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Algunos de los hijos y nietos de las víctimas de la represión son funcionarios públicos, en cambio, otros se han suicidado

Abuelas de Plaza de Mayo llevan 38 años de búsqueda inclaudicable de sus nietos

Una abuela de Plaza de Mayo llora durante una manifestación en la capital argentina. Foto: MinutoUno
Una abuela de Plaza de Mayo llora durante una manifestación en la capital argentina. Foto: MinutoUno
03 de septiembre de 2015 - 00:00 - Marcelo Izquierdo, corresponsal en Buenos Aires

Las alegrías y las tristezas se entremezclan en la lucha diaria de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Son mujeres inclaudicables que llevan hasta el último suspiro sus ideales en alto y la búsqueda de sus hijos y nietos apropiados durante la dictadura.

La noticia del hallazgo del 117/o nieto recuperado, anunciada el pasado martes, se conoció al mismo tiempo que el deceso de Pepa Noia, fundadora de las Madres y una de las primeras 14 mujeres que se reunieron el sábado 30 de abril de 1977 a las cuatro y media de la tarde en la Plaza de Mayo para pedir por sus hijos detenidos-desaparecidos. Pepa fue la primera en llegar a la histórica plaza. Luego se sumaron otras 13 que comenzaron una protesta pacífica. Fue entonces que un policía les ordenó tajante:

“Circulen, circulen”. Y el grupo no tuvo más remedio que caminar  alrededor de la Pirámide de Mayo. Así comenzaron las rondas semanales, que finalmente se fijaron para los jueves y que hasta la actualidad realiza el grupo de Madres en el emblemático paseo frente a la Casa Rosada, sede de gobierno.

Pepa jamás lloró ante los represores que le arrebataron a su hija Lourdes, aunque en la soledad se derrumbaba en llanto. “Nunca, nunca (ellos) van a decir ‘la vimos llorar a Pepa’. Yo lloraba cuando salía a la calle, cuando iba en los colectivos, me sentaba a fumar y lloraba. Cuando iba a los ministerios decía: ‘no hay que mostrarles el dolor que una tiene’. Ni bien salía lloraba como una desgraciada todo el camino. Delante de ellos, no, jamás”, contó en  un reportaje.

Pepa Noia tenía 94 años. Había sido nombrada en 2010 ‘ciudadana ilustre’ de la ciudad de Buenos Aires. Su deceso coincidió con el hallazgo del nieto/a 117 de los cerca de 500 niños apropiados durante el régimen militar que gobernó el país austral entre 1976 y 1983.

Se trata de la hija de Walter Domínguez y Gladys Castro, desaparecidos el 9 de diciembre de 1977 tras ser secuestrados en su casa en la provincia de Mendoza, fronteriza con Chile. Ambos militaban en el Partido Comunista Marxista Leninista. Ella estaba embarazada de seis meses. La niña nació en cautiverio, pero jamás se supo dónde y  37 años después pudo recuperar su identidad.

El anuncio lo hizo la titular de Abuelas, Estela de Carlotto. La madre de Walter, María Assof de Domínguez, integrante de la filial Mendoza del grupo, recibió una llamada telefónica mientras cocinaba en su casa.  

“Apareció tu nieta. Es una nena”, le dijo Carlotto del otro lado de la línea. Pero la nieta recuperada pidió tiempo y privacidad. Aún no se ha encontrado con su familia. “Solo nos falta el abrazo esperado por 37 años”, le dijo su abuela a través de la prensa.

La mujer fue contactada por el equipo de acercamiento de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad, cuya tarea es acercarse a jóvenes que se sospecha podrían ser hijos de desaparecidos. Entonces pidió tiempo y, finalmente accedió a hacerse los análisis genéticos que dieron positivo.

Su abuela estaba exultante: “habíamos perdido la esperanza de encontrarla, igual que habíamos perdido la esperanza de que hubiera juicios” contra los represores, reiniciados tras la asunción del presidente Néstor Kirchner en 2003.

También en la lucha de los hijos y nietos de detenidos-desaparecidos se producen sinsabores. Decenas de ellos están en la actualidad en primera línea en el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, como Eduardo ‘Wado’  de Pedro, su jefe de gabinete y el primer candidato a diputado nacional por el oficialista Frente para la Victoria en la provincia de Buenos Aires en las elecciones del 25 de octubre.

Pero también hay noticias tristes en esta búsqueda: el pasado julio se suicidó Hernán Calogerópulos, de 40 años, en la ciudad  bonaerense de Campana. En abril se  quitó la vida  Pablo Atanasul, nieto recuperado número 109. Y hace cuatro años, en 2011, la víctima fue Virginia Ogando. La represión aún sigue cobrando víctimas en Argentina. (I)

Datos

Las Abuelas de Plaza de Mayo es una organización fundada en 1977 con el fin de encontrar a los niños robados y adoptados ilegalmente en el gobierno militar. Se les restituye su verdadera identidad.

La dictadura militar dejó un saldo de 30.000 desaparecidos y asesinados. Estas personas, la mayoría, eran jóvenes con un fuerte compromiso social, muchos de ellos padres de bebés y niños, incluso mujeres embarazadas.

Hasta 1983 para saber la identidad de un niño se analizaba la sangre de sus padres. Gracias a las Abuelas la ciencia descubrió que con la sangre de los abuelos era suficiente; fue el llamado “índice de abuelidad” y su 99,9% de certeza es prueba legal de filiación.

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