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Louis Braille, ceguera y tenacidad
Poco más de dos siglos atrás el accidente de un niño cambiaría la vida de millones de personas. El chico se llamaba Louis Braille. Una mañana en el taller de su padre se clavó en el ojo un punzón que se usaba para trabajar el cuero. La herida infectó sus dos ojos y le causó la pérdida total de la visión. Tenía apenas tres años.
Pese a la desgracia, sus padres enviaron a Louis a una escuela regular, en la que pudo aprender lo básico. Y a los 10 años fue enviado a París a estudiar a uno de los primeros institutos de enseñanza para ciegos en el mundo. Por entonces ellos aprendían a leer tocando las letras del alfabeto resaltadas en alto relieve, un sistema muy lento y complicado.
Un día llegó a su instituto un militar que traía un novedoso invento: un sistema de lecto-escritura táctil para que en las trincheras los soldados pudieran intercambiar mensajes en la oscuridad, evitando así ser descubiertos por el enemigo.
Braille pensó que la idea era buena y con apenas 16 años se dedicó a perfeccionar y simplificar el sistema del militar. Trabajó tesoneramente durante meses hasta que finalmente lo consiguió. Consistía en un patrón de 6 puntos formados en rectángulo que son perceptibles al tacto; el número de puntos y su ubicación permite identificar cada letra. Así por ejemplo, un solo punto en la esquina superior izquierda es la A, tres puntos verticales a la izquierda simbolizan la letra L, uno arriba y dos abajo la U. Braille también encontró la manera de representar números y signos de puntuación y hasta se las ingenió para incluir las notas musicales.
Lo que pocos saben es que ellos también pueden escribir gracias a que Braille diseñó una regleta con las casillas básicas de seis orificios cada una. En medio se introduce una hoja de papel que van perforando con un punzón, dependiendo qué letras se quieran escribir. Braille murió de tuberculosis con apenas 43 años, seguramente pensando que su invento caería en desuso.
Hoy su sistema es universal y se aplica a todos los idiomas. Con el tiempo se sumaron inventos complementarios como la máquina de escribir y la imprenta en Braille, y ahora también la computadora y programas informáticos que traducen el Braille al idioma que se desee. Los restos del genial inventor descansan hoy en el Panteón de París, junto con los de otros héroes de Francia. (I)