Ni Alemania ni Brasil habían jugado todo el Mundial como ayer. Ambos llegaban con las cifras similares, con igualdad de oportunidades y con la plantilla adecuada para una confrontación de este nivel.

Pero la realidad fue otra. Los primeros tuvieron una ventaja enorme que su rival no la asimiló: concentración y disciplina.

Los segundos sintieron el enorme impacto de 5 goles en 29 minutos. Y eso, como quiera que se vea, constituye la mayor derrota y la peor humillación.

El partido levantó las mayores expectativas para todos los brasileños. Era el último escollo para llegar a la final tan añorada, porque se realizaba en su propio territorio, con la mayor inversión y con el apoyo total de las mejores hinchadas del mundo. Para los alemanes había menos presión y por eso afrontaron los primeros minutos con mayor confianza. La presión de un estadio amarillo por completo no los desestimuló. Al contrario, el técnico Joachim Löw entendió el partido, ni siquiera en lo futbolístico, solo en lo sicológico. Y si alguien puede hacer el análisis desde esa perspectiva, podrá explicarlo mejor. En la cancha Alemania hizo lo que se había previsto: demoler al rival a base de precisión, concentración, eficacia y absoluta confianza en la acción colectiva. Ninguno de los goles fue una creación individual. Al contrario, las ‘tejidas’ revelaron a una defensa brasileña incapacitada para enfrentarlas y bloquearlas. Y si a eso se añade el palazo en el cerebro que implica una goleada, la desconcentración ya se trasladó a la imposibilidad de imaginar un empate y menos una victoria. Los milagros no ocurren en el fútbol, como dicen los entendidos. La victoria alemana ni es un milagro ni es un regalo de Brasil: es la consecuencia también de un largo proceso, que ya lleva 12 años. Y ello revela también que el campeonato nacional alemán es el mejor del mundo en este momento, sin todas las estrellas de la farándula futbolera, aunque no haya ganado las copas que se llevaron los españoles en su momento.

Para Brasil es una doble derrota. Al perder la semifinal deja para 4 años más su intención de sumar otra estrella. Pero en su territorio hay una disputa política abierta por el rendimiento económico para un país que se atrevió a hacer la más millonaria inversión con la intención, entre otras cosas, de ganar la Copa Mundial Brasil 2014.

Alemania tiene un equipo sólido para el domingo próximo. Su rival sabe ahora con quién se enfrentará. Y los alemanes tienen la ventaja de observar el partido de hoy y un día más de descanso.

Para América Latina es un golpe humillante. Y Europa sostiene el talento de afrontar retos con la mejor preparación y eso la diferencia del resto del mundo, como ocurrió ayer.