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Alemania lleva la cerveza y su selección impregnadas en su ADN

Un grupo de personas se reúne en el estadio Alte Foersterei, del Union Berlin de la segunda división de la Bundesliga, a ver el partido inaugural del Mundial Brasil 2014 entre Brasil y Croacia, en Berlín. Foto: EFE.
Un grupo de personas se reúne en el estadio Alte Foersterei, del Union Berlin de la segunda división de la Bundesliga, a ver el partido inaugural del Mundial Brasil 2014 entre Brasil y Croacia, en Berlín. Foto: EFE.
16 de junio de 2014 - 00:00 - Sandra López

No se pueden predecir los resultados en el fútbol, a lo mucho apuntamos, medio acertamos o quedamos desconcertados. Lo que sí podemos asegurar -y esto ya es bastante- es que uno de los ganadores de este Mundial de Fútbol Brasil 2014 es sin temor a equivocarnos: la industria cervecera.

Si en 2013 cuando todavía no rodaba la pelota, Alemania vendió 9.460 millones de litros de cerveza, de los que 7.970 millones bebieron los mismos alemanes, podríamos decir claramente que en meses de sol (junio-julio) más la locura del Mundial, habrá pretextos de sobra para comprar unas ‘heladitas’ extras y tomárselas entre amigos. Imagínense la venta loca si ganan su cuarta Copa.

Para los ‘teutones’ la cerveza es tan importante como el balón, no es que sea como ‘una religión’, no, esto es más fuerte, está en el ADN de cada uno de los que se sientan frente a un televisor y sigue paso a paso a la ‘National Mannschaft’.

Los alemanes viven la fiesta del fútbol de manera parecida que en Sudamérica, el Mundial está por todos lados, en las ventanas se exhiben banderas, los inmigrantes tienen la de su país junto a la alemana en señal de que apoya a ambos equipos. Todo mágicamente está transformado en negro, rojo y oro, los colores de la bandera.

No se escapan ni los quesos del supermercado, que exhiben junto a su nombre la palabra fútbol o al menos una pelotita que indica que están con la euforia. No hay industria que no quiera beneficiarse de esta locura que envuelve a todos y que en época de mundiales hace que se compre más por emoción que por conciencia.

Los bares exteriores conocidos como los ‘biergarten’ (jardines de cervezas), que exhiben sus mesas y sillas en verano fuera del local comercial para disfrutar del tan extrañado sol, son los que mayores ingresos tendrán en este mes.

Si habitualmente en verano son muy visitados, en época de fútbol mundial se espera lleno y una variedad de más de 5.000 marcas de cervezas que existen en Alemania, desde el norte por Hamburgo hasta el sur por Múnich.

Los hombres repletan los bares pero no solo entre amigos sino que también las mujeres tienen espacio en esta fiesta, ya sea como compañía o solamente entre chicas.

Las prendas de vestir y accesorios con los colores del país se ven por todas partes. Es una tradición que está muy lejana de cumplirse en Latinoamérica:es común ver a un hombre germano luciendo un collar de flores de tela con los colores de la selección nacional.

Las congregaciones de hinchas se extienden hasta las Fan Fest. A los pies de la Brandenburger Tor de Berlín se esperan hoy, desde antes del partido ante Portugal, a 350 mil hinchas y en la zona rosa del puerto de Hamburgo, en el Reeperbann, llegarán seguro unos 50.000 aficionados, que prefieren ser parte de una gran fiesta hasta el amanecer.

Las pantallas están colocadas en todas las ciudades grandes y pequeñas del país. Las conocidas pantallas gigantes de la Fan Fest se vieron por primera vez en el Mundial Alemania 2006 y desde esa época han sido infaltables de cara a los grandes eventos futbolísticos.

Para los que prefieren algo más recatado y con aire marino, los grandes almacenes en sus áreas de parqueo instalan los Beach Club, cierran una determinada área, le colocan arena, sillones cómodos, palmeras y pantalla grande.

Este año, como dato anecdótico, la ley alemana que controla que el ruido nocturno se genere solo hasta las 22:00 -incluye los fines de semana- las autoridades la suspendieron por la fiebre del Mundial y las 7 horas de diferencia horaria entre Brasil y Alemania.

Es decir que los alemanes pueden alentar, gritar y bailar al ruido que les apetezca hasta que salga el sol y hasta que termine el Mundial. Luego volverá la calma y la ley que indica que no se puede hacer ruido de 22:00-06:00. El Mundial justifica estas concesiones.

En la edición de 2006 comenzó a darse algo que era difícil de ver en tierras alemanas. Las banderas del país comenzaron a aparecer en los autos y casas de un día a otro, acción justificada por ser la nación anfitriona del Mundial.

Esto que parecería normal en países como Ecuador acá no lo era antes de aquel Mundial, pues se consideraba a quienes lo hacían como “nacionalistas”, es decir relacionados con los nazis.

Pero fueron los chicos de Jürgen Klinsmann, entrenador de ese entonces, quienes poco a poco enseñaron a todos que ser alemanes era un orgullo sano que tenía que demostrarse al mundo y desde entonces hasta este Mundial no hay un solo hincha alemán que no grite a viva voz Deutschland, ni hay producto alguno en las vitrinas de los locales comerciales que no tenga los colores de la bandera sumados a la palabra mágica del momento: fútbol.

Los alemanes creen que su selección es una de las favoritas para ganar el Mundial, han estado cerca de festejar un nuevo título mundial desde Corea-Japón 2002, pero a la selección le ha faltado algo para volver a encender una fiesta nacional. Los hinchas creen que esta ocasión el equipo que administra Joachim Low puede dar el golpe. Por lo pronto, se conforman con disfrutar de un Mundial que empieza hoy para ellos con el esperado debut contra la siempre difícil Portugal. Cuando suene el pitazo inicial en toda Alemania se escuchará un sonoro chocar de jarros cerveceros precediendo al ¡Post! (Salud!).

El consumo de esta bebida baja cada vez más

El consumo de cerveza en Alemania cae hace 7 años pese a que es la bebida nación por excelencia, según la Oficina de Estadísticas. En 2013, el consumo se redujo un 2% a 94,6 millones de hectolitros, uno de los niveles más bajos desde la reunificación de las 2 Alemanias en 1990, según Destatis.

Los europeos parecen abandonar también la cerveza alemana, ya que las exportaciones a la Unión Europea han bajado 8,6%. Las exportaciones de cerveza alemana cayeron 3,8% en 2013, pese a que la Federación de Cerveceros alemanes se felicita por los buenos resultados obtenidos en Estados Unidos y en China. Y lo que es peor, la tendencia es a la baja a medio y largo plazo debido a los cambios en el consumo y al envejecimiento de la población. Durante el Mundial, la producción podría mejorar.

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