Este árbol de se encuentra localizado al lado del templo Tin Hou. Durante el Nuevo Año Chino, cuyas celebraciones se iniciaron en febrero, la gente escribió sus deseos en un papel y los colgó en el arbusto.

En realidad, hay 2 árboles: el gran Árbol del Espíritu, en el que se colocan los deseos relacionados con la vida profesional, académica y de salud y otro más pequeño, utilizado para aquellos deseos relacionados con el matrimonio y la vida afectiva.

Según la página Discover Hong Kong, en el pasado, cuando se celebraba un festival, los aldeanos lanzaban dinero a estos 2 árboles y pedían un deseo. Cuanto más alta era la rama en la que aterrizaba la ofrenda, mayor era la probabilidad de que se cumpliera el deseo. Hoy, en pleno siglo XXI, la gente de todos los rincones de Hong Kong — incluidos algunos turistas— continúan viniendo en masa para pedir sus deseos durante las celebraciones.

Desde hace algunos años, las autoridades han aplicado medidas para evitar que la cantidad de papeles puedan derrumbar los árboles. La idea es cada deseo se pida de una forma más ordenada, atando los deseos a planchas de madera o imitaciones de árboles.

Durante el Año Nuevo Chino, muchos habitantes de Hong Kong hacen una peregrinación a este lugar para hacer sus deseos. El año nuevo Chino es una de las pocas actividades que logran detener el frenético ritmo de vida que llevan sus habitantes.

Hoy en día, esta ciudad es reconocida como una de las capitales cosmopolitas de Asia. Pero más allá de ser la metáfora de un paraíso de contrastes, es su espiritualidad la que la ha llevado a ser uno de los puntos estratégicos para el crecimiento de la República Popular, que según las últimas cifras.

Esta tradición se ha constituido en un atractivo turístico, pues viajeros, de distintos lugares del mundo, llegan en esta época del año para depositar su deseo.

Sin duda, Hong Kong es una ciudad que está en la ruta de los turistas que llegan al continente asiático.