Ámsterdam.- Guillermo-Alejandro y su esposa de origen argentino Máxima se convirtieron ayer en reyes de Holanda tras la abdicación de la reina Beatriz, en el primer relevo monárquico del siglo XXI en Europa.

Después del traspaso formal del trono se realizó la ceremonia de la investidura. Poco antes de las 14:00 hora holandesa llegaron a la Iglesia Nueva de Ámsterdam la ahora princesa Beatriz y las tres hijas de los reyes, Amalia -que se convirtió en heredera al trono-, Alexia y Ariane, todas vestidas de azul -el color de la casa Nassau- y sentadas en la primera fila.

Minutos después aparecieron por la alfombra Máxima -también de azul y con una corona- y el rey, vestido de frac, con corbata blanca y cubierto de un manto de armiño y terciopelo rojo, bordado en oro. El manto es el mismo que llevó la reina Beatriz durante su investidura en 1980, copia del original de 1815 que se usó durante la entronización de Guillermo I.

A las 14:10, Guillermo se sentó en el centro de la iglesia junto a su esposa y dio su discurso de toma de posesión, entre miradas cómplices con su madre y sus hijas que lo seguían orgullosas. “Juro ante los pueblos del Reino observar y respetar siempre el Estatuto del Reino y la Constitución”, proclamó el nuevo monarca, de 46 años, en la medieval Nieuwe Kerk (Iglesia Nueva) de Ámsterdam. “¡Que Dios me ayude!”, rogó Guillermo-Alejandro investido rey por parte de los Estados Generales (Senado y Cámara Baja) y de los territorios caribeños y antiguas colonias de los Países Bajos (Aruba, Curazao y Sint Maarten).

Durante su discurso, el monarca aseguró que protegerá “la libertad y los derechos de todos los holandeses y todos los residentes en los Países Bajos”, y que empleará todos los medios posibles para fomentar la prosperidad, tras dos años de recesión en Holanda en el marco de la crisis económica europea. “Con el apoyo de mi esposa Máxima, que es consciente de su responsabilidad, les aseguro que pondré todo mi esfuerzo y dedicación para cumplir la tarea”, prometió Guillermo, en la misma iglesia donde la pareja se casó hace once años.

Antes del juramento, el nuevo rey rindió homenaje a su madre, quien estuvo en el trono durante 33 años. “Has sido reina, pero también esposa y madre. Junto con nuestro padre has sabido encontrar el término medio sin perder tu generosidad y calidez. Gracias, por los años que nos has dado como reina”, dijo, y toda la iglesia aplaudió en señal de adiós a la reina saliente.

A la ceremonia asistieron representantes de las casas reales, entre ellos el príncipe heredero de la Corona española, Felipe de Borbón, y su esposa, Letizia; y el príncipe Carlos de Inglaterra, heredero del trono británico, y su esposa Camila; y el príncipe Alberto II de Mónaco.

En tanto, el  furor argentino se hizo presente en la Plaza Dam, epicentro de las celebraciones por la asunción de los reyes de Holanda, donde se congregaron cerca de 25.000 personas para seguir la ceremonia que se transmitió por una pantalla gigante.

Banderas celestes y blancas, camisetas de la selección y pancartas identificaban a los compatriotas de la flamante reina consorte Máxima, cuyo padre -un ex funcionario de la última dictadura cívico-militar- y el resto de su familia no asistieron a la pomposa ceremonia. Muchos de los argentinos llegaron especialmente para el evento y otros ya eran residentes en Holanda, que también vestían de naranja.

“¡Argentina! ¡Argentina! ¡Máxima! ¡Máxima!”, gritaban los argentinos, expresando a viva voz su orgullo por la nueva reina.