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En cada especie el proceso es único

¿Por qué la gestación tarda nueve meses?

Foto: Tomado de diariogente.com
Foto: Tomado de diariogente.com
29 de junio de 2014 - 00:00 - María Eulalia Silva

La gestación de un elefante se demora un año y medio, la de una jirafa 15 meses, la de un gorila 8 meses y medio, y la de nuestro pariente más cercano, el chimpancé, 7. En los mamíferos, la duración de los embarazos está en relación a su tamaño corporal, y pese a que entre los primates no somos los más grandes, los humanos tenemos el embarazo más largo de todos. Y así y todos nacemos más inmaduros que cualquier otro.

Las crías de casi todas las especies se ponen de pie al poco tiempo de nacer, incluso son capaces de correr como cualquier adulto de su manada. Para un humano recién nacido ponerse de pie, o peor aún, correr, sería imposible. La maduración se completará fuera del útero y por eso a un humano le tomará un año aprender a caminar y 2 años lograr comunicarse.

Los humanos tardamos mucho en ser independientes, y la culpa la tiene el tamaño de nuestro cráneo y el cerebro complejo y voluminoso que aloja.

Entre todas las especies tenemos el cerebro más grande con relación al tamaño del cuerpo. Cuando recién nacemos nuestros cráneos son prácticamente el doble de los de cualquier otro simio, pero nuestros cerebros tienen apenas la tercera parte del volumen que tendrán cuando seamos adultos. Los chimpancés, en cambio, nacen con casi la mitad de su tamaño definitivo. Para que nuestras crías lleguen a tener ese mismo grado de desarrollo del cerebro dentro del útero, las mujeres deberíamos gestar durante 18 meses.

Si con 9 meses de embarazo el parto humano es complicado y doloroso, con gestaciones más largas se haría imposible.  Hace unos 6 millones de años nuestros antepasados comenzaron a caminar en 2 patas y eso implicó que la pelvis femenina se reduzca y el canal de parto se estreche. Al mismo tiempo, caminar erguido permitió una expansión del tamaño del cerebro y del cráneo. Por eso en los humanos el parto es todo un parto, mientras que para los chimpancés es más sencillo porque al caminar en 4 patas, sus huesos pélvicos están hacia fuera y el canal de salida es corto y recto.

A lo largo de millones de años la evolución logró una solución en los homo sapiens equilibrando más o menos el tiempo que puede permanecer el feto dentro de la madre con un cráneo voluminoso, sin ponerla en riesgo.

Una cabeza demasiado grande no pasaría por el canal de parto y por lo tanto las madres podrían morir y, por supuesto, las crías también. Y adelantar el parto tampoco ayudaría porque una cría demasiado pequeña e indefensa pocas veces lograría sobrevivir.

El sufrimiento de las madres humanas y la alta mortandad en los partos intentaron ser explicados con frases como la bíblica “parirás a tus hijos con dolor”; pero, en realidad, es el precio que hemos tenido que pagar por caminar en 2 patas, tener cerebros más grandes y desarrollar una inteligencia como ninguna otra especie en la historia del planeta.

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