Publicidad

Ecuador, 16 de Junio de 2025
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
+593 98 777 7778
El Telégrafo
Ecuado TV
Pública FM
Ecuado TV
Pública FM

Publicidad

Comparte

El amor y el odio se juntan alrededor de ‘su majestad el fútbol’

Un guardia de seguridad sintoniza los partidos de la Copa del Mundo en un celular o utiliza la radio para estar informado sobre los resultados. Foto: Álvaro Pérez / El Telégrafo
Un guardia de seguridad sintoniza los partidos de la Copa del Mundo en un celular o utiliza la radio para estar informado sobre los resultados. Foto: Álvaro Pérez / El Telégrafo
-

La mayoría de personas en Ecuador ama el fútbol y se desvive por enterarse de lo que ocurre en el Mundial Brasil 2014, no faltan quienes lo tratan con indiferencia. Diario EL TELÉGRAFO reunió criterios de ciudadanos que, sin dejar sus quehaceres, se dan modos para seguir los partidos. Igual registró las opiniones de aquellos a los que el balompié ‘ni les va ni les viene’ y continúan sus actividades en medio del ímpetu de los demás.

Perderse el mundial, imposible

- ¿Súper o extra?
- Póngale 10 dólares de extra...  ¿Me puso atención? Le dije 10 de gasolina extra...
- Sí, sí, jefecita, enseguida...

Son las 15:36, Holanda acaba de marcar su quinto gol ante España. Por breves instantes el despachador se detiene para oír quién anotó el tanto. A bordo de un Vitara gris, la conductora sonríe con cara de ‘el fútbol los tiene embrujados’.

Sin descuidar sus labores, Rubén R. (46 años) oye por radio los partidos del mundial. Sus aliados para el efecto son un teléfono Samsung Mini S3 y unos audífonos. Argumenta que atender un promedio de 500 coches al día es cansado y su mejor forma de desestresarse es escuchando las transmisiones. 

Otros que se informan del torneo mediante la radio son Marcelo Valle y sus 14 pasajeros. Al tenor de los resultados sacan cálculos y hablan de los favoritos. El recorrido por la ciudad se vuelve ameno, el tema de moda es el fútbol. Marcelo (61 años) moviliza a empleados de la Empresa Pública  Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento (EPMAPS). La ruta comienza a las 12:30 y termina a las 14:45, justo en medio de los partidos de las 11:00 y las 14:00.

Dedicado a limpiar zapatos entre las calles Juan León Mera y Santa María, Manuel Ayala (67 años) se une a los ‘futboladictos’.

En su caso, no desaprovecha para charlar del Mundial con los clientes. Él no lleva radio ni televisor; por eso, mientras está desocupado, se acerca al restaurante ‘Samdo’ y observa los compromisos en la TV del lugar.

La pasión por el balompié también llega a las casetas de guardianía. Víctor Maita (26 años), custodio de las oficinas de la empresa Caminosca, se emociona con los relatos de los locutores radiales. “Decían que el gol de cabeza de Van Persie fue un golazo”, refiere.

Dedicado a cuidar la entrada y salida de autos en una empresa pública, Bryan T. anda de aquí para allá con un teléfono inteligente. En las horas de menor flujo ingresa a la caseta y cambia la función del celular de radio a televisión. “No quiero perderme el torneo bajo ninguna circunstancia”, acota.

Indiferencia por el fútbol

“¡Dios no ve con buenos ojos los fanatismos terrenales!”, menciona María Rosa Chango (68 años) en referencia a los hinchas del fútbol que lloran o gozan cuando un equipo gana o pierde. Para ella, el único por quien vale la pena derramar lágrimas o dar la vida es ‘Dios, nuestro Señor’. María no odia el balompié, pero deplora que unas personas idolatren a otras y las vean como héroes.

Salvo la disminución de las ventas en su kiosco de caramelos a las horas en las que juega la ‘Tri’, todo es normal y corriente. Miembro de la Iglesia Pentecostal del Nombre de Jesús, considera que la euforia generada por los jugadores es demasiado mundana. 

A la indiferencia por el fútbol se unen Mélida de La Cruz (14 años) y Carmen Yépez (29 años), quienes ‘no le paran bola a la Copa del Mundo’. A Mélida el juego le parece aburrido, prefiere el baloncesto. Por eso, mientras sus padres y hermanos se reúnen a ver los encuentros, ella sale a ofrecer maduro asado.

Carmen, vendedora ambulante de confites, es más radical. Detesta el balompié desde que su sobrina (Verónica Cuji) le lesionó el tobillo derecho durante un encuentro familiar y porque su hermano mayor suele embriagarse cada vez que juega la Selección.

Noticias relacionadas

Publicidad Externa

Ecuador TV

En vivo

El Telégrafo

Pública FM

Social media