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Kepler-78b, el planeta más parecido a la Tierra
Paulatinamente, con el advenimiento de los satélites con sensores avanzados, la fotografía digital, el supertelescopio Hubble y otros nuevos métodos y herramientas, la búsqueda de planetas fuera del sistema solar ha avanzado por saltos. El primero se descubrió en 1995, y en este momento ya están catalogados más de un millar y otro tanto esperan su confirmación.
Las estimaciones más conservadoras hablan de que solo en nuestra galaxia podría haber varios miles de millones de planetas orbitando estrellas, y algunos formando sistemas constituidos por más de un planeta. También hay los que orbitan más de un sol. Pero hasta ahora casi todos los llamados exoplanetas (planetas fuera del sistema solar) que han sido descubiertos son enormes bolas gaseosas al estilo de Júpiter o Saturno, donde parece más difícil que haya vida. Aunque eso no significa que así sea la mayoría de los exoplanetas que existe, sino que con la tecnología disponible aún es difícil encontrar planetas tan pequeños como el nuestro.
Los métodos
Son varios los métodos que utilizan los astrónomos, pero los 3 principales son estos. El de oscilación, consiste en observar una estrella y detectar algún leve movimiento causado por la fuerza de gravedad de algún planeta que la orbite. Cuanto más grande sea, más se mueve la estrella. El de variación de la luz trata de detectar cualquier cambio en el brillo de una estrella usando un instrumentos llamado fotómetro. Cuando un planeta pasa por delante de su estrella, la opaca. Con este método el satélite Kepler descubrió centenares observando una pequeñísima fracción del cosmos.
Y finalmente se los busca mediante la observación directa por medio de un telescopio que toma imágenes infrarrojas. Este es el más dificultoso porque los planetas no emiten luz propia y el resplandor de las estrellas los oculta.
Tierra 2.0
De todos los que se han encontrado hasta ahora, el más parecido a la Tierra en cuanto a tamaño se llama Kepler-78b y está a 400 años luz de distancia. La noticia de que además era rocoso despertó muchas esperanzas, que se desvanecieron cuando se determinó que está tan cerca de su estrella que, a diferencia de los 365 días que dura el año, este lo hace en apenas 8 horas. Eso lo hace terriblemente caliente e inhabitable.
De todas maneras, un reciente estudio estima que una de cada 5 estrellas alberga un planeta con condiciones parecidas al nuestro, en la llamada zona “ricitos de oro”: ni demasiado cerca para volatilizar el agua, ni demasiado lejos para congelarla.
Y eso sin ampliar esta zona habitable en vista de la capacidad que tienen algunos microorganismos del planeta para sobrevivir en condiciones duras.
Al igual que la existencia de agua, tal vez la vida en el universo sea más común de lo que hasta ahora pensábamos. Algunos prestigiosos astrónomos piensan que tal vez en un par de décadas esto pueda ser confirmado, y lo más probable es que eso suceda con la detección de bacterias en Marte o en alguna luna del sistema solar. Es cuestión de afinar cada vez más la búsqueda y ya hay miles de científicos haciéndolo.