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Volverían más bestias prehistóricas

Volverían más bestias prehistóricas
27 de abril de 2014 - 00:00 - María Eulalia Silva

Pocos meses atrás científicos de la Universidad de Kyoto anunciaron que completaron la secuencia del genoma de un mamut que murió congelado hace 10 mil años en Siberia. Este es el primer paso para que la ciencia ensaye la reconstrucción genética de otros animales extintos y así regresarlos a la vida.

¿Y cómo se puede hacer esto? Como lo explican los genetistas, insertando pedazos de material genético en los embriones de especies muy similares. Luego, por cruces van recuperándose en varias generaciones. O,  si se tiene el genoma completo de una antigua especie, se vacía el óvulo de la nueva especie y se coloca el genoma de la antigua a ver si logra desarrollarse.

Para hacer este intento se necesita un ejemplar hembra del pariente vivo más cercano. En el caso del mamut, la ‘resurrección’ se lograría creando un embrión, insertando los genes recuperados en un óvulo de elefante, la especie viva más parecida. Los miembros del equipo ruso-japonés que trabajan en este proyecto están seguros de que en unos 5 años más podremos ver un mamut vivo.

Este hallazgo podría ser la base para ´resucitar´ otras especies que se extinguieron hace no tanto tiempo:

Dodo: Fue un ave no voladora de un metro de altura que habitó en las Islas Mauricio, en el Océano Índico.

Se extinguió a finales del siglo 17 por culpa de colonizadores ingleses que los cazaban y robaban sus nidos. Las palomas son las mejores candidatas para hacer de madres sustitutas.

Perezoso gigante: Este mamífero alcanzaba los 6 metros de altura, aunque se alimentaba de hierbas e insectos. Y aunque desapareció hace 8 mil años, científicos han recuperado ADN de pelaje fosilizado. La mayor dificultad está en que el perezoso moderno es muy pequeño, y en pocos meses la cría superaría en tamaño a la madre.

Moa:  Esta ave gigantesca medía 3 metros de alto y pesaba 250 kilos. Vivía en Nueva Zelanda y desapareció hace 5 siglos cazada por los indígenas maoríes. Hay material genético en huesos y huevos bien conservados, lo que permitiría descifrar su genoma e implantarlo en un huevo de avestruz, su pariente más cercano.

Rinoceronte lanudo: Con cuernos de hasta un metro, este especimen podría volver a la vida luego de 10 mil años, con la ayuda de sus parientes rinocerontes de África.

Pero si efectivamente se lograra resucitar a cualquiera de ellos, habría un problema: ya no existen los mismos hábitats en que vivieron o si los hay, ya no existe espacio disponible en los ecosistemas actuales. Quedarían solo como una curiosidad de zoológico.

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