El 45% de los peruanos aún no decide su voto

A seis meses de las elecciones en Perú las encuestadoras realizan mediciones periódicas. Una de las últimas fue la GKF. La empresa le da el primer lugar a Keiko Fujimori, de Fuerza Popular, seguida casi con la mitad de aceptación por Pedro Pablo Kuczynski y en tercer puesto Alan García.

Fujimori, hija del expresidente, tiene el 35% de la intención de voto, cifra de evolución considerable si se analiza que hace tres meses partió con un 31% de respaldo urbano y rural. Su base de apoyo, un 30% fijo desde el año pasado, encuentra fortaleza en los grupos sociales más desfavorecidos .

En la misma ruta de crecimiento, pero casi con la mitad de aprobación, está Pedro Pablo Kuczynski.  Un aumento de 3 puntos porcentuales desde julio lo lleva a terminar octubre con el 14% de interés electoral, cifra que podría aumentar si lograra salir de Lima hacia las regiones del interior del país, donde su figura es poco conocida.

Detrás de ellos se encuentra Alan García, quien aspira a ocupar el sillón presidencial por tercera ocasión. Él que no logra aún superar la barrera del 10% que lo estanca en la tercera posición desde el año pasado. Un 9% de peruanos, de acuerdo a GFK, lo considera apto para dirigir nuevamente el país.

La cuarta posición es una sorpresa. En esta ocasión se halla César Acuña, cabeza principal de Alianza para el Progreso, movimiento político regional nacido en Trujillo, en el norte de Perú. Este puesto era ocupado por Alejandro Toledo, cuya figura es debilitada cada día por las denuncias de corrupción que pesan en su contra.

El empresario obtiene el 6% de apoyo popular. Para el politólogo Domingo Ascues, este panorama define las líneas de acción que los peruanos verán hasta el 10 de abril de 2016, día en que se abrirán las urnas para recibir los votos. “La amplia ventaja de Keiko quizás nos previene de la existencia de una segunda vuelta electoral, pues aunque ha intentado distanciarse de los graves errores que cometió el fujimorismo en el pasado no logra, todavía, sacarse de encima el estigma de pertenecer al partido de su padre, quien es acusado de corrupción y violación de derechos humanos”, sentencia.

Para el analista Martín Tanaka, ese estigma ya no podría impedir, como en las elecciones de 2011, que los fujimoristas regresen al poder.  En una de sus columnas de opinión, Tanaka señalaba que la elección de Humala significó la eliminación de la posibilidad alternativa para la presidencia. Al ya no existir el “factor Humala”, y al tratarse de nuevas generaciones que desconocen, en gran parte, la historia de Perú, la posibilidad de endilgar un voto de confianza al fujimorismo crece de forma exponencial.

Mientras que para Luis Benavente, analista político, estos factores dialogan con el carácter propio del elector peruano, al que define como dueño de un voto emocional.

La gente, señala Benavente, no votará necesariamente por quien represente tal o cual ideología política, sino por aquel personaje que logre tocar las fibras de su sensibilidad social. Eso hace que, como en el pasado, en las últimas semanas de campaña definan a dónde se dirige un voto siempre volátil, capaz de cambiar a última hora.

Esta es una realidad que no se puede desconocer porque en la misma encuesta GFK refleja que el  45% de peruanos declara no simpatizar con ninguna tendencia política, casi el doble de los que sí indican identidad con la derecha (24%). Detrás están los que se ubican en la izquierda (16%) y quienes se hallan en el centro que llegan al 15%.  Esta tendencia pone en riesgo las aspiraciones de los presidenciables.

De acuerdo a Ipsos, otra encuestadora local, el 40% de peruanos aspira a que el próximo presidente sea economista, mientras que el  10% ubicaría ahí a un sociólogo o  un abogado. El 4% apenas volvería a creer en un militar para conducir los destinos del país.

“Para los apristas, por ejemplo, el camino para retornar al poder es complicado: un 68% dijo no volver a votar por Alan García, principalmente por temas de corrupción, un peso del que, estamos viendo, cada vez le es más difícil distanciarse”. A Toledo, quien tiene el primer lugar de rechazo colectivo, el 65% de personas lo ve como un candidato pésimo. Mientras que Keiko, por su parte, concentra la menor cantidad de votos desfavorables, un 39% siempre a la baja. (I)