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El diario Tiempo Argentino apuesta por el cooperativismo
El cooperativismo surge como una alternativa válida para los medios que contaban con publicidad oficial en el último gobierno. Esa pauta desapareció tras la asunción del nuevo presidente Mauricio Macri.
Los medios radiales, gráficos y televisivos creados en los últimos años entraron en crisis, dejando al descubierto dos hechos incontrastables: la hegemonía de la prensa conservadora dominante encabezada por el poderoso Grupo Clarín y una débil estrategia comunicacional de los nuevos medios.
Esta lógica mediática que dominó al anterior gobierno terminó ante el hartazgo de parte de la sociedad por el uso indiscriminado de cadenas de radio y televisión de la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner, el usufructo de medios del Estado para fustigar la oposición y el intento de desarrollar un polo mediático a fuerza de pauta oficial pero con escasa repercusión popular.
Uno de los casos más emblemáticos fue el del diario Tiempo Argentino, un medio privado. Tras la asunción del presidente Macri y el fin de la millonaria publicidad oficial que lo beneficiaba, sus dueños Sergio Spolsky y Marías Garfunkel dejaron a la deriva a su grupo mediático conformado además por un canal de TV, otros periódicos menores y varias radios.
Spolsky llegó a ser candidato a alcalde en la localidad bonaerense de Tigre, pero perdió las elecciones.
Gobierno recorta publicidad a medios
Macri recortó la cifra de la publicidad oficial y los medios dejaron de ser beneficiados en la repartición de la pauta. Enseguida los 125 trabajadores de Tiempo Argentino, fundado en 2010 con vistas a las elecciones presidenciales que un año después ganaría en forma holgada Cristina Kirchner, dejaron de recibir sus salarios en diciembre pasado.
“Entonces reclamamos ante el Ministerio de Trabajo. Pero no tuvimos respuestas. Spolsky y Garfunkel nunca aparecieron”, dijo a EL TELÉGRAFO el periodista Javier Borelli, presidente de la Cooperativa Por más Tiempo, que edita actualmente el diario.
Los trabajadores se organizaron. Tomaron las instalaciones y continuaron trabajando. De hecho, el periódico siguió publicándose hasta el 5 de febrero pasado cuando la imprenta acumuló facturas millonarias impagas y decidió suspender la impresión.
“En el medio apareció un supuesto comprador, Mariano Martínez Rojas, una persona sin antecedentes en los medios que jamás se acercó al diario. Fue una compra ficticia para ganar tiempo”, afirma Borelli.
Los trabajadores no se cruzaron de brazos. Organizaron actividades para recaudar fondos, como un festival solidario en el Parque Centenario de Buenos Aires en el que actuaron en forma gratuita figuras como la Bersuit, Liliana Herrero y el Chango Spasiuk.
El dinero recaudado sirvió para mantener a las familias y visionar el futuro. “Entonces decidimos financiar un número especial impreso para el 24 de marzo en coincidencia con el 40 aniversario del golpe” militar, contó Borelli.
“Imprimimos 35.000 ejemplares y los vendimos (en la marcha organizada) en la Plaza de Mayo. Se agotaron en seis horas. Ahí se ratificó la idea de la autogestión.
Hicimos una asamblea, se votó y se aprobó crear una cooperativa a la que llamamos Por Más Tiempo. Y un mes después, el domingo 24 de abril, volvimos a sacar una edición impresa a la calle. Esa vez con 30.000 ejemplares que también se agotaron. Una semana después sacamos 45.000 que volvieron a agotarse”, asegura Borelli.
En la redacción conviven hoy 125 trabajadores, entre periodistas, fotógrafos, diseñadores y personal administrativo.
Pero ahora las tareas se mezclan. Todos salen a vender publicidad, una tarea pendiente que les permitirá sobrevivir y ser rentables. La recaudación por la venta de ejemplares les permite sacar una nueva edición semanal. Ahora es necesario generar recursos para pagar salarios.
El medio cumplirá 6 años con una visión más plural
Por lo pronto, se negocia un nuevo canon de alquiler con el dueño de las oficinas donde funciona el diario. Y desde el 16 de mayo, que se cumplirán seis años del lanzamiento del periódico, funcionará la página web que será actualizada diariamente.
“La idea es que Tiempo Argentino (se le agregó el nombre ‘Dueño de nuestras palabras’) tenga su propia identidad. Había sido estigmatizado como ultrakirchnerista, pero esa visión venía desde la dirección que publicaba notas en portada sin firma con un alineamiento absoluto hacia el gobierno anterior. Pero en las páginas interiores se veía la visión de los periodistas. Ahora hay más pluralidad. Tenemos un sistema democrático donde las notas se discuten en cada una de las secciones”, agrega Borelli.
Concluye: “Igualmente, tenemos algo claro. Nos oponemos al ajuste y nos identificamos con los sectores populares que están sufriendo este plan económico” neoliberal encarnado por el presidente Macri. (I)