a los enfermos de optimismo que quedan en su partido. Por el momento, ha lanzado dos salvavidas al que esperan agarrarse a medida de que vayan pasando los días: Uno es Angela Merkel, la gran madrina del presidente de España a las recetas de austeridad que en Europa se aplican con mano de hierro. De hecho, el diario neoliberal alemán “Handelsblatt” consideraba a Rajoy tras una reciente visita a Berlín como “el alumno modelo en Europa frente al inmovilismo en materia de reformas”.
El otro flotador es reconquistar la Comunidad de Valencia, su gran caladero de votos que cambió de bando hace unos meses por la descomunal corrupción y la gestión privatizadora de una crisis que resultó catastrófica. (I)