Junto con la puesta en marcha de la gratuidad en las universidades, aunque solo para los estudiantes más vulnerables, el debate sobre una nueva Constitución marcará la agenda política en Chile en 2016. Mientras se espera un año difícil por los nuevos términos en la educación superior chilena en los que no todos están de acuerdo, sí hay consenso en que el país necesita una nueva Carta Magna en reemplazo de la dictada durante el régimen de Augusto Pinochet en 1980.

Según una encuesta de Plaza Pública Cadem dada a conocer esta semana, casi ocho de cada 10 chilenos (un 76%) está de acuerdo en que el país requiere de una nueva Constitución. Incluso, el 60% considera que este tema es muy prioritario, nueve puntos más respecto de un estudio conocido en octubre. “Es probable que el alto apoyo a la idea de un cambio constitucional esté vinculado a las altas expectativas que sigue generando en la opinión pública”, señaló el sondeo.

También la investigación reveló que el 67% de los chilenos piensa que con la nueva Constitución podrán comenzar a superarse los temas que preocupan a la ciudadanía: educación, salud e inseguridad.

El proceso constituyente fue anunciado por la presidenta Michelle Bachelet en octubre pasado, ocasión en la que explicó que se llevará a cabo por fases. A comienzos de diciembre, el gobierno lanzó una serie de spots televisivos que llevan por nombre ‘El Constitucionario’, que explica de manera didáctica la importancia de la Carta Magma y el proceso constituyente en Chile con cinco conceptos centrales: libertad, democracia, República, igualdad y Constitución. A partir de ahora y hasta marzo de 2016 se concretará un proceso de educación cívica. Luego, hasta octubre de 2016, se desarrollará un proceso de ‘diálogos ciudadanos’, primero por los barrios, luego por las provincias y finalmente por las regiones. Los resultados de esos diálogos serán supervisados por un comité de expertos y en 2017 el gobierno transformará aquello en una propuesta que será presentada en el Congreso. (I)