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Felipe asume el trono en Bélgica, un país dividido
Felipe se convirtió ayer en el nuevo rey de los belgas, heredando el trono de un país históricamente dividido y que se interroga cada vez más sobre el papel de la monarquía.
“Soy consciente de las responsabilidades que pesan sobre mí”, dijo el flamante monarca, de 53 años, ante las dos cámaras del Congreso, tras el acto de abdicación de su padre, Alberto II, en el día de la fiesta nacional.
“Inicio mi reinado con la voluntad de ponerme al servicio de todos los belgas”, aseguró el nuevo rey en las tres lenguas oficiales del país (francés, flamenco y alemán). La monarquía simboliza la unidad de este país, dividido entre los francófonos, en el sur y los flamencos del norte.
“La crisis toca a muchos ciudadanos (...) estoy seguro de que podremos vencer estas dificultades, el proyecto europeo nos debe dar la confianza”, señaló el séptimo soberano desde la fundación del país en 1830, en un discurso en el que se mostró dispuesto al diálogo.
Por esto mismo el gobierno belga, en común acuerdo con la casa real, quiso celebrar el acto con una ceremonia íntima y austera, sin ninguna pompa ni presencia de miembros de la realeza extranjera.
Durante su discurso, Felipe también agradeció efusivamente a su esposa Matilde, de 40 años, quien se convirtió en la reina de los belgas.
Alberto II, de 79 años, anunció el 3 de julio su decisión de abdicar por motivos de salud, tras 20 años de reinado. “Constato que mi edad y mi salud ya no me permiten ejercer mi función como desearía”, dijo en un breve discurso televisado. “Ha llegado el momento de pasar el relevo a la siguiente generación”, señaló.
En su decisión han pesado los últimos escándalos que han afectado a la monarquía belga. El más reciente, la demanda judicial de Delphine Boël, su presunta hija ilegítima de 45 años, para que reconozca su paternidad. El caso podría acelerarse porque Alberto II perderá su inmunidad tras dejar el trono. También ha intervenido la polémica por el intento de la reina Fabiola de crear una fundación, que fue interpretado como una forma de eludir el pago de impuestos.
Esta es la segunda abdicación en pocos meses de la monarquía europea. La primera fue la de Beatriz de Holanda, quien traspasó la corona a su hijo Guillermo Alejandro. Ahora muchos se preguntan si Isabel II de Inglaterra y Juan Carlos I de España les seguirán los pasos, pero por ahora ninguno de ellos ha dado señales de que piensa renunciar al trono.