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Consterna a Colombia ejecución de modesto transportador de drogas en China

Juan José Herrera abraza a un familiar durante una vigilia que realizó junto a sus seres queridos en el momento de la ejecución de su padre  Ismael Enrique Arciniegas Valencia.
Juan José Herrera abraza a un familiar durante una vigilia que realizó junto a sus seres queridos en el momento de la ejecución de su padre Ismael Enrique Arciniegas Valencia.
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El colombiano Ismael Enrique Arciniegas Valencia creyó que transportar 3,9 kilogramos de cocaína en paquetes adheridos a su cuerpo a la ciudad china de Guangzhou sería una manera fácil y rápida de ganarse cinco mil dólares.

Pero esa decisión le costó la vida. No por un ajuste de cuentas de los narcotraficantes que le ofrecieron ese negocio en su natal Cali, sino porque Ismael Enrique fue capturado en 2010 en el aeropuerto de Guangzhou y un tribunal de China le impuso como sentencia la pena de muerte.

De nada valieron los reiterados pedidos de clemencia de la familia y de la cancillería colombiana. El lunes por la noche, se cumplió la sentencia e Ismael Enrique, de 74 años, fue ejecutado en una cárcel de Guangzhou con una inyección letal.

Se trata del primer colombiano ejecutado por el delito de narcotráfico en China, un país donde hay otros 15 colombianos condenados a muerte por esa misma falta aunque 10 de ellos tienen suspendida la pena en espera de su revisión.

Las severas leyes antinarcóticos de China establecen castigos superiores a los 15 años de prisión para quienes transporten más de 50 gramos de cocaína. Por los casi cuatro kilos que transportaba Ismael Enrique a la familia y a la cancillería colombiana les fue imposible impedir la pena de muerte.

Juan José Herrera, hijo del ejecutado, pero quien lleva el apellido de su madre, pudo hablar por teléfono con él antes de que se cumpliera la sentencia.

“Se despidió tranquilo y feliz. Nos dijo que lo recordáramos con alegría”, dijo ayer Juan José a periodistas.

El joven de 34 años, quien se dedica a hacer tatuajes, dio a conocer una grabación con partes de la conversación que sostuvo con su padre, quien se advierte sereno y resignado a morir.

Ismael Enrique, quien ejerció el periodismo en la suroccidental Cali y se relacionó con narcotraficantes mientras escribía un libro sobre el tráfico de drogas en los 80, dijo a su hijo ya no tenía nada que perder y que se iba contento y seguro de que todos sus pecados y los errores que cometió como ser humano le serían perdonados.

“Me despido, voy a los encuentros con Dios, para mí es un día de felicidad, no de tristeza”, aseguró a sus familiares el condenado una hora antes de morir.

Además, les recomendó llevar una vida correcta, sin abusos de drogas y alcohol, y les pidió que lo recuerden con cariño y amor.

“Estoy tranquilo, muy relajado, no me preocupo por nada (…) Señor, hoy te entrego mi vida a ti y me arrepiento de todo lo malo que haya hecho. Señor, muchas gracias por darme la oportunidad de vivir por tanto tiempo”, expresó.

Por último, le dijo a su hijo Juan José: “Un abrazo, un beso y adelante… Bueno me voy, que Dios te bendiga hijo. Tranquilo, que yo voy feliz. Bueno, adiós”.

Noche difícil

Juan José dijo que fue una noche muy difícil para toda la familia.

“Hicimos una vigilia, oramos toda la noche y nos abrazamos con la consigna de recordar a un gran padre, a un gran ser humano, no a la persona que cometió un error”, sostuvo el joven, quien lleva tatuado el rostro de su padre en el pecho.

Juan José es el mayor de los dos hijos que tuvo Ismael Enrique Arciniegas Valencia. Su hijo menor, Daniel, fue asesinado hace cinco años en Cali.

La madre de Juan José, María del Socorro, murió en 1984 por una sobredosis de droga, y su tío Luis Germán Arciniegas, hermano de Ismael Enrique, también fue detenido en China en 2011 por narcotráfico. Lo condenaron a 12 años de prisión, pero murió en una cárcel de Hong Kong en 2013 como consecuencia de un derrame cerebral.

“Las drogas y el narcotráfico han destruido a mi familia. A mí el arte (hacer tatuajes) es lo que me ha salvado”, aseguró Juan José.

Dijo que su padre vivía en condiciones infrahumanas en una prisión Guangzhou, donde permanecía la mayor parte del tiempo encadenado a su cama y muy enfermo por una afección pulmonar.

“El narcotráfico no paga, las leyes en China son severas y si piensan viajar a ese país haciendo esa actividad no solamente van a acabar con su vida sino con las vidas de muchos de sus familiares”, señaló.

Ismael Enrique Arciniegas Valencia, quien pasó 16 años de su vida preso por tráfico de drogas en cárceles de Colombia, España, Ecuador y China, dejó escrito un libro sobre ese delito. Se titula “La guerra santánica” y su hijo Juan José lo piensa publicar.

Personal del consulado de Colombia en Guangzhou recibió ayer los cenizas del primer colombiano ejecutado por narcotráfico y se espera que este jueves las reciban sus familiares en Cali.

Según datos oficiales, 15.034 colombianos están presos en 60 países del mundo, el 56 por ciento por tráfico de drogas. De ellos, 145 están en China y Hong Kong.

El director de la sección política de la embajada de China en Bogotá, Lui Tao, dijo que así como su país respeta a Colombia, espera que esta nación respete “nuestra historia y nuestra legislación”. (I)

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