La reina de este evento que cada 4 años modifica su nombre y en este caso se llama brazuca es la más agradecida de este inicio alucinante del Mundial de Fútbol que a base de goles e inolvidables duelos mantiene atento al mundo entero por estos días.

Brasil 2014 nos brinda la confirmación del gran trabajo que siempre presenta Holanda, exponiendo un juego mixto de talento, disciplina táctica y poder físico, haciendo temible su arranque en esta nueva cita. También como es habitual aparecen las decepciones y las sorpresas, pero para no entrar en detalles remarco el nivel parejo que se ve en cada partido, disputado de una manera muy limpia, respetando en casi todos los casos la esencia de este deporte que es ir siempre en busca del arco rival. Después de unas décadas donde la Copa del Mundo no era tan entretenida y los planteos tácticos se basaban más en salir a no perder, reafirmo que la combinación del extraordinario estado físico con la técnica individual depurada que tienen los exponentes actuales, genera partidos de alta intensidad con asombrosa precisión. Esto tiene un porqué, y la respuesta recae en la incorporación del balón al trabajo diario, inclusive en la planificación física, siendo parte constante de la preparación del futbolista. Salvo la excepción de Argentina, que hasta este momento solo se apoya en sus individualidades como mejor recurso y no transmite un buen nivel colectivo, la mayoría de las selecciones trabaja en equipo para que sus armas letales se sientan respaldadas por el funcionamiento. Está muy claro que el convencimiento de cada jugador y la vergüenza deportiva de siempre ir por más, se está evidenciando en equipos llamados chicos, que hoy tienen el descaro futbolístico de ir por la hazaña frente a potencias mundiales. El buen gusto y la idea tácita de hacer buenos espectáculos es el común denominador en cada enfrentamiento, y eso tenemos que remarcarlo con letras mayúsculas porque quiere decir que este deporte volvió a las raíces e indirectamente está pensando nuevamente en una de las partes principales, el espectador. Estamos frente a un Mundial que será recordado por la compostura de sus participantes que asimilaron y comprendieron que el rey de los deportes no debe dramatizarse sino llenarnos de orgullo por el batallar de cada gladiador defendiendo sus ideales, camiseta y capacidades futbolísticas. Aún falta mucho para conocer al nuevo monarca, pero de lo que estoy muy seguro es que el gran vencedor de esta contienda será el público mundial que luego de la gran final que se jugará en Río de Janeiro volverá a creer en esta inexplicable pasión que se llama fútbol.