Ecuador, 15 de Mayo de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Comparte

La gobernante afronta las denuncias de corrupción sobre el caso petrobras

Brasil será escenario de movilizaciones a favor y en contra del gobierno de Dilma

Brasileños participan en una protesta contra la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, efectuada en noviembre pasado en Sao Paulo. Foto: theobjective.com
Brasileños participan en una protesta contra la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, efectuada en noviembre pasado en Sao Paulo. Foto: theobjective.com
13 de marzo de 2015 - 00:00 - Pablo Giuliano. Corresponsal desde Sao Paulo, Brasil

Las cacerolas sonaron con fuerza desde los balcones de los barrios más exclusivos de Sao Paulo, Río de Janeiro, Porto Alegre, Salvador, Recife, Belo Horizonte y la presidenta Dilma Rousseff fue llamada, al unísono, “vaca”. “Vaca” es uno de los peores insultos machistas en el idioma portugués de Brasil.

La manifestación duró 12 minutos y tapó el discurso en cadena nacional que Rousseff dio el domingo, Día Internacional de la Mujer, para pedir paciencia a la población frente al ajuste fiscal que emprendió este año y anunciar que aumentaban las penas contra crímenes de género contra las mujeres.

El cacerolazo, organizado por agrupaciones derechistas que actúan en las redes sociales desde las protestas de 2013, fue el anticipo de la oposición para la marcha, en la cual se esperan 100.000 personas en cada ciudad, el próximo domingo, para reclamar la destitución de la presidenta a raíz del escándalo de corrupción en la empresa estatal Petrobras.

Hoy, por el otro lado, “defender la democracia, a Petrobras y derrotar al golpismo” es una de las consignas de las manifestaciones convocadas por la Central Única de Trabajadores (CUT), la mayor central sindical del país que es brazo del oficialista Partido de los Trabajadores y fue fundada por Luiz Inacio Lula da Silva en 1982.

“Queremos que Dilma se aleje de las medidas de ajuste fiscal y retome el discurso con el que fue reelecta el año pasado. Queremos que termine su gestión en los brazos del pueblo y para eso el movimiento sindical será crítico, pero siempre sabiendo que hay que defender las conquistas que este mismo gobierno logró”, dijo a EL TELÉGRAFO Sergio Nobre, secretario general de la CUT.

Desde la ultraderecha se convoca al ‘impeachment’ de Rousseff y a “derrocar al PT”, pero el opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) del expresidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2002) apunta al “sangrado”, una muerte lenta que eliminaría al partido de Rousseff y de Lula en las elecciones de 2018.

“La destitución no resolvería nada; el modelo que instaló el PT, con 39 ministerios y un presidencialismo de cooptación y no de coalición, se ha agotado”, dijo Cardoso. El senador Aloysio Nunes, candidato a vice del opositor Aecio Neves el año pasado, apostó por “dejar sangrar” al Gobierno para quitar al PT del poder ejecutivo, en el cual se encuentra desde 2003.

Entre los 49 políticos que son investigados por de alguna manera haber tenido contacto con el dinero desviado de Petrobras, se encuentra la mano derecha del derrotado candidato presidencial Aecio Neves, el exgobernador de Minas Gerais y senador Antonio Anastasia.

La  marcha del domingo la convocan grupos que se han creado en las redes sociales y manipulan la información que circula sobre el gobierno, como por ejemplo que uno de los hijos de Lula hace fiestas fastuosas o que se preparan un “autogolpe” para instalar “el chavismo” en Brasil.

Pero sin lugar a dudas el mayor periódico del país, Folha de Sao Paulo, ha dado un paso más en la batalla opositora al entregarle el prestigioso espacio de opinión de su página 3 al autodenominado Movimiento Brasil Libre, directamente una entidad de ultraderecha liberal que promueve reducir el tamaño del Estado a su mínima expresión.

“El principal objetivo, por el momento, es derrocar al PT, que es el principal enemigo de la libertad y la democracia”, escriben Kim Kataguiri y Renán Ferreira Santos, coordinadores del MBL. Y agregan que “el lector no debe engañarse: una vez derrocado este coloso del estatismo, habrá mucho trabajo para hacer. Quieran o no, el Estado seguirá gigantesco y esto no será culpa apenas del PT.

La situación es inédita porque abarca a todo el sistema partidario: los sobornos en Petrobras pagados por empresas constructoras a exdirectivos de la mayor empresa de América Latina en la última década se distribuían en fondos para campañas, según las denuncias, de todos los partidos.

Y además del PT, con seis investigados, aparece en primer lugar el Partido Progresista, que tiene la cuarta bancada en la Cámara de Diputados y los titulares del Senado y la Cámara Baja, del Partido del Movimiento de la Democracia Brasileña (PMDB), Renán Calheiros y Eduardo Cunha.

Tres exdirectivos de Petrobras están detenidos por el escándalo, dos de ellos como corruptos confesos que hicieron un cuerdo de delación premiada para ganar una reducción de pena.

Además, ejecutivos de 13 compañías constructoras que admitieron haber pagado sobornos para ganar licitaciones.

Además del escándalo de corrupción, el clima político ha puesto a Rousseff contra las cuerdas, justamente cuando ella pide “paciencia” para enfrentar la crisis mundial con una receta cuestionada por muchos aliados como neoliberal, ya que recortó beneficios en pensiones y en el seguro de desempleo.

El objetivo es llegar al 1,2% del PIB de superávit primario, pero mientras esto sucede, las acciones de Petrobras se derritieron, la empresa lucha para cerrar su balance de 2014 incluyendo la corrupción, la inflación se disparó en febrero a los mayores niveles en diez años y el real se devaluó 13% en lo que va del año. El desempleo se mantiene en su piso histórico y la producción industrial mostró una recuperación.

Si bien los cacerolazos fueron atribuidos a una “élite blanca” que aprovecha por protestar porque ha perdido privilegios con el ascenso social de las clases trabajadoras en la última década, los analistas sostienen que el PT y sus líderes deben entender el razonamiento de la hegemonía mediática opositora para salvar su legado social.

En 2005, surgió el escándalo del “mensalao” (distribución ilegal de dinero entre aliados que fue vista como sobornos por la justicia) que terminó con líderes históricos del PT como José Genoino y José Dirceu tras las rejas; pero con la operación sobre Petrobras las espaldas del gobierno están puestas a prueba.

“Lula pudo aguantar esa crisis, pero ahora Dilma está en el inicio de su mandato desde enero, lo que significa que ella tendrá un gobierno en crisis durante cuatro años con estas acusaciones, lo cual es terrible para el partido”,  afirmó el analista Lincoln Secco, autor del libro “Historia del PT”.

Para Secco, “el modelo del PT es una conciliación de clases” que dejó fuera a la clase media tradicional, lo cual agravó lo que se conoce como ‘opinión pública” debido a que el partido “nunca se interesó en construir un aparato de prensa”, según la revista Carta Capital.

Tal vez la grieta abierta en el país con mayoría negra que es famoso por ser un gigante de desigualdad social gire más claramente  en torno a la izquierda y a la derecha a partir del domingo.

Una de las opiniones más respetadas en Brasil es la del economista desarrollista Luis Bresser Pereira, quien fue ministro de los presidentes Sarney y Cardoso, aunque se identifica ideológicamente claramente con Lula y Rousseff.

Bresser Pereira atribuye a Rousseff errores groseros en su primer gobierno que hicieron “surgir un fenómeno que nunca se vio en Brasil, un odio colectivo de clase alta, de los ricos, contra un partido y una presidenta, no era preocupación o miedo, era odio por un gobierno reconocido de centro-izquierda que hizo compromisos pero no se entregó, que sigue defendiendo a los más pobres y no declara preferencia al rentismo de la clase alta”.

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

El Telégrafo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media