Cataluña mantiene su desafío a España

Francesc Homs, mano derecha de Artur Mas y consejero de la presidencia de Cataluña, es el responsable de los 45 actos de Convergencia Democrática de Cataluña (CDC) organizados por las cuatro provincias durante junio y julio.

Las jornadas, que fueron bautizadas con el nombre simbólico de ‘Benvinguts al futur’ (Bienvenidos al futuro, en catalán), han sido una manera directa de palpar la opinión de la amplia militancia del partido de cara a la cita electoral del próximo 27 de septiembre y, de paso, difundir los planes que han previsto como contingencia de que Cataluña declare la independencia. “Sabemos que o vencemos o nos quedamos en la cuneta… pero no hay nación que aguante un déficit fiscal del 9% del PIB”, explica Homs. Lo hace una y otra vez cuando alguien le pregunta por los motivos para romper una relación política secular con España.

Pero es tal el abismo que hoy separa a los ejecutivos de Madrid y Barcelona que ni siquiera se ponen de acuerdo en la cuantía de la deuda. Para el Ministerio de Hacienda, Cataluña no tiene motivos económicos para la queja ya que no es la comunidad autónoma que más aporta al Estado para equilibrar las diferencias de desarrollo en el país. “Muy por delante está la Comunidad de Madrid”, sentenció la semana pasada el ministro Cristóbal Montoro.

Pero el “expolio fiscal”, el “Espanya ens roba” (España nos roba), sigue siendo hoy en día la primera justificación oficial en Cataluña para pedir la independencia. Para Artur Mas deshacer esas cadenas que les mantiene unidos a España significará el fin de las duras políticas impopulares que han desmantelado buena parte del Estado del Bienestar en la región durante los últimos años porque “seremos dueños de nuestro destino”. Así lo refleja su partido, el CDC, en un video destinado a explicar cómo será un futuro soberano y los beneficios. La gran habilidad del CDC ha sido la manera en la que han logrado revivir un proceso que comenzaba a mostrar síntomas de agotamiento tras más de cinco años de lucha.

Así lo muestran todas las encuestas realizadas en los últimos meses cuyos resultados parecen alejarse cada vez más de los postulados de ruptura con España y acercarse más a las preocupaciones sociales actuales como son el paro y los recortes.

La jugada maestra de Mas ha sido apartarse de la primera línea política para impulsar una candidatura soberanista unitaria y transversal, Junts pel Sí, con candidatos como Raül Romeva y Carme Forcadell, los dos primeros de la lista, Pep Guardiola o el cantautor Lluis Llach, que no provienen de la política profesional sino de los movimientos sociales que, desde el comienzo de la crisis, han defendido el Estado del Bienestar. Se quiere la construcción progresiva del nuevo Estado catalán. (I)