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Humanos, los últimos sobrevivientes

Humanos, los últimos sobrevivientes
31 de agosto de 2014 - 00:00 - María Eulalia Silva

Sabemos que los neandertales se extinguieron hace 45 mil años y los ‘hobbits’ (Homo floresiensis) hace apenas 12 mil. De los denisovanos no hay noticias, pero es probable que hace unos 30 mil. Los Homo sapiens nos quedamos solos. La pregunta es ¿por qué?

Seguramente, como sucede con todas las especies animales, la competencia por los alimentos fue el factor decisivo. Antes se pensaba que la ventaja de los Homo sapiens estaba en el mayor tamaño de nuestro cerebro, pero eso ya ha sido descartado: los neandertales lo tenían más grande. Lo que realmente importa no es el tamaño del cerebro sino de ciertas áreas del cerebro.

Por ejemplo, las partes del cerebro del Homo erectus dedicadas a controlar el lenguaje y el habla no ocupaban un gran espacio. Un elemento crucial de la adaptación del Homo sapiens fue combinar la compleja habilidad de planificar, desarrollada en la sección frontal del cerebro, con el lenguaje y la destreza de transmitir ideas de unos a otros.

Esto, por ejemplo, permitió el desarrollo de nuevas herramientas y armas que se difundieron rápidamente entre la población. Registros de fósiles indican que el Homo erectus elaboró la misma hacha básica durante un millón de años. Los Homo sapiens, en cambio, crearon armas cada vez más pequeñas y sofisticadas como la lanza, que trajo ventajas evidentes a la hora de cazar y pelear.

Diferencias genéticas

A pesar de compartir un ancestro común como el Homo heidelbergensis, el análisis genético comparativo ha detectado 87 genes de los humanos actuales significativamente diferentes de sus versiones en neandertales y denisovanos.

Entre Sapiens y denisovanos se han encontrado apenas 25 variaciones que alterarían la función de una proteína en concreto. Curiosamente, cinco de esas proteínas se sabe que afectan la función cerebral y el desarrollo neurológico. Entre ellas hay dos genes cuya mutación se ha asociado con el autismo y otra relacionada con el lenguaje y el habla. Lo que está por verse es qué efecto tienen exactamente esos genes para hacernos pensar, actuar o hablar distinto que los denisovanos, o cualquier otra criatura que haya pisado la Tierra. Cuando se acabe el estudio del ADN denisovano podremos saber con exactitud lo que es exclusivamente humano. Este estudio es un viaje al pasado para descubrir secretos de nuestra especie.

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