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Italia, debido a su situación geográfica, es el tercer país con más peticiones

866 mil personas han solicitado refugio en alguno de los 28 estados de la UE

Inmigrantes de África subsahariana esperan para ser transportados a un centro de detención en Misrata, Libia. Foto: AFP
Inmigrantes de África subsahariana esperan para ser transportados a un centro de detención en Misrata, Libia. Foto: AFP
13 de mayo de 2015 - 00:00 - Gorka Castillo. Corresponsal en Madrid

Europa registró el pasado año el mayor número de solicitudes de asilo de su historia, tan solo superado por el descomunal flujo de migrantes que produjeron las guerras de Yugoslavia e Irak en 1992. Según el informe que ha publicado el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) con datos recopilados hasta el 14 de marzo de 2015, 866.000 personas completaron su petición de refugio en alguno de los 28 Estados que componen la Unión. La guerra en Siria, el conflicto armado en Libia, los desplazamientos masivos de ciudadanos en Eritrea y Sudán y el enfrentamiento armado en Ucrania están provocando el mayor éxodo de refugiados hacia Europa de la última década. Solo en 2014, 218.000 personas trataron de llegar a Europa a través del Mediterráneo, casi el triple de los que lo hicieron en 2011 tras las protestas en Siria contra Al Assad y el derrocamiento de Gadafi en Libia y de Ben Ali en Túnez. Según Acnur, más de 3.500 personas murieron ahogadas en el mar.

Italia es el tercer país que mayor número de peticiones tramitó el pasado año, 63.000, 100.000 menos que Alemania y 10.000 que Suecia, los 2 Estados que más demandas gestionaron de la UE.

Su situación geográfica frente a la costa libia coloca al país transalpino a la cabeza del ranking de receptores de migrantes sin documentos. Durante los últimos 12 meses, rescataron a 170.000 personas a bordo de barcos que navegaban a la deriva. Esta situación obligó al gobierno de Matteo Renzi a habilitar campos improvisados de hospedaje transitorio, la mayoría de ellos en Sicilia y Cerdeña, que ahora albergan a 70.000 personas. El resto de los solicitantes de asilo que llegó a las costas italianas en 2014 fue enviado a otros países europeos. Ante la situación, Italia presiona para buscar una solución al descomunal flujo de inmigrantes que se embarcan desesperadamente desde Libia. Su estrategia pasa por detenerlos antes de que salgan.

La idea que plantea el Ejecutivo de Matteo Renzi, y que con pequeños giros semánticos también defiende la UE ante el Consejo de Seguridad de la ONU, es atacar las bases y embarcaciones de los traficantes en los puertos libios. Para ello el gobierno de Roma apunta al uso de drones espías para localizar los puntos exactos y preparar ataques militares para destruirlos.

La propia portavoz de la Comisión en materia de inmigración, Natasha Bertaud, confirmó la semana pasada que piensan en una “operación militar” contra las mafias que organizan los viajes porque, en opinión de los 28, “esa es la única medida inmediata”. Aunque Bertaud no entró en detalles, descartó una acción militar terrestre y se cuidó de citar la opción de los drones. Sin embargo, se ha conocido que, de aprobarse la medida esta misma semana, el uso de estas controvertidas armas de guerra a distancia parece inevitable.

En cualquier caso, el aval de la ONU no se consigue de la noche a la mañana. La UE está presionando con fiereza para lograr el mandato que requiere, pese a que cuenta con el rechazo expreso de las autoridades libias, o lo que queda de ellas. Así lo confirmó la alta representante de Política Exterior, la italiana Federica Mogherini. La presidencia de turno del Consejo de Seguridad está en manos de Jordania, sensible a la cuestión, y se espera al menos una declaración en tiempo breve. Para la resolución la espera será más larga.

Entre tanto, en el frente diplomático, y siempre con la meta de cerrar en origen las rutas de inmigración, la UE ha empezado a negociar con los países colindantes con Libia. Es lo que los expertos en derecho internacional denominan ‘externalización fronteriza’, es decir, cortar la vía de paso a los refugiados antes de que alcancen la costa. Esta primera ronda incluye a seis países africanos, Túnez, Argelia, Níger, Chad, Sudán y Egipto, algunos de los cuales en situación política de inestabilidad.

Lo que sí ha trascendido es el modelo de intervención militar diseñado por los italianos para amortiguar el problema. Será el de la operación ‘Atalanta’, el despliegue de naves militares que realizó en la costa de Somalia y en el océano Índico, en vigor desde 2008 para proteger a los pesqueros y mercantes europeos. España, un país que apoya sin ambages esta iniciativa de Renzi, también la puso en marcha para repeler ataques y secuestros a atuneros bajo su pabellón. En un primer momento, la operación consistía en extremar la vigilancia en alta mar y agilizar arrestos de posibles atacantes, pero terminó convertido en acciones directas contra las bases logísticas que los piratas tenían en la costa somalí.

La situación libia es muy diferente, porque Europa tiene indicios de que los traficantes libios empiezan a tener problemas para encontrar barcos con capacidad para trasladar a 900 personas, como el que se hundió hace un mes. En opinión de Frontex, la agencia europea de vigilancia de fronteras, zarpan decenas de ellos cada día, desde hace varios años y la flota, cada vez más vieja y ruinosa, comienza a escasear.

Italia pide destruir los barcos que queden con drones y aviación militar, misiones de Policía en los lugares de donde parten, una acción de Policía coordinada entre países de la UE, centros de acogida en los países de origen de los inmigrantes para crear corredores humanitarios y trabajar por estabilizar Libia. En este último aspecto, el decisivo, está volcado el delegado especial de la ONU, el español Bernardino León, que negocia con las partes de la guerra civil en este país y en este momento es moderadamente optimista de lograr resultados a corto plazo. Pero habrá que esperar hasta el viernes, porque el plan italiano puede acabar en el cesto de la basura. (I)

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