Bogotá.- La capital de Colombia suspendió ayer muchas actividades debido a las 17 marchas programadas por diversos sectores que se unieron a la huelga del sector agropecuario, que comenzó hace 11 días y ha dejado al menos cinco muertos; mientras, el presidente Juan Manuel Santos admitió que el país atraviesa “una tormenta” por las protestas y disturbios que sacuden al país.

La circulación de vehículos por las principales avenidas de Bogotá, que suele ser caótica a primeras horas de la mañana, presentaba ayer  una fluidez poco habitual, sin los embotellamientos que caracterizan a la ciudad de cerca de ocho millones de habitantes.

La disminución del tráfico automotor se debió en parte, a la suspensión de clases en la mayoría de colegios y universidades de la ciudad y a la decisión de muchos transportistas de no sacar sus vehículos, por temor a ser objeto de ataques por parte de los manifestantes.

En la Autopista Sur, que comunica Bogotá con la populosa localidad de Soacha y el suroeste del país, manifestantes bloquearon la vía e impidieron el paso de los pocos autobuses públicos que circulaban esta mañana.

Además de los bloqueos, que desde que comenzó la huelga agraria se registran en numerosas carreteras del país, camioneros interrumpieron ayer la circulación en la autopista que comunica Bogotá con Medellín, en apoyo a los campesinos.

Para ayer fueron autorizadas 48 marchas en todo el país, para las que se dispuso 20.000 policías a fin de  garantizar la seguridad de los ciudadanos, según manifestó el general Yesid Vásquez, director encargado de seguridad de esa institución.

Por su parte el Jefe de Estado, en una alocución de radio y televisión, admitió que “hay una crisis en el sector agropecuario (...) y esa tormenta se formó por la falta de políticas desde hace mucho tiempo”.

“Los campesinos han sufrido abandono por décadas y tienen muchos argumentos y propuestas válidas”, agregó Santos tras indicar que su Gobierno ha considerado sus peticiones y ha puesto sobre la mesa una serie de soluciones a corto plazo, como medidas para controlar los precios de fertilizantes y plaguicidas, y otras para frenar el ingreso de productos de contrabando.

De esta forma, el jefe de Estado expresó su confianza en que los delegados del Gobierno y de los campesinos, que desde el martes mantienen negociaciones en Tunja, capital del departamento de Boyacá, alcancen pronto un acuerdo que ponga fin a la huelga.