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El conflicto civil se agudiza en Egipto
El Cairo/ Washington.- Estados Unidos pidió ayer a las Fuerzas Armadas de Egipto que ejerzan la “máxima contención”, pero descartó cortar la ayuda militar, horas después de que miembros del Ejército mataran a más de 50 personas que protestaban contra el derrocamiento del presidente Mohamed Mursi por parte de los militares.
Los sucesos en los que 51 personas murieron y otras 435 resultaron heridas, y sobre los que los Hermanos Musulmanes y el Ejército ofrecen versiones opuestas, aumentaron la tensión y llevaron al jeque de Al Azhar -la institución más prestigiosa del islam sunita- Ahmed al Tayeb, a pedir un acuerdo de reconciliación “antes de que el país caiga en la guerra civil”.
El presidente interino, Adli Mansur, colocado por los militares en sustitución del islamista Mohamed Morsi, formó una comisión judicial para investigar de urgencia los hechos, en los que murieron en su mayoría simpatizantes del presidente depuesto, frente al cuartel general de la Guardia Republicana en el barrio de Ciudad Naser, donde se cree que está retenido.
Tras conocerse las dimensiones del conflicto, la portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Jen Psaki, informó que Washington pidió a las Fuerzas Armadas egipcias que apliquen la “máxima contención” para evitar una espiral de violencia, aunque también reclamó a los manifestantes partidarios del destituido Mursi que opten por protestar de manera pacífica.
Con una cercanía cultivada durante 30 años con el Ejército egipcio y una ayuda militar valorada en decenas de miles de millones de dólares, Estados Unidos espera ahora hacerse escuchar por quienes derrocaron a Mursi. “Desde 1979, Egipto es el mayor beneficiario -después de Israel- de la ayuda bilateral estadounidense”, señala el Servicio de investigaciones del Congreso (CRS) en un informe que cifra en más de 68.000 millones de dólares la asistencia que recibe de Washington.
Destinada a mantener a Egipto en paz con Israel y a hacer de El Cairo una garantía al libre paso para los buques de la US Navy por el estratégico canal de Suez, esta ayuda es esencialmente militar: 1.300 millones de dólares en asistencia económica en 2013.
La ley estadounidense obliga al gobierno a detener su ayuda en caso de golpe de Estado, pero la Casa Blanca, que evita emplear esa expresión para describir lo ocurrido en Egipto, descartó ayer cortar la ayuda militar a El Cairo. “Creemos que eso no favorecería a nuestros intereses”, dijo al respecto el portavoz presidencial Jay Carney. “Ninguno de los fondos (...) pueden servir para financiar directamente una ayuda a un país en el que el jefe de gobierno debidamente electo es depuesto por un golpe de Estado militar”, reza un artículo de la ley presupuestaria estadounidense, la cual es aplicada desde 1985.
La importancia del apoyo estadounidense es tal que cubre casi 80% de los gastos de equipamiento del Ejército egipcio y casi un tercio de su presupuesto, según el CRS.
Los blindados estadounidenses M1A1 Abrams son fabricados bajo licencia en Egipto, que debe adquirir 1.200 de ellos y más de 220 caza F-16 fueron entregados a El Cairo desde 1980. Otro factor con que cuenta Washington es la formación de oficiales egipcios en escuelas militares estadounidenses.
El hombre fuerte de El Cairo, el general Abdel Fatah al Sisi y el jefe del Estado Mayor del Ejército, Sedki Sobhi, pasaron un año, en 2006 y en 2004 respectivamente, en el US Army War College. “Los dos oficiales militares de mayor graduación en Egipto en este momento tienen nexos con el Ejército estadounidense”, destacó Stephen Gerras, quien fue profesor del general Al-Sisi.
De ahí que uno de los máximos responsables del partido de la libertad y la justicia, el brazo político de los Hermanos Musulmanes, Farid Ismail, responsabilizó a Estados Unidos por el golpe contra Mursi, el primer presidente electo democráticamente en Egipto hace un año. “Esto fue un golpe militar, un ataque a nuestra democracia. Los militares no reaccionan al llamado popular como dicen, fueron impulsados por Estados Unidos”, dijo Ismail.
Pero según Michele Dunne, del Atlantic Council, a pesar de esos estrechos lazos, la política egipcia de Washington, tanto por su vacilación durante la caída de Hosni Mubarak como en la de Mohammed Mursi, es un “fracaso”. “Los dirigentes estadounidenses no vieron llegar la crisis hasta que era tarde y sus consejos -la mayoría desfasados en relación a los acontecimientos- fueron ignorados por cada campo”, escribió en una nota de opinión en el Washington Post.
Incluso el jefe del Estado Mayor conjunto estadounidense, el general Martin Dempsey, admitió que se entrevistó en varias oportunidades con sus colegas egipcios. “Confío en el hecho de que tenemos una relación lo suficientemente estrecha para que nos escuchen, pero finalmente, se trata de su país y encontrarán su camino, pero habrá consecuencias si lo manejan mal”, advirtió.
CONVOCATORIA A ELECCIONES PARA FEBRERO DE 2014
El presidente interino de Egipto, Adli Mansur, decretó ayer por la noche la celebración de elecciones legislativas para febrero de 2014, después de lo cual se anunciará una fecha para las presidenciales, informó la agencia de noticias Russia Today (RT).
El país tendrá cinco meses para modificar la Constitución suspendida, ratificarla en un referéndum y después celebrar elecciones parlamentarias, según el texto del decreto publicado en la página web del diario Al-Ahram, indicó por su parte AFP.
El decreto también establece que las elecciones presidenciales deberán ser convocadas cuando se reúna el nuevo Parlamento.
La Constitución fue suspendida la semana pasada tras el derrocamiento, por parte de la cúpula militar, del presidente Mohamed Mursi, elegido en los primeros comicios democráticos celebrados tras la caída de Hosni Mubarak el 11 de febrero de 2011, según indicó la agencia Reuters.