Aunque la idea de tener un transporte limpio es muy buena, en la práctica hay varios obstáculos que sobrepasar: los precios de los carros impulsados por electricidad todavía son altos, el tiempo de recarga es elevado si lo comparamos con el tiempo que toma llenar el tanque, la autonomía sigue siendo mayor en los vehículos a gasolina y se requiere toda una infraestructura de puntos de abastecimiento en las ciudades donde vayan a circular. Sin embargo hay muchos mitos que podrían entorpecer su plena inserción en el mercado. Uno de los fantasmas que circundan a los potenciales conductores es que el auto andaría máximo unos 150 kilómetros por carga…

Pero, ¿es eso insuficiente? Pues depende del uso que se le vaya a dar al auto. 120 o 150 kilómetros son suficientes para moverse por la ciudad. Si es que se planea salir de la ciudad y hacer un viaje nacional, ahí sí podría resultar insuficiente y en el futuro cuando esta tecnología se masifique, tendría que haber una red de abastecimiento con la suficiente cobertura como para atender los viajes interprovinciales. Todo cambio genera inquietud. Pero el mundo tiene que liberarse de la dependencia tóxica que tiene de los hidrocarburos y debe hacerlo pronto. Los autos eléctricos serán una manera de hacerlo y eso implica que ‘cambiemos nuestro chip’. Uno de los miedos que también circulan es que los eléctricos son autos que no siempre están disponibles para el uso. Aquello de ir una vez a la semana hasta la estación de servicio tendrá que desaparecer. Y tendremos que ser lo suficientemente disciplinados como para tener la rutina de cargarlo todas las noches al llegar a casa.

Lo que realmente creen los expertos que está frenando la masificación es que el mercado es todavía inmaduro. Se requieren políticas públicas más sólidas, una actitud positiva del usuario y una red amplia que asegure la energía que necesitan para circular. (I)