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La presidenta michelle Bachelet suspende visita a Ecuador y viaje a Cumbre de las Américas en Panamá
El 31% de la población de Atacama no tiene agua potable por las inundaciones (Galería)
Ha sido una tragedia tras otra. Primero fueron los incendios forestales del sur de Chile y la erupción del volcán Villarrica, en la turística ciudad de Pucón. Luego rebrotaron los incendios en Valparaíso. Pero el mayor caos ocurrió en el norte de Chile, en la Tercera Región de Atacama, donde un inusual temporal de lluvias y aludes dejó 23 fallecidos. Se registran 57 desaparecidos, mientras que algunos socorristas afirman que la cifra sería de al menos 90.
A una semana del mal tiempo en el norte, que generó un profundo impacto entre los chilenos y que dejó al descubierto la precariedad en ciudades como Copiapó y Chañaral, las autoridades locales recomendaron a los niños y adultos mayores que no salgan a la calle para evitar el contacto con el lodo contaminado.
Tras las inundaciones, se estima que el 93% de Atacama ya tiene electricidad, pero solo el 69% cuenta con agua potable.
Pero la destrucción era aún visible en los poblados como Diego de Almagro y El Salado, donde miles de personas permanecían damnificadas. También hay miles de historias de familias que lo perdieron todo, ya que este ha sido el peor temporal en 80 años en la región. De todos modos, la luz comienza a asomarse. Ayer, por ejemplo, fue rescatado un niño de 3 años luego de 7 días de aislamiento en la zona de La Guardia, al sureste de Copiapó.
Las lluvias también han generado severas críticas contra el Gobierno, por la lentitud en la entrega de ayuda, y contra la Oficina Nacional de Emergencias (Onemi) y el Servicio de Meteorología, por supuestamente no haber advertido sobre la magnitud de las lluvias. La propia presidenta Michelle Bachelet viajó la semana pasada a la zona del desastre, pero varios pobladores la encararon por la falta de recursos y el caos generalizado. “Por favor, no nos mienta”, le dijo en su cara uno de los damnificados, aún con su torso desnudo con barro de pies a cabeza.
A su vez, el director del Servicio Médico Legal, Patricio Bustos, hizo ayer un llamado a “no alterar la salud mental de la población” con rumores sobre nuevas víctimas fatales o más desaparecidos.
Impasse con Bolivia
Incluso la controversia cruzó la frontera chilena después del viaje que realizó el martes el ministro de Defensa de Bolivia, Jorge Ledezma, quien visitó Copiapó para entregar, a nombre del gobierno de Evo Morales, 13 mil litros de agua embotellada para los damnificados. El problema fue que Ledezma apareció con una chaqueta con la insignia ‘El mar es de Bolivia’, algo que irritó a las autoridades chilenas, pero también al propio mandatario boliviano, que decidió destituir a su ministro tras este impasse.
“El dolor de la catástrofe en el norte no debe utilizarse para propósitos políticos”, señaló el canciller chileno, Heraldo Muñoz.
Mientras que Evo Morales dijo: “Esperemos que estos errores sirvan para aprender, para cuidar la imagen del pueblo boliviano. Aquí no hay ministros autónomos”. Antes de su despido, Ledezma había intentado calmar los ánimos al manifestar: “No venimos con ningún afán provocador”.
El temporal ha sido de tal magnitud, que la presidenta Michelle Bachelet suspendió su viaje a la Cumbre de las Américas en Panamá a fines de la próxima semana. “Hemos decidido no ir a un par de giras internacionales”, dijo la mandataria, quien -además- interrumpió una visita oficial que pensaba realizar a Ecuador. (I)