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El consumo desciende en los sectores populares de Argentina
Los indicadores económicos están en caída libre a casi 6 meses de la asunción del gobierno de Mauricio Macri. La crisis es tan pronunciada que la propia vicepresidenta, Gabriela Michetti, tuvo que sincerar el discurso que prometía una fuerte recuperación en el segundo semestre del año: ahora el comienzo de la bonanza pasó para 2017. La culpa de esta postergación, dejó traslucir, se debe a la falta de apoyo empresarial por la escalada inflacionaria y falta de inversiones.
“Empezamos a ver pequeñas luces, pero no vamos a sentir en la vida familiar un alivio o una reactivación porque para que el crecimiento de la economía se dé, tenemos que esperar hasta el año que viene. En 2017 vamos a empezar a sentir eso, no sé si será en enero o en febrero, pero será bastante pronto”, dijo.
Michetti justificó este panorama afirmando que “cuando uno sale del populismo, duele”.
La zanahoria que el gobierno pone delante de los argentinos en medio de un duro ajuste que incluye “tarifazos” en las boletas de luz, agua y energía que llegan a 700%, está cada vez más lejos. El maná que el gobierno prometía para el segundo semestre ya no será ese manjar milagroso que, según las Sagradas Escrituras, Dios envío como escarcha para alimentar al pueblo de Israel en el desierto.
En Argentina, la escarcha es solo la entrada al crudo invierno austral que se avecina con temperaturas bajo cero y aumentos en las facturas del gas que oscilan entre 400% para casas particulares y 500% para pequeñas y medianas empresas tras una fuerte quita de subsidios estatales. Estos topes fueron decididos por el gobierno para apaciguar las protestas sociales y presentaciones judiciales que se multiplicaban para frenar aumentos que en algunos casos llegaban hasta el 2.700%.
El gobierno de Macri no tiene motivos para sonreír cuando analiza los indicadores económicos. 1,4 millones de nuevos pobres contabilizados por el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) son mudos testigos de esta realidad. Los ejemplos son variados.
El dato más significativo es el del consumo. En mayo pasado las ventas minoristas se derrumbaron un 9,2%, un índice superior al de abril cuando cayó “apenas” un 6,6% sobre base interanual, según el departamento de estudios económicos de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME).
“La caída en el consumo se sintió en todo el país”, dijo el reporte.
Los supermercados chinos -arraigados en el territorio como alternativa a los grandes supermercados- bajaron sus ventas un 30% en mayo con relación a abril tras la caída de 12% en ese mes con referencia a marzo, de acuerdo con la cámara que los agrupa, Cedeapsa. Las ventas en los restaurantes chinos se desplomaron el 30% comparado a comienzos de año.
Un informe de la consultora Kantar World, citado por el diario Página/12, agregó un dato más significativo: el consumo mejoró para los segmentos de alto poder adquisitivo y empeoró para los sectores populares. ¿El motivo? La transferencia de recursos de abajo hacia arriba a través de la quita de retenciones a las exportaciones agropecuarias y mineras, dos sectores favorecidos por el gobierno para inpulsar la teoría neoliberal del “derrame” de las riquezas, en contraste con los aplastantes aumentos de tarifas y una inflación anual que ronda el 40%.
En lo que va del año, el 65% de los consumidores redujo la frecuencia con la cual hace grandes compras en el supermercado, un porcentaje similar de quienes contrajeros sus salidas a cenar o la compra de ropa, según la misma consultora.
Un 72%, de acuerdo al estudio, bajó la frecuencia con la que adquiría electrodomésticos, un 56% redujo sus salidas al cine y al teatro, y un 52% los viajes de fin de semana.
Según la CAME, las caídas más pronunciadas en mayo se sintieron en el sector de los electrodomésticos y artículos electrónicos (-19,6%), bijouterie (-13,1%), materiales para la construcción (-12,7%), bazar y regalos (-11,9% ) y ferreterías (-11,6%).
Pero el peor golpe arrastró a los sectores más humildes de la sociedad, albañiles y obreros. La construcción y la industria son dos de los ítems más afectados. Según el oficial Instituto Nacional de Estadísticas (Indec), la actividad industrial cayó 6,7% en abril y cerró el primer cuatrimestre con un retroceso de 2,4%. A la construcción le fue mucho peor: se desplomó 24,1% en abril en relación a marzo para totalizar un desplome del 10,3% en los primeros cuatro meses del año. En este sector ya se perdieron 50.000 empleos desde diciembre pasado. El segundo semestre queda cada vez más lejos.
Macri, a pesar de todo, es optimista. “Creo que vamos muy bien”, afirmó. Pero Michetti es más transparente y distribuye culpas: “me hubiera gustado que los empresarios se jugaran con los precios y la inversión”. (I)
Datos
El Banco Mundial estimó que la economía de Argentina terminará este año con una ligera caída del 0,5%. Sin embargo, las previsiones del organismo son más alentadoras que hace unos meses cuando en enero pasado había previsto para 2016 un derrumbe del 1,2%.
La entidad alertó que América Latina “se ve sumamente perjudicada, ya que tres grandes economías, como Argentina, Brasil y la República Bolivariana de Venezuela, se encuentran en recesión.
El Banco Mundial proyectó que “la región comience a expandirse nuevamente en 2017 y que gradualmente cobre impulso hasta alcanzar un crecimiento de alrededor de un 2% en 2018.
Las economías de otros países sudamericanos, incluidos Bolivia, Chile y Colombia, también se desaceleraron.